Adieu Chirac
12 de marzo de 2007La Tribune, periódico económico de París: "Es indiscutible que Chirac tiene los aires de un gran estadista, aunque le haya tomado mucho tiempo conseguirlo. También es cierto que el presidente representó estupendamente en el exterior los intereses de Francia y una cierta idea de su país. Sin embargo, el balance tiene además lados negativos. Por lo menos dos. El primer punto que hay que mencionar es, naturalmente, Europa. Pero igualmente importante es el segundo: Chirac no logró despertar a Francia y los franceses en el esencial terreno de la economía. Jacques Chirac deja una Francia que tendrá dificultades para renovarse".
Legado a la posteridad
La Stampa, de Turín: "Inevitable era la decisión de no lanzarse al tráfago político de un tercer mandato, si bien Jacques Chirac coqueteaba con la idea desde hace tiempo. El hombre estaba cansado, gastado, sus resultados en las encuestas de opinión naufragaban en la mediocridad, el tiempo y la gente se le escapaban. Lo que de él quedará en la memoria -y así lo reconocen hasta sus más duros críticos- fue la extraordinaria operación política con que logró la reelección en 2002, su sonoro No a Estados Unidos en lo tocante a la guerra contra Irak y un campeonato mundial de fútbol".
Amabilidad forzada
Daily Telegraph, de Londres: "Las buenas costumbres demanda que se digan cosas amables de la gente que se jubila. Sin embargo, en el caso de Jacques Chirac eso no es fácil. El hombre tiene una cierta hipertrofia de carácter, una impresionante vitalidad y una amplia gama de intereses: entre otras cosas, es un entusiasta aficionado a la lucha Sumo. Pero, como político, encarna mucho de lo que anda mal en la política francesa, y también se benefició de eso."
Camaleón político
La Libre Belgique, de Bruselas: "Sobre todo resulta difícil detectar una clara línea política en este hombre que, en 40 años, verdaderamente dijo de todo y lo opuesto de eso también. Así, hasta llegar a la caricatura de aquella tarde en que sin visible pudor dio a conocer una ley sobre los principiantes en el mundo laboral, anunciando simultáneamente que nunca se iba a poner en práctica. Pero quizá ese 'camaleonismo' político encaje a fin de cuentas bien con Francia, un país que en cada elección de los últimos 25 años castigó a los que detentaban la mayoría hasta ese momento. Un país que ininterrumpidamente se desgarra entre la derecha y la izquierda, que duda, se contradice y se mueve erráticamente".