A la espera de El Perfume
7 de septiembre de 2006Gran curiosidad reina en Alemania e inmensas expectativas rondan el estreno mundial de El Perfume, basada en la novela del alemán Patrik Süskind. Motivos para ello hay varios y de peso:
Porque su director es Tom Tykwer, queridísimo director alemán desde su premiada película Lola corre. Porque su productor es Bernd Eichinger, otro prominente germano cuyo uno de sus primeros éxitos fue nada más y nada menos que El nombre de la Rosa. Por tratarse de un bestseller mundial -15 millones de ejemplares vendidos en 40 idiomas- que por 9 años se mantuvo en la lista de los mejor vendidos del prestigioso semanario Der Spiegel. Porque por muchos años, desde la aparición de El Perfume en 1985, Süskind se negó a vender los derechos para filmar su novela.
Porque… ¿cómo hacer que el espectador perciba la fetidez del mercado de París en 1738?, ¿el aroma a durazno de una de las víctima de Jean-Baptiste Greonouille?, ¿las esencias que guardó en sí y repasaba durante sus siete años de soledad?, ¿el deplorable olor de las masas de desarrapados o a un hombre sin olor ninguno?
No sólo para la nariz
Ningún lector de "buena nariz" tuvo jamás problemas en hacer de esta gran novela -que rozando varios géneros es inclasificable- la ratificación de la grandeza de la más etérea de las memorias. El olfato, sin embargo, tampoco le hizo falta a los millones que devoraron el libro por la historia misma.
Dejando aparte la conocida discusión de cuán legítima es la comparación de la película con el libro, los que ya han pasado por los 143 minutos de El perfume reconocen la maestría de Dustin Hoffman en el papel Baldini, el maestro perfumero de Greonuille, y muchos concuerdan en que el apuesto Ben Wishaw queda fenomenal en su papel del asesino en busca del perfume perfecto, el que logrará el amor que no ha conocido en su vida.
Grandes méritos
Según los crtícios, la tensión de la trama está bien construida, e incluso se celebra la prestancia de Rachel Hurd-Wood, en el papel de la pelirroja Laura, y la música (compuesta por el propio Tykwer junto con Johnny Klimek y Reinhold Heil) que fue tocada por la Filarmónica de Berlín bajo la dirección de Sir Simon Rattle.
En resumen, los 60 millones de euros que ha costado filmar la novela de Süskind -autor bastante reservado y poco amigo de los excesos mediáticos- han sido bien empleados. El producto, dicen unos, es bueno, muy bueno. Otros subrayan, a pesar de reconocer sus méritos, su gran falencia, que radica precisamente en lo que a Tom Tywker menos le preocupaba, pues "los olores siempre están unidos a la imagen": el filme adolece de falta de sensualidad en la imagen, de aquella que provoca, exita y aviva el sentido del olfato y la evocación de El Perfume.