COVID-19: 12 metros cuadrados para quien rompa la cuarentena
26 de enero de 2021Los doce metros cuadrados no se ven acogedores: una habitación con una cama estrecha, una pequeña mesa en una esquina, ventanas con barrotes. Es la medida extrema que rige en el estado federado de Schleswig-Holstein, en el norte de Alemania, para las personas que infringen repetidamente las normas de cuarentena vigentes contra el coronavirus.
A partir de febrero de 2021, un juez podrá ordenar que infractores reincidentes de las normas de la cuarentena sean alojados en una sala de celdas en el recinto del centro de detención de jóvenes de Moltsfelde, cerca de la ciudad de Neumünster.
"Ultima ratio”, el último medio adecuado: así es como el político local Sönke Schulz describe la institución en una rueda de prensa. Los responsables también confían en las imágenes disuasorias que difundirán los equipos de cámaras y, por tanto, en el "efecto educativo" de la medida, como dice el jefe del distrito, Jan-Peter Schröder.
En cualquier caso, el ingreso forzoso a una de las seis habitaciones disponibles sería el "final de una cadena" en el procedimiento. Antes de eso, el transgresor tendría que haber incumplido varias reglas de cuarentena. Entonces se produciría aviso formal en presencia de la Policía, en la que se advertiría a la persona de que un ingreso forzoso podría ser inminente.
Si la persona volviese a violar la obligación de cuarentena doméstica, el camino entonces lo llevaría a los tribunales, donde un juez ordenaría su encarcelamiento. Por lo tanto, el tiempo que una persona tiene que pasar realmente en los incómodos doce metros cuadrados solo debería de ser de unos pocos días hasta que finalizara el período de cuarentena legalmente establecido.
Cuando en Alemania una persona se enferma de COVID-19 o tuvo contacto cercano con alguien que sufre esa enfermedad, las autoridades sanitarias suelen ordenar, por lo general, una cuarentena doméstica. Al enfermo se le prohíbe salir de casa, incluso para ir de compras. El Instituto Robert Koch recomienda una cuarentena de 14 días para los contactos cercanos, aunque este tiempo puede reducirse a diez días si la prueba de coronavirus es negativa.
Críticas a grave intromisión en los derechos fundamentales
Aunque un confinamiento obligatorio solo dure algunos días, este representa una grave intromisión en el derecho a la libertad de una persona. La base legal para poder llevarlo a cabo se encuentra en la Ley alemana de Protección de Infecciones (IFSG).
Por lo tanto, aunque esta cuarentena forzosa sea legal, los planes de Schleswig-Holstein y otros estados federados han suscitado críticas. Ya en noviembre de 2020, el ministro del Interior de Baden-Württemberg, Thomas Strobl, anunció planes para "segregar" a los que rompen la cuarentena. "Se trata de proteger al público en general de personas que aceptan deliberadamente infectar a otros con una enfermedad potencialmente mortal", dijo en una entrevista con la revista Der Spiegel.
El portavoz de política interior del grupo parlamentario del Partido Demócrata Liberal (FDP), Konstantin Kuhle, rechazó la propuesta. Según él, la constante agitación de medidas desproporcionadas socava la confianza de la gente en la urgente lucha contra la pandemia.
Muy pocos casos en Alemania
Al final, es probable que sólo unas pocas personas se vean realmente afectadas por la medida de confinamiento forzoso. Así lo sugiere el ejemplo del estado federado de Hesse. El año pasado se dio la posibilidad de alojar a los reacios a la cuarentena en una planta de un hotel de Fráncfort del Meno. Sin embargo, esta oferta se suspendió por falta de demanda, como confirmó el ministerio de Asuntos Sociales de Hesse en respuesta a una consulta de DW. Las experiencias sugieren que la gran mayoría de los alemanes sigue cumpliendo con las órdenes de cuarentena.
(gg/cp)