Último adiós a Arafat
12 de noviembre de 2004En medio de un mar de palestinos aterrizaron los helicópteros que trasladaron los restos de Yaser Arafat y a la delegación palestina después de una ceremonia de Estado en El Cairo, Egipto, que despidió de manera oficial al legendario líder. Tumultos de palestinos desesperados rodearon el helicóptero que transportaba el féretro e impidieron durante varios minutos que abriera sus puertas. Las fuerzas de seguridad de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), empujaban a la muchedumbre una y otra vez hacia atrás para colocar el ataúd sobre un vehículo.
Los disparos de fusiles al aire de hombres enmascarados y vestidos de negro, expresaban su dolor por la pérdida de Abu Ammar, el nombre de guerra de Arafat y como lo llaman de cariño los palestinos.
El líder que prometió volver
El último recorrido de Yaser Arafat hacia la tumba, cargado en hombros de oficiales de la ANP, estuvo acompañado de apasionadas muestras de afecto, escenas de desesperación y caos. Obligadas por el tumulto de palestinos que marcó el programa, las autoridades no tuvieron más remedio que improvisar y sepultar precipitadamente al líder, en medio de disparos al aire de milicias y agentes de seguridad que se mezclaban con los rezos y las sirenas de ambulancias que entraban y salían transportando a los heridos.
Arafat descansa en Ramalá
Mientras el cadáver era trasladado hacia la tumba, algunos policías saltaron encima del ataúd y agitando los brazos exhibieron el signo de la victoria. La gente coreaba: “Con nuestra sangre y nuestra alma te rescateremos Yaser Arafat”. La bandera roja, blanca, verde y negra que cubría el féretro fue arrebatada por la multitud.
Hubo que prescindir de los previstos honores militares que contemplaba el programa oficial. “No es lo que esperábamos”, dijo el ministro palestino responsable de negociaciones de la ANP, Saeb Erekat, que viajaba en la comitiva oficial. Arafat fue introducido en un sarcófago de cemento y mármol con la intención de trasladarlo algún día a Jerusalén, donde él quería ser enterrado. Tenía que ser sepultado antes de la caída del sol, de acuerdo con la tradición islámica. Simbólicamente fue cubierto con tierra proveniente de la mezquita de Al Aksa, en el Este de Jerusalén. Varios árboles serán colocados alrededor de la tumba. El Primer Ministro Ariel Sharon prohibió que su íntimo rival fuera enterrado en Jerusalén como había sido el último deseo de Arafat, pero el anhelo de los palestinos de que sea ésa la capital de su futuro Estado, provocó temores en Israel por las consecuencias políticas que pudiera tener en el futuro.
Ceremonia en El Cairo
Mandatarios y personalidades de todo el mundo dieron previamente el último adiós al líder palestino en una mezquita de la base militar en las afueras de El Cairo. La breve ceremonia de Estado fue oficiada por la máxima autoridad religiosa de Egipto, el jeque Mohamed Sayed Tantawi, quien dirige el célebre Instituto Islámico Al Azhar. “Arafat defendió la causa palestina con valentía y honestidad”, dijo Tantawi, antes de proclamar cuatro veces “Alá Akbar”, Dios es grande.
Envuelto en la bandera palestina, el féretro con los restos de Arafat fue llevado en hombros por ocho oficiales egipcios hasta colocarlo en una carroza abierta, tirada por seis corceles negros, que fue seguida por los asistentes hasta el aeropuerto cercano.
Jerarquía de los enviados
Alemania, Francia y Gran Bretaña enviaron como representantes a sus ministros del Exterior, Joschka Fischer, Michel Barnier y Jack Straw, respectivamente. El coordinador de la política Exterior de la Unión Europea, Javier Solana, asistió en representación de la UE, mientras que Estados Unidos estuvo representado por el subsecretario de Estado, William Burns. No hubo ningún representante del gobierno israelí. Las personalidades presentes dieron el pésame a la delegación palestina interada por Mahmud Abas, sucesor de Arafat en la presidencia de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Faruk Kadumi, jefe del Fatah, Rouhi Fatuh, nuevo presidente interino de la Autoridad Nacional Palestina y Yaser Abed Rabo, consejero del líder fallecido.
Conforme a los preceptos del Islam, ni la viuda de Arafat, Suha, ni su hija Tahwa de nueve años, estuvieron visibles en la ceremonia, pero la tristeza se leía en sus rostros cuando el féretro fue depositado en el avión militar egipcio que debía trasladarlo a Ramala, en Cisjordania, al concluir la ceremonia luctuosa.
Último adiós
La presencia de tantos príncipes y reyes, presidentes y ministros obligó a las autoridades egipcias a extremar las medidas de seguridad. Desde los funerales del asesinado presidente egipcio Anuar el Sadat en 1981 no había habido una ceremonia de tales dimensiones.
Al funeral asistieron el rey de Jordania, Abdulá, el presidente libanés Emile Lahud, el sudanés Omar al Bashir, el tunecino Zine El Abidine Ben Ali, también eLajudin Ahmed de Bangladesh, de Indonesia Susilo Bambang Yudhoyono. Pese a mantener relaciones distantes con Arafat, acudió el presidente sirio, Bashar al Asad. También acudió un representante del movimiento radical islámico Hamas, la organización que más se opuso a la política interna de Arafat.
La ceremonia en Egipto fortaleció la imagen del país como aliado de la causa palestina y con un papel protagónico en el Medio Oriente. Aunque el líder guerrillero afirmaba haber nacido en Jerusalén en 1929, probablemente fue en El Cairo, donde pasó la mayor parte de su juventud y donde fundó en 1964, la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), que encabezó durante 40 años hasta su muerte y con la que luchó por la creación de un Estado palestino.