Ahmed Jalifa: "Egipto vive calma antes de la tempestad"
7 de julio de 2013
DW: Señor Jalifa, está usted desde el miércoles (03.07.2013) por la mañana en El Cairo. Ese día, el presidente Mursi fue derrocado y detenido. ¿Cuáles son las impresiones que recibió sobre lo ocurrido tras su llegada?
Ahmed Jalifa: Un amigo mío tiene una moto. Con ella nos fuimos de manifestación en manifestación para hacernos una composición de lugar. A algunos sitios no conseguimos acceder, porque estaban acordonados por los militares, pero tuvimos la oportunidad de hablar con muchas personas. Los partidarios de Mursi estaban enfadados y se sentían traicionados por los militares. Decían que habían ganado las elecciones y que querían a Mursi en el poder.
Por otra parte, muchas otras personas han saludado con alegría la caída de Mursi.
Ciertamente, la mayoría está contra él. Los militares nunca hubieran podido intervenir de no haber tenido el respaldo de gran parte de la población. Estimo que un tercio está a favor de Mursi y el resto contra él.
¿Significa eso que los militares han ejecutado la voluntad del pueblo?
Así es. Incluso los expertos siguen discutiendo si se ha tratado de un golpe de Estado o no. Los gobiernos extranjeros se muestran cautelosos con sus formulaciones. Y la Administración estadounidense ha reconocido que el derrocamiento de Mursi era la voluntad del pueblo. Se puede decir que la primera fase, la que se corresponde con la voluntad del pueblo, ha concluido. Ahora observamos una segunda fase, en la que los partidarios de Mursi se echan a la calle. El pasado viernes (05.07.2013) estuve en una manifestación de los Hermanos Musulmanes, que me resultó tremendamente inquietante. Quieren un Estado islámico. Quieren la Sharia, que, a pesar de que ya está contemplada en la ley, no se había aplicado nunca como tal. Y muchos representantes de los Hermanos Musulmanes han insistido en que no aceptan el derrocamiento de Mursi y que lucharán por sus objetivos.
¿Teme que haya una nueva escalada de violencia?
La situación es de tensión total, aunque la vida normal continúa. Todas las áreas en las que hay edificios militares, por ejemplo el Ministerio de Defensa y la Guardia Republicana, están acordonados. De momento, no hay toque de queda, pero varias zonas de la ciudad, como Heliópolis, están rodeadas por el Ejército. En la noche del viernes al sábado se produjeron disturbios en la Universidad. Ayer crucé un puente sobre el Nilo que conecta dos barrios. El asfalto no se veía debido a la cantidad de piedras que cubría el suelo. El sábado estuve en el funeral de cinco seculares que fueron asesinados por los Hermanos Musulmanes. Todo aquí es muy dramático.
Eso quiere decir que los enfrentamientos se producen fundamentalmente entre los distintos grupos de población, entre partidarios y opositores de Mursi, no entre partidarios de Mursi y el Ejército, ¿no es así?
Así es. Los militares y la policía no intervienen. Solo lo hacen cuando se produce una escalada de la violencia. Salvo excepciones, apenas hubo choques entre los militares y la población en los disturbios que se produjeron tras el derrocamiento de Mursi. Los enfrentamientos fueron entre partidarios y opositores del expresidente. Los militares tratan de evitar las confrontaciones, porque no quieren convertirse en el enemigo. Si se enfrentaran con el pueblo, podrían ponerse en su contra también a los opositores de Mursi y eso es algo que no desean.
El sábado 6 de julio se publicó la noticia de que el Premio Nobel de la Paz Mohamed El Baradei sería nombrado primer ministro del Gobierno de transición. La noticia fue posteriormente desmentida. ¿Qué sabe usted sobre este asunto?
El sábado hubo rumores, algunos procedentes de círculos oficiales, de que El Baradei asumiría el cargo. Sospecho que él mismo se ha podido retirar para no mezclarse demasiado en el debate político y para poder continuar con su papel de asesor de las fuerzas militares y seculares. Los seguidores de Mursi no lo aceptan. Para mí fue decisivo que los salafistas se opusieran a su nombramiento. Pero nadie sabe exactamente qué ha sucedido, porque el propio El Baradei no ha hablado hasta ahora.
¿Cómo cree que se van a desarrollar los acontecimientos en los próximos días? ¿Aumentará la violencia?
Eso es impredecible. El sábado, los islamistas se retiraron y las calles están relativamente tranquilas. El expresidente Mursi continúa retenido. No se oye nada de él, ni siquiera de dónde está exactamente. Se espera que se pronuncie. La mayoría de sus partidarios se han manifestado hasta ahora pacíficamente. No se sabe qué puede suceder. Pero tengo la sensación de que estamos viviendo la calma antes de la tempestad.
El politólogo Ahmed Jalifa es Investigador de Paz y Conflictos en el Centro Internacional de Conversión de Bonn (BICC, por sus siglas en alemán). La pasada semana voló a El Cairo para hacerse una idea de la situación que vive Egipto.
Autor: Günther Birkenstock / MS
Editor: Diego Zúñiga