“Adidas elude su responsabilidad”
14 de mayo de 2014Por invitación de la ONG Iniciativa Cristiana Romero (CIR, por sus siglas en alemán), Estela Ramírez, presidenta del sindicato salvadoreño SITRASACOSI, está de gira por Alemania para mostrar al público la otra cara de Adidas, la cual llegó a conocer como costurera en El Salvador. Durante 15 años, confeccionó ropa deportiva en la fábrica Hermosa, subcontratista de Adidas, uno de los principales patrocinadores del Mundial. En 2005, fue despedida de esta maquiladora por fundar un sindicato.
“La fábrica tenía un año de atrasarnos el salario. Nos debían vacaciones y una infinidad de horas extras, que nunca pagaron. Había un ambiente hostil de maltrato constante por parte de los supervisores. Nos robaban las cotizaciones del fondo de pensiones y del seguro social. Eso significaba que no podíamos acudir a consulta médica al seguro social”, cuenta la salvadoreña, en entrevista con DW.
“Su código de conducta es puro discurso”
Enseguida añade que las mujeres embarazadas eran discriminadas por su condición: “El castigo consistía en suspenderlas, levantarlas de sus máquinas de coser y aislarlas en un lugar donde tenían prohibido hablar con las demás, por el simple hecho de que necesitaban levantarse con más frecuencia para ir al baño”. Cuando estas mujeres regresaban a trabajar, después de dar a luz, eran despedidas y en muchos casos no recibían ninguna indemnización.
Según Estela Ramírez, en 2005, “la fábrica cerró con el claro objetivo de deshacerse del sindicato”. Además, el dueño evadió pagar las prestaciones de ley de las costureras. No obstante, para entonces, ya había construido una nueva maquiladora en otro lugar.
Durante cinco años, las trabajadoras lucharon por recibir una indemnización, pero, de 63 demandas, solo 18 fueron exitosas. Pese a que la ley salvadoreña prohibe el despido de directivos sindicales, Ramírez, exlíder del sindicato de Hermosa, no ha recibido una compensación hasta la fecha.
“En aquel momento Adidas evadió toda responsabilidad”, acota la salvadoreña. La empresa habría argumentado que se trataba de una fábrica subcontratada. “Creemos que una de sus políticas es negar su responsabilidad. Su código de conducta es puro discurso, porque si lo cumplieran, estaríamos en otras condiciones”, agrega.
En 2007, Adidas publicó en periódicos salvadoreños una carta abierta, exigiendo que se mejoraran las condiciones de trabajo en las maquiladoras. De no ser así, la empresa se vería obligada a irse del país, escribió.
“Adidas arrodilla a los gobiernos”
En su segunda visita a Alemania, Estela Ramírez habló ante la asamblea general de accionistas de Adidas, en Fürth, donde expuso las centrales demandas de las costureras de su país: salarios dignos, respeto a la libertad sindical y fábricas seguras.
“Adidas arrodilla a los gobiernos. Cuando las trabajadoras se organizan para exigir el cumplimiento de sus derechos laborales, amenaza con llevarse la producción a otra parte del mundo. Eso genera angustia, tanto a la clase trabajadora como a los mismos gobiernos y, a veces, por eso no quieren aplicar las leyes”, dice la dirigente sindical.
En la actualidad, existen cuatro grandes productores de ropa deportiva que trabajan para Adidas en El Salvador. “Allí violan muy abiertamente los derechos humanos. Hay una gran discriminación de edad, es pecado tener más de 25 años. Promueven ventas al interior para que las trabajadoras se endeuden y luego les descuentan las deudas del salario. Si pasan más de tres minutos en el baño, una vigilante las saca de allí, pero bien que dedican tiempo a una fuerte y sistemática campaña antisindical”, sostiene.
“La solidaridad trasciende fronteras”
En 2009, Estela Ramírez fundó el sindicato SITRASACOSI (Sindicato de Trabajadoras y Trabajadores Sastres Costureras y Similares). En la Liga Sindical Internacional para Responsabilizar a las Marcas Multinacionales, también coordina su lucha con activistas de los 60 países en donde produce Adidas como, por ejemplo, en Camboya e Indonesia. Según la sindicalista, las condiciones laborales no han cambiado en los últimos nueve años.
En El Salvador, asegura, Adidas a veces coopera con fábricas que, a su vez, trabajan con talleres clandestinos, donde las costureras ganan menos del salario mínimo (202 dólares al mes). Estos talleres están en constante movimiento; cuando son denunciados ante las autoridades, suelen desaparecer de la noche a la mañana, debiéndoles el sueldo a las trabajadoras, dice Estela Ramírez.
La líder sindical advierte que hace falta reformar las políticas laborales en su país: “El código de trabajo prohíbe que se despida a alguien por organizarse en un sindicato, sin embargo, no contempla la reinstalación. Cuando un juez condena a una empresa, la condena a pagar los salarios no devengados, pero no la condena a reinstalar al empleado.
Ramírez hace un balance de su gira por Alemania: “Algo que me llevo de este viaje es cómo a Adidas se le cayó la cara ante el interés de los medios de comunicación. Ahora tienen mucho más interés que hace nueve años. Independientemente de la respuesta de la junta directiva, creo que el mayor reto y trabajo está a nivel de la ciudadanía. La solidaridad trasciende fronteras. Si unimos nuestras fuerzas, vamos a lograr cambiar nuestras realidades para que tengamos una vida digna. Estamos luchando para que no haya más víctimas como en Rana Plaza (Bangladés)”.