Alemania examina cuánto bioetanol echa a su gasolina
22 de febrero de 2008La culpa la tiene el ADAC, el Club General de Automovilistas Alemanes, una verdadera institución en lo que al transporte sobre ruedas y la seguridad en carretera se refiere. Y si el ADAC dice que alrededor de 1,5 millones de vehículos tendrían problemas para funcionar con un combustible un 5% más rico en bioetanol, hay que someter la idea a profunda revisión.
Eso mismo es lo que piensa hacer el ministro de Medio Ambiente alemán, Sigmar Gabriel, que ya ha anunciado un retraso en la entrada en vigor de la medida. Los datos que Gabriel manejaba provenían de la industria automovilística y, según ella, el número de coches con hipersensibilidad al bioetanol en Alemania no supera los 375.000.
El precio de una idea
En la Primera Cadena de Televisión pública alemana (ARD) dio Gabriel a conocer sus intenciones de examinar con más detenimiento la base sobre la que se sustenta la idea de su Ministerio. La ADAC advierte que, según sus cálculos, un aumento del cinco al 10% del bioetanol en la gasolina convencional le costaría a los propietarios de vehículos en Alemania unos 150 millones de euros, cosa que, dice el Club, no va a permitir.
Y no sólo a quienes poseen coches les puede salir caro, advierte el ADAC. El Estado alemán corre el peligro de perder ingresos si actúa en solitario: muchos conductores podrían optar por llenar sus depósitos al otro lado de las fronteras germanas, reduciendo el monto de dinero que le llega al fisco de los impuestos sobre el carburante.
Pensando en conjunto
“No se trata únicamente de la compatibilidad entre la gasolina con un 10% de etanol y millones de vehículos”, dice Peter Meyer, director de la ADAC, “nosotros apostamos por un debate honesto acerca de la mezcla de carburantes, en el que se tengan en cuenta los costes ecológicos globales, y también los sociales”.
Y el debate puede ser duro. Las organizaciones ecologistas participan y critican al “lobby” de los productores de biocarburantes. Las tierras de cultivo convertidas en pasto para el combustible destruyen ecosistemas y empobrecen a la población más desamparada, opinan grupos verdes.
“Tenemos que someter los biocarburantes a un profundo análisis”, apoyó Gabriel en la ARD las tesis escépticas. Si en la producción de estos combustibles ecológicos se desprenden emisiones excesivas de CO2, su valor medioambiental se reduce, dijo el ministro. “Sólo vamos a aceptar lo que sea un 30% más ecológico que lo que tenemos ahora”, aseguró.