Acuerdo Global UE-México: “Hay aún mucho por explorar”
25 de noviembre de 2013El mundo ha cambiado mucho desde que en 1997 México suscribió con la Unión Europea el acuerdo global que regula sus relaciones comerciales, su cooperación y su diálogo político. Ése es el gran motivo que se aduce para dedicar esfuerzos a modernizarlo.
Por otro lado, la firma del acuerdo entre la UE y Canadá, la negociación del acuerdo con Estados Unidos, las nuevas alianzas comerciales de México en el mismo continente y su reforma energética determinan éste como un buen momento.
Ante un gigante acuerdo
“No nos da miedo el posible acuerdo de la Unión Europea con Estados Unidos, pero no queremos quedarnos atrás”, dijo a DW el senador Rabindranath Salazar, en el marco de la Comisión Parlamentaria Mixta UE-México, que, reunida en Estrasburgo, hace balance de esta década y detecta perspectivas.
Por otro lado, “si le damos ciertas preferencias comerciales a Estados Unidos, esto podría afectar a las exportaciones mexicanas a Estados Unidos. Cambios en el acuerdo con México podrían afectar, por su parte, a las importaciones de México desde los Estados Unidos. El balance es delicado”, responde a DW el eurodiputado alemán Norbert Glante.
Aunque escéptico ante una inclusión de México en el acuerdo con Estados Unidos, Glante sí ve posibilidades de cooperaciones triangulares en el campo de la seguridad y la migración. “Mientras Estados Unidos tenga emplazados en la frontera 700.000 distribuidores de armas, la criminalidad va a seguir en México. Si los migrantes hacia Estados Unidos son extorsionados en México para usarlos como camellos de heroína… en ese terreno hay muchos temas que podemos combinar entre los tres pero no el marco de un acuerdo comercial”, dice Glante. En su opinión, aunque Europol ha cooperado en la seguridad mexicana, los avances no han sido significativos.
Balances divergentes
A trece años de la entrada en vigor del acuerdo, “si bien el intercambio comercial ha crecido en un cien por ciento, éste, por un lado, no es tan alto como con los Estados Unidos, lo cual se entiende por la cercanía. Y por otro lado, son sólo seis Estados mexicanos los que se origina el 93% del total de bienes que se dirigen, en un 96% a sólo siete países de la Unión Europea”, dice a DW el senador Rabindranath Salazar, copresidente de la asamblea.
“Eso quiere decir que hay un desaprovechamiento de las facilidades que puede haber en el tema comercial, y necesitamos incrementarlo”, añade recalcando la necesidad de incluir en la revisión de este acuerdo a las cámaras de comercio.
Desde la perspectiva europea, en cambio, el balance comercial no es insatisfactorio. Además “tenemos muchos acuerdos comerciales y otros países latinoamericanos han dicho que quieren exportar más a la UE. Chile, por ejemplo, querría exportar más salmón, pero nosotros mismos producimos salmón. Y tenemos que cuidar que las importaciones no dañen nuestra propia producción".
Por otro lado, "hay que tener en cuenta que nuestros subsidios agrarios no sean una carga para los países con los que hacemos tratados enviando productos agrícolas a precios de dumping”, dice Glante resaltando lo imposible de que todo el mundo quede contento. Cabe resaltar que hasta el momento sólo el 63% de los productos agrícolas han sido liberalizados.
Con respecto a que sean sólo siete países europeos los que aprovechan del tratado comercial, Glante responde: “Aunque la UE puede ofrecer a sus Estados miembros las oportunidades de un acuerdo comercial, no puede obligarlos a utilizarlos. Algunos no están en capacidad de mejorar sus relaciones comerciales, no saben qué podrían importar. Y no les interesa importar tequila porque tienen su propio vodka”.
Invertir en energía
Por otro lado, México –la décima economía mundial en este momento- a la vez que lidera la discusión sobre el cambio climático, se encuentra en plena discusión de su reforma energética; su renovación marca en mucho su agenda de inversiones.
Efectivamente, ”en cuestiones de energía, hay países europeos que tienen una gran experiencia, hablamos de Inglaterra, de Noruega. También hay otros especialistas en fuentes alternativas como la eólica, como España y Alemania”, dice Salazar. Una modernización del acuerdo posibilitaría inversiones europeas en ese campo.
“Y como europeos tenemos interés de que, en caso de que estas nuevas tecnologías se instalen, seamos nosotros los proveedores de nueva tecnologías, paneles solares y maquinaria”, dice Glante.
¿Estándares laborales, sí pero no demasiados?
Con todo, “si Audi quiere invertir en México y aprovecha debilidades del sistema mexicano para crear una plantilla laboral muy desfavorable para los empleados, no está bien. Debemos exigir el cumplimento de los estándares para los productos que en el marco del acuerdo comercial se elaboren allí, sin olvidar que si mejoramos mucho las condiciones, el atractivo de inversión disminuye. No somos samaritanos, queremos hacer negocios”, concluye Glante.
Así, “el acuerdo nuestro tiene que modernizarse y nos importa mucho detectar mecanismos para agilizar el intercambio en todo sentido. Hay 30 puntos en el acuerdo global, de los cuales a la fecha se están explotando sólo siete” dice Salazar concluyendo “que con Europa todavía es mucho lo que está por explotar”.