La luz del futuro

Las luces LED son la alternativa lumínica que más futuro parece tener porque no contienen mercurio, y con ellas se ahorra mucha energía. No todo son ventajas por el momento, pero las investigaciones son prometedoras.

Imagen: Deutscher Zukunftspreis/Ansgar Pudenz

Desde que las bombillas incandescentes fueron retiradas del mercado en 2012, las principales alternativas lumínicas que han surgido son las bombillas fluorescentes y las luces LED (diodo emisor de luz, por sus siglas en inglés). Y poco a poco, estas últimas van ganando terreno a causa de sus ventajas: bajo consumo de energía, mayor tiempo de vida, tamaño reducido, durabilidad, resistencia a las vibraciones, reducen la emisión de calor, reducen ruidos en las líneas eléctricas, no les afecta el encendido intermitente…

Además tienen un tiempo de encendido prácticamente instantáneo, a diferencia de las lámparas fluorescentes, que requieren de un período de calentamiento antes de encenderse. Y lo más importante de todo: no contienen mercurio, material altamente contaminante y tóxico.

Pero no todo son ventajas, claro, o de lo contrario ya sería la opción lumínica líder en el mercado: según un estudio de 2010 de la Agencia Nacional de Seguridad Sanitaria de Francia (ANSES, por sus siglas en francés), la frecuencia azul de las luces LED podría afectar a algunas enfermedades oculares, inhibir secreciones hormonales que podrían afectar los ritmos circadianos y promover fatigas. Además, son luces que solo iluminan en un color, lo que resulta insuficiente para una percepción perfecta para el ojo humano. Las personas, para ver bien, necesitamos una luz blanca, mezcla de muchos colores.

Deutscher Zukunftspreis LED Licht
Mezcla de colores: el secreto de la luz perfecta. Imagen: Deutscher Zukunftspreis/Ansgar Pudenz

Paleta de luces

¿Hay alguna manera de contrarrestar esto? Según los expertos de la Universidad Ludwig-Maximilians de Múnich, sí. No ha sido fácil, pero tras años de investigación, han logrado dar con un material luminiscente que, al recubrir una bombilla LED, crea una mezcla de colores blanquecina que se asimila mucho a la luz más perfecta que conocemos: la luz solar.

“El índice de reproducción cromática debe ser tan alto como sea posible para que la luz sea de mayor calidad”, explica Wolfgang Schnick, portavoz del grupo de investigadores de la Universidad de Múnich. “La luz del sol tiene un índice de casi 100, que es la medida a partir de la cual se miden las otras luces. Las lámparas LED actuales tienen un índice de 80. Pero gracias a nuestro nuevo material luminiscente, la luz llegaría a un nivel de 90”.

Un respiro energético

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Wolfgang Schnick y su equipo siguen avanzando en la búsqueda de la luz del futuro. Imagen: Deutscher Zukunftspreis/Ansgar Pudenz

Expertos afirman que este descubrimiento podría revolucionar el mercado de las luces LED. No solo podríamos comenzar a disfrutar de una luz muy cercana a la luz solar en nuestras propias casas, sino que el ahorro en energía sería impresionante, según Schnick: “Si solo en Alemania se cambiaran todas las bombillas de todas las lámparas por luces LED, se podría ahorrar en el país 96 teravatios-hora de energía al año. Estamos hablando de 96 con 12 ceros detrás, en vatios. Esta cantidad de energía equivale a la producción total de todas las centrales nucleares de Alemania en 2012 juntas”.

A causa de esto y del riesgo que supone el mercurio que contienen las bombillas fluorescentes, expertos como Johannes Thema, del Instituto sobre el Clima, Medio Ambiente y Energía de Wuppertal, afirman que las luces LED son la técnica de iluminación más prometedora actualmente. No obstante, todavía quedan retos por superar: por ejemplo, el hecho de que, a causa de la mayor eficiencia de dispersión de las altas frecuencias de la luz LED por la atmósfera terrestre, esta tecnología causa gran contaminación lumínica.

La investigación por la luz del futuro sigue en marcha.

Autora: Carla Bleiker / Lydia Aranda Barandiain
Editora: Emilia Rojas