Adiós a un grande
29 de marzo de 2004El 28 de marzo murió Sir Peter Ustinov, a los 82 años de edad, en una clínica en Ginebra. El hijo de una francesa y un alemán, había nacido en Londres, el 16 de abril de 1921. El célebre actor, ganador de dos premios "Oscar", era un multitalento que brilló tanto delante como detrás de cámaras y bambalinas. Además de interpretar a más de 80 personajes de cine, escribir 9 guiones cinematográficos, más de 10 novelas y relatos y una veintena de obras de teatro, Ustinov era un luchador incansable por un mundo más justo. Poseía no sólo una creatividad desbordante, sino un profundo sentido de la justicia. Dotado de fina ironía y observación precisa, no temía "llamar las cosas por su nombre" y se convirtió en mucho más que un famoso artista.
"Sin pelos en la lengua"
Tanto la historia del propio Ustinov como la de sus antepasados, está poblada de múltiples exilios y desexilios, encuentros y desencuentros. Peter Ustinov, concebido en Moscú, parido en Londres y criado en Alemania, era un verdadero "ciudadano del mundo". Su origen y educación multicultural forjaron seguramente la conciencia política del actor. Desde hace más de 35 años trabajaba activamente como Embajador especial de Unicef, porque consideraba que "es una obligación ayudar a los niños del mundo". Sostenía que "no podemos esperar hasta que ocurra la tragedia".
Ustinov no tenía "pelos en la lengua" y decía lo que pensaba, como lo hizo en el 2003 al expresar su disgusto sobre la guerra en Irak: "No soy en absoluto un "anti-americano", pero discrepo por completo con este gobierno, cuyos integrantes traicionan los ideales de EEUU".
Hace precisamente un año, cuando presentó en Leipzig su autobiografía "El don de la risa", dijo: "A diferencia de George W.Bush, yo solamente "jugué" a ser Nerón".
Ustinov demostró hasta el final su compromiso político, siempre con humor, pero sin algodones, lo cual le valió el respeto y la admiración del público.
"¡Atención! Prejuicios"
Además de crear la "Fundación Peter Ustinov", fundó en Budapest el "Instituto de Investigación de Prejuicios" porque opina que "el prejuicio es el gran malvado de la historia del mundo". Junto con dos colegas de este instituto escribió el libro "¡Atención! Prejuicios" y llegó a la conclusión de que "un bebé nace libre de prejuicios. Los prejuicios surgen más tarde, a través de tres instancias muy elogiadas: la familia, la iglesia y la escuela".
Su profundo desacuerdo con la guerra en Irak, que según Ustinov fue "una guerra llevada en base a prejuicios", lo impulsó a seguir analizando el origen de los mismos: "Toda democracia se basa en opiniones y cambios de opinión. Pero si las opiniones se congelan, se convierten en prejuicios. Se trata entonces de opiniones muertas, que siguen vivas solamente por tradición".
Muerte de una leyenda
Su sentido del humor no solamente lo hizo famoso, sino que fue su mejor aliado. Ustinov había sido un niño "gordo como una albóndiga" y por lo tanto blanco de las burlas de los demás niños: "Era cómico en defensa propia". Se describía como un niño tímido y miedoso, a quien el humor servía de protección. "No podía imaginar sobrevivir sin el humor".
Sir Peter Ustinov, condecorado caballero por la Reina de Inglaterra en 1990, era una leyenda viviente. Uno de sus mayores éxitos cinematográficos fue el personaje del codicioso traficante de esclavos en el film "Espartaco", por el cual obtuvo su primer "Oscar", en 1960. Apenas cuatro años más tarde, en 1964, obtiene por segunda vez la preciada estatuilla, esta vez por su intervención en la película "Topkapi". Otro de sus personajes inolvidables es el detective belga "Hercule Poirot", en las versiones cinematográficas de varias novelas de Agatha Christie, como "Muerte en el Nilo".
Su último personaje fue el de "Federico el sabio" en la película sobre la vida del reformista Martín Lutero. Ustinov, quien decía sentir afinidad con los pensamientos luteranos, no se consideraba religioso. Siempre recalcó que "las ideas políticas y religiosas basadas en dogmas, no pueden durar eternamente, porque no tienen aire para respirar" y estaba convencido de que "la duda une a los ser humanos, la convicción los separa".
Sir Peter Ustinov no creía en el paraíso, pero sí en la existencia del alma y en que "si hay algo eterno, entonces el alma". Pero siempre dejaba lugar a la duda, según él, el "motor de la existencia humana". En una entrevista reciente dijo: "Por el momento creo que nada es eterno, pero estoy dispuesto a dejarme sorprender y asombrarme a cada instante".