Afganistán, un largo conflicto que cansa a los aliados
3 de diciembre de 2009Ocho años lleva Estados Unidos empantanado en el combate contra Al Quaeda y los talibanes en Afganistán, un conflicto que por su duración sólo es superado por la guerra en Vietnam, pero a diferencia de ésta, Washington cuenta con el respaldo de 43 naciones conscientes de su responsabilidad en la seguridad global.
El presidente estadounidense, Barack Obama, anunció el martes su nueva estrategia en dicho país, que comprende el envío de 30.000 soldados adicionales, elevando el contingente de dicho país en unos 100.000 hombres, una misión que tendría un costo de 30.000 millones de dólares. Obama también anunció que los soldados comenzarían su retirada a partir del 2011, lo que para los estrategas republicanos es el indicio de una guerra perdida.
Poca disposición en las capitales europeas
Aunque líderes europeos aplaudieron la estrategia de Obama, se muestran menos dispuestos a comprometer nuevas fuerzas en una campaña incierta que además de larga es crecientemente impopular en las capitales europeas por el número de víctimas mortales. Los ministros de Relaciones Exteriores de la OTAN comenzaron las deliberaciones sobre esta cuestión que previsiblemente serán concluidas el viernes.
“La guerra no sólo es de Estados Unidos”, dijo el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen. “Lo que se combate en Afganistán atañe a todos los países. El terrorismo puede golpear aeropuertos, calles, líneas de metro. El extremismo nutre a la violencia en todo el mundo y las drogas alcanzan no sólo a las escuelas, sino claman cada año unas 100.000 víctimas mortales. La inestabilidad en Afganistán significa inseguridad para todos nosotros”, sentenció.
Rasmussen espera que los aliados de Washington pongan a disposición por lo menos 5.000 soldados adicionales. Actualmente, la OTAN cuenta con unos 32.000 hombres provenientes de 43 países. Italia, cuyo contingente en Afganistán está integrado por unos 2.800 soldados, anunció su disposición a aportar otros mil. Polonia enviará 600 soldados más. Sin embargo, Canadá y los Países Bajos anunciaron su intención de retirar sus efectivos el próximo año.
Francia y Alemania, los más renuentes
Francia, que ha enviado ya 3.000 hombres para combatir a los talibanes, advirtió que, si ha de reforzar su estrategia en Afganistán, será en la capacitación del ejército afgano, la policía y las instituciones de Gobierno. El ministro de Defensa galo, Hervé Morin, descartó el envío de 1500 soldados más.
En Alemania, país que ha desplegado a 4.500 hombres al país asiático, el tercer mayor contingente después de Estados Unidos e Inglaterra, la reticencia es obvia. La mayoría de la población no apoya un envío de más soldados y preferiría su retirada. Sin embargo el Parlamento alemán renovó la misión en Afganistán por un año más, pero determinó que el contingente máximo seguirá siendo de 4.500 soldados.
El Gobierno de Berlín está presionado por el escándalo en torno al bombardeo en Kunduz ordenado por un oficial alemán en septiembre, que provocó decenas de víctimas civiles y costó la dimisión al ministro alemán del Trabajo, Franz Josef Jung, -que era ministro de Defensa cuando ocurrió el bombardeo- así como de varios jefes militares y del secretario de Estado de Defensa.
Una comisión parlamentaria investigará los hechos y se prevé la comparecencia como testigo de la canciller Angela Merkel, así como el ex ministro Jung.
El Gobierno del Reino Unido que representa el segundo mayor contingente también sufre la presión de la opinión pública de cara a los más de 200 soldados británicos caídos de guerra, pero Londres aseguró su apoyo a Obama.
Turquía, un país musulmán
Turquía, país que aumentó su contingente hasta los 1.750 soldados y cuenta con el segundo mayor ejército dentro de los países miembros de la OTAN, se muestra reticente. Un encuentro previsto entre Barack Obama y el primer ministro Recep Tayyip Erdogan, el lunes en Washington será decisivo, aunque expertos advierten que lo más probable es que Erdogan esgrima su argumento de siempre: “para los aliados occidentales, la participación de un país musulmán contra los islamistas talibán provoca más daños que beneficios”.
Observadores aseguran que es difícil que el nuevo contingente estadounidense logre dar un giro decisivo en el conflicto. Menos aún si las tropas estadounidenses comienzan su retirada. Lo más probable es que tengan que prolongar su presencia hasta que el ejército y la policía afgana estén en condiciones de enfrentar a un enemigo que ha demostrado su capacidad de renovar fuerzas.
Autora: Eva Usi
Editora: Luna Bolívar