Vacuna contra el Alzheimer
El primer estudio para desarrollar una vacuna contra el Alzheimer tuvo que ser interrumpido hace diez años porque algunos de los voluntarios presentaron síntomas de meningitis. Pero los científicos no cejan en su esfuerzo, y ahora se vuelve a investigar en una vacuna contra el olvido.
En cuanto al proceso de la enfermedad, por el momento se sabe que una molécula, llamada A-Beta, se apelmaza formando grumos de una sustancia semejante al almidón. Estos grumos proteínicos dañan las neuronas y provocan, finalmente, pérdida de la memoria.
Vacuna: ¿posible remedio para el Alzheimer?
Con una vacuna, los investigadores esperan lograr que el sistema inmunitario elimine esos grupos de moléculas. Durante el estudio se constató que los efectos secundarios eran demasiado peligrosos. Y la opinión pública lo dio por fracasado.
Pero un científico de la Universidad de Zúrich, Roger Nitsch, siguió examinando a los pacientes que habían recibido la vacuna durante muchos años. En algunos de ellos, la vacuna parecía no haber tenido ningún efecto. Su sistema inmunitario estaba demasiado desgastado por los años como para reaccionar. Por eso, Roger Nitsch enfocó sus estudios en aquellos pacientes cuyo sistema de defensa ya había reaccionado. “En primer lugar, vemos que los pacientes que formaron anticuerpos al recibir la vacuna se estabilizaron, es decir, que casi se pudo detener el progreso de la enfermedad”, dice Roger Nitsch.
Terapia inmunológica contra el Alzheimer
En algunos de los pacientes de Alzheimer ya fallecidos que habían respondido bien a la enfermedad, el investigador descubrió que el sedimento formado por la proteína molecular se había reducido. Las neuronas se habían recuperado y se habían formado nuevas conexiones. Según Roger Nitsch, estos datos explican por qué se había detenido la pérdida de la memoria.
“Se podría decir que los mecanismos biológicos de la terapia inmunitaria funcionan a nivel neuronal en el cerebro humano”, explica Nitsch.
Lo nuevo en el desarrollo de una vacuna contra el Alzheimer es que, en lugar de vacunar a los pacientes activamente para impulsar al sistema inmunológico a producir anticuerpos, la mayoría de los científicos apuestan en este momento al método pasivo.
Esto significa que los anticuerpos más efectivos se fabrican especialmente en el laboratorio, y luego se inyectan en los pacientes. Y Roger Nitsch ha descubierto otro camino: “Es muy simple. Invertimos la pregunta. Uno puede preguntarse por qué una persona enferma de Alzheimer. Pero también podría preguntarse por qué alguien no enferma, a pesar de pertenecer a un grupo de alto riesgo debido a una edad avanzada. Investigamos en pacientes de grupos de riesgo que, a pesar de su edad, no habían enfermado de Alzheimer”, dice el científico.
Anticuerpos de laboratorio
En la sangre de esas personas ancianas los investigadores buscaron anticuerpos contra las placas de Alzheimer, y en casi todos ellos las encontraron. Parecería que el sistema inmunológico de esos pacientes combate con éxito a la enfermedad. Luego, Roger Nitsch pudo aislar anticuerpos eficaces y los transplantó en ratones.
“La ventaja de estos anticuerpos humanos es, probablemente, la seguridad, en comparación con otro tipo de métodos. Pero serán los experimentos clínicos los que confirmen su eficacia”, señala el experto.
Si estas investigaciones tienen éxito, los enfermos de Alzheimer podrían beneficiarse, por así decirlo, de la protección contra este mal presente en el organismo de ancianos sanos. Si se los aplica a tiempo, los anticuerpos serían capaces de detener el proceso de la enfermedad en un estadio temprano. Pero aún no está del todo claro cuáles son los anticuerpos más efectivos contra la pérdida de la memoria. Sin embargo, se cuenta con una cantidad de estudios que indican que la terapia inmunológica pronto podrá estar al alcance de todos los que luchan contra el mal del olvido.
Autora: Volkart Wildermuth/ Cristina Papaleo
Editor: Pablo Kummetz