“A los cristianos se les niega derecho a existir”
21 de julio de 2014Deutsche Welle: Sr. Demir, desde el norte de Irak nos llegan informes alarmantes acerca de la expulsión de todos los cristianos de la ciudad de Mosul. ¿Qué sabe sobre eso?
Daniyel Demir: En los últimos días hablé por teléfono con el obispo sirio-ortodoxo Mor Nicodemos, encargado de la diócesis y la comunidad cristiana en Mosul. Está consternado. Su residencia fue blanco directo de los ataques islamistas. Me contó que los atacantes destruyeron las cruces y las estatuas de la Virgen María de la Iglesia de San Efrén, y que la gente comenzó a huir hacia el norte, en dirección al territorio kurdo.
¿De qué manera se amenazó allí a los cristianos?
La forma recuerda a tiempos oscuros y terribles: sus casas fueron pintadas con símbolos cristianos, luego se los expropió, se los privó de sus derechos y se los expulsó. Al huir hacia el norte fueron detenidos en diversos puntos de seguridad y se les arrebataron sus objetos de valor, todo lo que tenían. Esto es sistemático. Hay escritos oficiales del Ejército Islámico de Irak y Siria (EIIS) que determinan que se debe actuar con toda brutalidad contra los “infieles cristianos”.
¿Hacia dónde pueden huir los cristianos en Irak?
Los cristianos no tienen ninguna posibilidad de protegerse. La mayoría de ellos no está armado, es decir, que huyen hacia zonas en las que la situación está relativamente tranquila. Por ejemplo, allí donde las unidades kurdas de combate todavía logran defenderse de la invasión de los islamistas. Para los cristianos en Mosul esa es, de momento, la única posibilidad de ponerse a salvo.
También en el norte de Siria las milicias del EIIS atacan a cristianos. Hace dos días lapidaron a dos mujeres bajo la acusación de prostitución.
En el califato islámico, en el que rigen las leyes de la sharia, no solo se les niega el derecho de existir a los cristianos, sino también a las mujeres y las personas que no están de acuerdo con la forma de ver el mundo de los radicales islámicos. Lo que sucede es comparable con Nigeria. Justamente las mujeres son consideradas personas de segunda categoría, y hay castigos y hasta ejecuciones públicas. En el norte de Siria, en la ciudad de Rakka ya hubo a menudo crucifixiones, y se les cortó las manos a algunas personas como demostración de poder. “Miren, tenemos el derecho de decidir qué es bueno y qué es malo”: ese es el mensaje de los islamistas. Las personas que se comportan mal son castigadas. O se someten a la sharia, se convierten al islamismo, pagan un impuesto por cabeza, como en tiempos del Imperio Otomano, o firman su sentencia de muerte.
¿Qué puede hacer el gobierno alemán, y que pueden hacer los países occidentales en concreto para ayudar a los cristianos en Siria y en Irak?
Si hubiese manifestaciones de solidaridad, ya eso ayudaría a la gente. Pero en estos días, en los que Mosul fue “liberado” de los cristianos, ni siquiera ha habido eso. Si se quiere ayudar a los cristianos se debe presionar a los países que apoyan a esos grupos islamistas, ya sea con recursos financieros, o a nivel ideológico o logístico. Es decir, que países como Arabia Saudí, Qatar y Turquía deben ser conminados a dejar de apoyar a personas que quieran ir a participar de la yihad (“guerra santa”). También queda totalmente claro que Turquía atiende en sus hospitales a yihadistas y a islamistas. Para ellos es muy fácil traspasar las fronteras.
¿No deberían Alemania y otros países occidentales acoger a más refugiados?
Eso es discutible, pero no es la solución a la problemática de los refugiados. Lo correcto es aumentar la ayuda humanitaria en los países que la necesitan.