20.000 personas en "celdas de muerte"
20 de abril de 2006Según informó la organización de Derechos Humanos en su informe anual, publicado hoy en Londres, el año pasado fueran ejecutadas 2.148 personas en 22 Estados. Lo cual significa un considerable descenso respecto al año 2004, en el cual el número de ejecutados alcanzaba los 3.797.
Tendencia contra la pena de muerte
Aunque en el mundo entero hay todavía 20.000 personas esperando su ejecución, el número de Estados que no aplica la pena de muerte sigue aumentando. Hasta 1977 la pena de muerte había sido abolida en 16 países. En las siguientes tres décadas se agregaron 70 países más. Los últimos en desistir de esta práctica fueron México y Liberia. "Hay una tendencia mundial contra la pena de muerte", destaca Piers Bannister, experto de Amnistía internacional, que participó en la elaboración del informe. Sin embargo, el año pasado fueron condenadas a muerte más de 5.000 personas en 53 países y se teme que las cifras reales sean aún mucho mayores. China, por ejemplo, no publica estadísticas completas y Vietnam considera sus cifras un "secreto de Estado".
China bate el trágico récord
Según AI el 80 por ciento de las ejecuciones del año pasado ocurrió en China. Allí la lista de crímenes castigados con la muerte asciende a 69 e incluye una serie de delitos no violentos como estafa, evasión de impuestos o malversación de fondos. Según cifras oficiales, en el 2005 fueron ejecutadas 1.770 personas en China. Pero Amnistía Internacional estima que el número de ejecutados por el Estado ronda los 6.000 y expertos chinos hablan incluso de 8.000 ejecuciones por año. En China hasta se distingue entre ejecuciones de "primera" y "segunda" clase: Los adinerados tienen la posibilidad de morir por inyección letal, los demás se tienen que conformar con un tiro en la nuca.
Castigo primitivo e inefectivo
No se ha podido demostrar nunca que para los delincuentes la pena de muerte tenga mayor efecto disuasorio que otros castigos. Por si fuera poco, la pena capital entraña además el riesgo de que se ejecute a inocentes. Esta práctica primitiva no deja de ser brutal y absurda en pleno siglo XXI, por más que se lleve a cabo por inyección letal, como es el caso en EE.UU., por ejemplo. El modo de ejecución en un ambiente aséptico sirve para establecer una falsa distancia entre verdugo y víctima. Así se distrae del hecho real y se reduce a un funcionario oprimiendo un botón. Pero en realidad se trata del asesinato legalizado, cometido en nombre del Estado.