Convención de Bonn: animales sin fronteras
En Ecuador se realizó por estos días la XI cumbre de 120 países signatarios de la llamada Convención de Bonn, la plataforma global para la conservación de las especies migratorias y sus hábitats (CMS). La CMS reúne a los Estados por los que pasan los animales migratorios y los Estados de los que provienen, y establece las bases legales para las medidas de conservación a través de un área.
En Quito, el defensor del medio ambiente Philippe Cousteau destacó la reunión como “una excelente oportunidad para la protección de muchas especies y forjar alianzas entre los países y la sociedad civil, con el objetivo de buscar respuestas a problemas como el cambio climático y la contaminación de los mares, que están afectando a muchas de estas especies”.
Sobre la importancia de la Convención de Bonn, Franz August Emde, vocero de la Agencia Federal para la Protección de la Naturaleza, con sede en Bonn: “Es muy importante que todo trayecto de los animales que pasan o vuelan de un Estado a otro sea seguro. No tiene sentido que los animales sean protegidos en un país, mientras en el otro son cazados o sus hábitats destruidos. Así es imposible conservar una especie. Por esto - y otras cosas – la Convención de Bonn es muy importante porque busca garantizar la existencia de las especies migratorias”.
Emde sobre el ave migratoria más importante de Alemania: “El ave migratoria más conocida de Alemania es la garza blanca, del que hay dos tipos: la oriental y la occidental. La garza blanca del oriente alemán recorre más de 14.000 kilómetros para pasar el invierno en África del Sur. Para ello vuela sobre los Balcanes, Turquía, el Monte de Sinaí y Somalia hasta llegar a los humedales de Sudáfrica. La garza occidental solo vuela sobre Francia hacia el sur de España o Portugal, en donde esperan que el invierno pase en Alemania. Durante el largo viaje de las garzas alemanas, por ejemplo, estas hacen escalas para comer y descansar. La Convención de Bonn vela porque estas aves sean protegidas durante su migración de ida y regreso”.
Los conflictos también afectan a los animales
A la caza indiscriminada y la destrucción de los humedales se suma otro obstáculo para las aves europeas que toman la ruta del Cercano Oriente para llegar a sus sitios de invernación: los conflictos armados.
“Los conflictos armados son, en efecto, un problema que causa la muerte a algunos animales migratorios, pero los animales son muy inteligentes y cuando perciben el peligro prefieren seguir su curso y sobrevolar territorios en guerra a una altura segura hasta encontrar lugares más tranquilos. Una garza blanca puede volar cientos de kilómetros en un solo día”.
A pesar de la existencia de la Convención de Bonn Italia y Grecia son los países europeos en donde aún se cazan pájaros que van a parar a la cazuela. “Hay algunos países en donde los pájaros migratorios son cazados para la cocina tradicional. Pero el mayor problema es la destrucción de los hábitats de los animales que necesitan alimentarse, descansar, reproducirse o vivir por una estación, ya sea en el sur o en el norte. La Convención de Bonn aboga por la conservación de los hábitats de estos animales que no conocen fronteras”, agrega Emde.
Los murciélagos: feos pero útiles
La Convención de Bonn es vital para la conservación de la naturaleza. Franz August Emde sobre la efectividad de las medidas de la CMS en la conservación de los hábitats.
“Un ejemplo en Alemania son los murciélagos migrantes, como el de Bechstein, un animal que las autoridades ambientales alemanas sienten la responsabilidad de proteger. La Agencia Federal para la Protección de la Naturaleza desarrolla, por ejemplo, un proyecto de protección de murciélagos en minas abandonadas en Alemania. Nosotros conservamos las minas fuera de servicio como hábitats vitales para la hibernación de murciélagos que luego vuelan a otros países”.
¿Por qué proteger una especie y otra no?
Emden sobre el porqué los murciélagos nos sirven también a los humanos: “Los murciélagos tienen un papel importante en el sistema ecológico, toda vez que se alimentan de insectos que para el hombre pueden ser nocivos. Así se puede disfrutar una tarde en jardín sin tener que temer picaduras de mosquitos, por ejemplo. En efecto, muchas especies migratorias cumplen una importante función: los animales migratorios que se alimentan de polen, frutas o semillas contribuyen a la arborización de grandes espacios. La Convención de Bonn es un compromiso global a la conservación del espacio de estos animales que son parte de la biodiversidad”.
Aparte de las garzas y los murciélagos, en Alemania hay otras especies migratorias como las ballenas cerdo del Mar del Norte, los lobos y los ciervos rojos. En los últimos años, otra especie se ha sumado a la fauna alemana: ñandúes evadidos de una granja han logrado sobrevivir y formar una comunidad de más de 100 aves que conquistan cada vez más campos y bosques en el Este alemán y ya sobrepasan la frontera germano-polaca.
En América Latina la mira está puesta en las mariposas monarca, las ballenas que emigran del norte hacia el sur y los peces migrantes frente a las costas de Chile, Perú, Ecuador y Colombia en el Pacífico. Franz August Emde, vocero de la Agencia Federal para la Protección de la Naturaleza, sobre el problema de los mares: “La pesca intensiva está causando graves estragos en los mares del mundo. La Convención de Bonn aboga aquí por la introducción y el cumplimiento de cuotas de pesca, como también por la prohibición de redes que se convierten en una trampa para delfines, ballenas y otros animales marinos. Para lograrlo, la Convención de Bonn es un importante instrumento internacional”.