Ayuda humanitaria alemana en Afganistán
20 de julio de 2010
Desde este martes (20.07.2010), una segunda conferencia internacional sobre el futuro de Afganistán revisa en Kabul el cumplimiento de los objetivos trazados en la primera reunión, celebrada en Londres el pasado enero. Alemania está presente desde 2002 en Afganistán. Pero no sólo sus soldados tienen una misión junto al Hindukush.
Más allá de los miembros de las fuerzas armadas y policías destinados en Afganistán, un número significativo de cooperantes de organizaciones alemanas de ayuda humanitaria apoyan el desarrollo económico y social de esa nación, en representación de la comunidad internacional.
Ellos construyen escuelas donde no las había, combaten altas tasas de mortalidad infantil y materna en los hospitales, conceden microcréditos para la compra de vacas y ovejas, ayudan a sembrar zafrán en lugar de la planta de opio. Pero lo que tanto grandes como pequeñas organizaciones de asistencia alemanas aportan en Afganistán queda opacado muchas veces en la cobertura de los medios sobre la crisis en la región.
A pesar del peligro para la vida
Entre las organizaciones presentes en Afganistán se cuenta la sección alemana de Médicos Sin Fronteras que, tras 24 años de cooperación en el país, sufrió un gran trauma con la muerte a tiros de cinco de sus miembros en apenas un año. “Aquello tuvo tal impacto que nos retiramos. Pero luego de ver cuán terrible es la cobertura médica y de conversar con todas las partes en conflicto, nos decidimos a regresar”, explica su director general, Tankred Stöbe.
Muchas otras organizaciones han reducido la cifra de sus cooperantes extranjeros, o sea, "occidentales", por sentir amenazado su trabajo. Pero el obstáculo mayor no lo representan sólo las operaciones militares, sino el reconocimiento y aceptación de las ayudas por parte de la población y de quienes ostentan el poder local, aclara Stöbe.
Personas y recursos de Occidente: ¿independientes?
Una organización de asistencia occidental, que naturalmente recibe la mayor parte de sus recursos de Occidente, “será tolerada y reconocida mientras trabaje de forma independiente para los afganos”, aseguró a Tankred Stöbe un representante del sistema de salud afgano durante una conferencia en Kabul, en febrero pasado.
Por eso, “Médicos Sin Fronteras” está representada también en la peligrosa región de Helmand, en uno de sus apenas dos hospitales. Pero, para el éxito de las misiones de asistencia en Afganistán, es siempre decisivo “que ellas se mantengan alejadas de las tropas de intervención. O sea, que la asistencia médica tiene que ser independiente de los actores militares, cosa que muchas veces se mezcla”, advierte Stöbe.
Si los médicos trabajan cerca de los militares puede haber problemas: “en ese caso los pacientes se atemorizan y no vienen, pues que las consecuencias pueden ser mortales”, comenta Stöbe. Por otro lado existen, sin embargo, regiones donde las organizaciones pueden moverse sin mayores obstáculos. Tal es el caso de la clínica dental instalada en Herat por Shelter Now, organización cristiana internacional, con sede en Alemania. En ella incluso se forman dentistas bajo estándares alemanes o europeos.
Territorios en crisis: ¿vedados o priorizados?
Udo Stolte, director de la sección alemana de Shelter Now sabe muy bien cuáles son las regiones donde apenas se puede emprender algún proyecto de ayuda: “los territorios pastunes. En ellos trabajan muy pocas organizaciones y es muy triste porque la mayoría de la población es justamente de pastunes”, explica Stolte.
Cada vez se necesitan más vuelos para mover recursos y personal con seguridad. En Kandahar y Hoost, por ejemplo, se presentan grandes dificultades para sostener una fábrica de cemento. Es por ello que debe apoyarse la llegada y la permanencia de las organizaciones de ayuda en los territorios en crisis.
En Alemania ha habido un giro político en este sentido. “Nosotros moveremos nuestras actividades hacia el norte" dice Wolfgang Specht, vocero de una organización de ayuda privada a Afganistán en la ciudad de Paderborn, en Renania del norte Westfalia. "Los mecanismos estabilizadores del Ministerio de Exteriores quieren priorizar el apoyo a proyectos en los territorios donde están las fuerzas armadas alemanas, para dejar claro que no se trata sólo de soldados, sino que la reconstrucción civil es una prioridad”, explica.
Corrupción de autoridades afganas
Con la ayuda de Paderborn se construyó una gran escuela de oficios en Massud, con capacidad para mil estudiantes. Si el desplazamiento de la ayuda hacia el norte resultará ahora más peligroso para la organización es algo que está por ver. Pero lo cierto es que a donde quiera que se mueven las organizaciones humanitarias en Afganistán, siempre tropiezan con la misma piedra: la corrupción de las autoridades.
Los responsables piden dinero a los cooperantes pues, en general, nadie quiere hablar luego de ello, ni siquiera las organizaciones de asistencia. Todos temen a las consecuencias. “Las principales restricciones provienen fundamentalmente del Gobierno, que se ha dado a la tarea de examinar exhaustivamente a todas las organizaciones y han cerrado unas mil en los últimos meses”, asegura Stolte.
Entre las organizaciones cerradas se hallan fundamentalmente aquellas “no dispuestas a cooperar” – o sea, ¿las que no pagan sobornos? “Cuando se paga una vez, no se sale nunca del círculo”, alerta Stolte, de la cristiana Shelter Now. “Nosotros lo rechazamos, además, por razones éticas. No importa que sólo recibamos la autorización para implementar una medida con muchos meses de retraso”.
Ayuda imprescindible, dicen organizaciones
Sobre la cifra exacta de las fuerzas alemanas de asistencia humanitaria comprometidas en Afganistán no hay datos oficiales. Pero si en algo están de acuerdo todos los involucrados, afirma Stolte es en que “tenemos que seguir trabajando como hasta ahora. Si nos marchamos, Afganistán vuelve al caos. No tenemos alternativa”.
Autor: Wolfgang Dick / RML
Editor: José Ospina Valencia