Alemana es nueva campeona mundial de disco en Japón
30 de agosto de 2007En el Campeonato Mundial de Atletismo que transcurre en Osaka, Franka Dietzsch es la competidora de mayor edad en todo el equipo alemán. Tiene 39 años y el lanzamiento de disco es la disciplina en la que ha alcanzado nivel mundial. La mujer, que vive en Neubrandenburg, es capaz de lanzar por los aires un disco de un kilo de peso. Y eso ya lo hace desde hace 25 años.
Ansiada medalla
El pasado miércoles, Dietzsch conquistó su tercer título mundial en la ciudad japonesa de Osaka: la dama logró lanzar el disco a 66,61 metros y con ello defendió su título alcanzado en Helsinki en 2005.
Pese a su apariencia seria, es una mujer con sentido del humor. “Es divertido competir, sobre todo si se impacta a los demás desde en el primer intento”, contaba Dietzsch en una entrevista con la agencia dpa.
Fuera de las competencias, Dietzsch trabaja como empleada de banco. Pidió y obtuvo recientemente permiso para dedicarse por completo al deporte hasta los Juegos Olímpicos de China 2008. El próximo año quiere luchar por una medalla olímpica, y eso a sus orgullosos 40 años.
Larga trayectoria
Dietzsch sostuvo por primera vez un disco de lanzamiento a los trece años de edad. Oriunda de la isla Usedom, en el Mar Báltico, cambió de residencia y se inscribió a la escuela de deporte para niños y jóvenes en Neubrandenburg. Ya en los años de la desaparecida República Democrática Alemana empezó su carrera formal.
La chica llegó con 18 años al segundo lugar en el Mundial juvenil a fines de los noventa, sus lanzamientos llegaban más de 60 metros. Eso la ponía en la cima mundial en cuanto a esta disciplina deportiva.
Pero, a lo largo de los años, el deporte de alto rendimiento debilita el cuerpo humano. Una lesión en el tendón izquierdo aqueja a Franka Dietzsch ya hace siete años. Y también ahora la ha afectado durante el Mundial de Osaka.
Durante el entrenamiento, y a causa de la lesión, pensó en cancelar su séptima participación en un mundial. Tuvo que recurrir a una inyección para aplacar el dolor. Así lanzó el disco de 18 centímetros de diámetro hasta alcanzar la anhelada medalla de oro. Al final fueron lágrimas de alegría y no de dolor.