Öner: “Esta vez, Castro estaba realmente enfadado”
6 de agosto de 2007La prensa alemana especulaba con que se encontraban en Turquía, pero Guillermo Rigondeaux y Erislandy Lara no habían salido de Brasil. Arena Box Promotion, la empresa que dirige Ahmet Öner, esperaba convertir a los dos talentos cubanos en boxeadores profesionales. El precio por el cambio de bando: 500.000 euros. La duración del contrato: cinco años. Pero para ello, los jóvenes tenían que desertar de su patria y alcanzar suelo alemán, pero la policía brasileña fue más rápida.
Rigondeaux y Lara ya están en Cuba: deportados por encontrarse sin papeles en Brasil. Sus pasaportes los tenían los jefes de la delegación cubana que viajaron con los dos deportistas a los Juegos Panamericanos de Río de Janeiro.
DW-WORLD: En nuestra última conversación, especulaba usted con que las autoridades cubanas estaban siendo apoyadas por la policía brasileña y, realmente, los agentes brasileños han impedido la salida de los dos cubanos de América Latina. ¿Contaba usted con que algo así fuera a suceder?
Ahmet Öner: La postura de Fidel Castro estaba siendo tan dura, que me imaginé que no iba a consentir que Rigondeaux y Lara se marchasen de Cuba. Y puesto que los dos boxeadores no recibían los pasaportes y se estaban poniendo muy nerviosos, muy impacientes, empecé a sospechar que la cosa podía no salir bien.
DW-WORLD: Los pasaportes estaban en poder de la delegación cubana. ¿Cómo pensaban Rigondeaux y Lara abandonar Brasil sin documentación?
A. Ö.: Estábamos en contacto con la embajada alemana… estos casos están reglamentados… y si uno justifica que existe la necesidad, pueden pedirse pasaportes provisionales…
DW-WORLD: ¿Justificar con una motivación política?
A. Ö.: Sí. Y del mismo modo hubiéramos obtenido los permisos de residencia y de trabajo en Alemania.
DW-WORLD: ¿Tiene algún contacto con los boxeadores?
A. Ö.: No. Han sido deportados y ya se encuentran en Cuba.
DW-WORLD: ¿Les habían pagado ya los 500.000 euros prometidos?
A. Ö.: No del todo. Habíamos pagado los gastos del viaje y les habíamos dado a los chicos algo de dinero, pero los 500.000 euros los iban a recibir cuando llegaran a Alemania. De ningún modo les hubiéramos dado la cantidad completa por anticipado.
DW-WORLD: Apostaban desde el principio por lo seguro…
A. Ö.: Sí, porque yo contaba con que algo así podía suceder. Esta vez, Castro estaba realmente enfadado…
DW-WORLD: Usted ha hablado también de presiones por parte del Gobierno cubano a las familias de Rigondeaux y Lara, ¿a qué tipo de presiones se refiere?
A. Ö.: ¡A qué tipo va a ser! Por Dios… ¡estamos hablando de un país comunista! Pierden sus coches, les quitan las casas, se les mete miedo, reciben vistas inesperadas…
DW-WORLD: ¿Le han llegado noticias de que estén pasando ese tipo de cosas?
A. Ö.: Sí.
DW-WORLD: Para usted trabajan otros tres boxeadores cubanos que, según ha declarado, están siendo espiados en Alemania por los servicios secretos cubanos. ¿Teme que les pueda suceder algo o que decidan volver a Cuba?
A. Ö.: No. A sus familias las están dejando tranquilas y de todas formas, ya tienen lo que querían: Rigondeaux y Lara están en Cuba y creo que las cosas se tranquilizarán a partir de ahora.
DW-WORLD: ¿Piensa seguir intentando contratar a boxeadores cubanos?
A. Ö.: Si surge la oportunidad, estoy siempre dispuesto.