Activismo contra la deforestación del bosque de Hambach
30 de agosto de 2018La mayoría de ellos son todavía muy jóvenes y, a pesar de ello, saben perfectamente lo que quieren: un futuro más limpio para sí y para sus hijos. Sin destrucción y sin energía procedente del carbón.
Viven en casas construidas en los árboles del bosque Hambach, en el Estado de Renania del Norte-Westfalia, y luchan decididos por la protección del clima desde hace ahora seis años. Continuamente se unen a ellos nuevos activistas.
Actualmente, estos activistas atraen mucha atención en toda Alemania. Hay curiosos y medios de comunicación que los visitan en el bosque. Pero la tormenta podría estar a punto de desatarse. El gigante energético alemán RWE, propietario del lugar, quiere servirse de protección policial para deforestar el bosque, a fin de extraer las reservas de lignito. La cuestión sobre si este lignito todavía puede y debe quemarse es polémica.
RWE dispone de los permisos al respecto. Pero activistas por el clima y científicos aseguran que las emisiones de CO2 procedentes de su combustión no están permitidas dentro del Acuerdo sobre el Clima de París y que, por lo tanto, la deforestación del bosque es innecesaria. Alemania ratificó su compromiso vinculante con el Acuerdo de París junto con otros 195 países. El Acuerdo prevé que esos países tomen medidas para limitar el calentamiento de la tierra a menos de dos grados.
Llamada a la desescalada
Para alcanzar los objetivos climáticos que se ha propuesto, el Gobierno alemán ha creado una comisión del carbón, conformada por 31 representantes procedentes del mundo de la ciencia, la industria, la ciudadanía, los sindicatos y asociaciones medioambientales. Todos ellos deberán elaborar un plan, hasta fines de 2018, para implementar el fin del uso de la energía procedente del carbón.
Cinco miembros de esta comisión se rebelan con fuerza contra la planeada deforestación de Hambach: "RWE ha prendido la mecha de una escalada innecesaria”, dice Kai Niebert, uno de esos miembros, que además preside una asociación medioambiental. "Mientras el Gobierno y la comisión del carbón tratan de llevar a cabo el abandono definitivo del carbón como fuente de energía, de acuerdo con los compromisos medioambientales, RWE atiza los conflictos climático y social”, prosigue Niebert.
Por su parte, Antje Grothus, representante de la comisión de afectados por la explotación en la cuenca del Rin, considera que "RWE provoca conflictos y actúa con hechos: reasentamientos y expropiaciones forzados, y la deforestación del bosque de Hambach. El consorcio debe acabar con esa política para proteger a la gente y lograr la paz social”, dice, y anticipa que, de no hacerlo, será responsable de los "masivos disturbios” que se produzcan.
Optimismo
La ministra federal de Medio Ambiente, Svenja Schulze, del partido socialdemócrata SPD, también pide a RWE que prescinda de la deforestación del bosque de Hambach, por lo menos hasta que concluya el trabajo de la comisión del carbón. "Si estamos tratando de organizar un consenso social, al menos no deberían producirse hechos consumados durante esa fase”, reclama Schulze. Martin Kaiser, miembro de Greenpeace y de la comisión, valora positivamente el reclamo de Schulze y cree, optimista, que la política "pueda hacer cambiar de opinión a RWE”. Si no fuera así y RWE llegara a deforestar el lugar, Kaiser lo consideraría como una "provocación” y habría que jugar con "la carta económica”. Eso significa llevar una campaña para que los usuarios cambien de empresa eléctrica y vendan acciones de la compañía.
¿Soluciones en lugar de confrontación?
A pesar de los llamados ciudadanos, de los miembros de la comisión del carbón y de los políticos, RWE se mantiene firme en su decisión de llevar a cabo la deforestación y recalca su derecho a hacerlo en conversación con DW. Dirk Weinspach, jefe de Policía de Aquisgrán, es responsable de la seguridad del bosque de Hambach y ya habla de una escalada de la violencia con los primeros oficiales heridos. Weinspach considera que la resistencia contra la deforestación y la presencia de "más de 60 casas en los árboles” puede convertirse en un reto considerable para la Policía. "No será una misión normal”, dice Weinspach a DW.
Los activistas del bosque advierten también de una escalada de la violencia y ven nerviosa a la Policía. "Yo he vivido aquí tres despliegues policiales en los que llegaron a esgrimirse armas de fuego", relata Tim, que vive desde hace cinco años en una casa en un árbol en el bosque. "¿Tan peligrosos somos? Mi única motivación aquí es proteger este bosque, frenar la obtención de lignito y mantener así el planeta habitable, tanto para mí como para la gente que venga después”, asegura.
Autor: Gero Rueter (MS/CP)
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