Alemania: faltan donadores de órganos
15 de diciembre de 2008Una deficiencia de un órgano vital, es un diagnóstico que a menudo se convierte en una condena de muerte, de no ser que el afectado reciba una donación. Para mejorar la situación la Comisión Europea presentó recientemente dos propuestas basadas en el modelo español, con el objetivo de duplicar la actividad trasplantadora, con lo que se podrían salvar unas 15.000 vidas más al año. Uno de los puntos más importantes de la nueva directiva es la coordinación entre los grandes hospitales.
Una donación significa para el receptor la oportunidad de seguir con vida, también para Hermann Meters, que salta de gusto en su silla. El hombre de 69 años se encuentra en el Centro de Trasplantes en el hospital de Mehrheim, en Colonia. “Recibir un nuevo riñón es como sacarse la lotería”, exclama Hermann.
Se recuperan de la operación
Frente a Hermann se encuentra Benjamin Hoffmann, un paciente de 27 años que recibió al igual que Hermann una donación de riñón. Ambos se recuperan de la operación. Benjamín padeció durante años una enfermedad de riñón y tuvo que someterse a diálisis a lo largo de siete años y medio. “Tres veces a la semana, en sesiones de cinco horas cada una, le filtran a uno la sangre a través de un riñón artificial que elimina las sustancias noscivas de la sangre”, afirma Benjamín.
Cada ser humano posee dos riñones que asumen el papel de purificador del cuerpo que deshecha las sustancias tóxicas a través de la orina. Los riñones también producen hormonas, regulan la cantidad de humedad y de sal en el cuerpo y estabilizan la presión sanguínea. En Alemania la mayoría de los trasplantes son de riñones.
“Tenemos muy pocas donaciones de órganos, los pacientes tienen que esperar en promedio entre cinco y ocho años, lo que significa una prolongación de la enfermedad y un agravamiento hasta que ya no pueden someterse a una operación y mueren”, afirma el doctor Wolfgang Arns, director del Centro de Transplantes. Arns operó a Benjamín y Hermann. Se estima que en Alemania cada día mueren tres personas debido a una falla en algún órgano vital. Aunque cada año se donan unos 4.000 órganos, la demanda es tres veces mayor.
Distribución de órganos
La distribución de órganos se realiza a través de la organización Eurotransplant, con sede en Leiden, Holanda, a la que pertenecen siete países europeos. Según criterios establecidos se elige al afortunado receptor. En el caso de un transplante de riñón juega un papel importante el grupo sanguíneo, la urgencia del caso, el tiempo de espera y las características de los tejidos. El órgano es enviado por Eurotransplant al hospital en cuestión, en donde el paciente es sometido a una revisión rigurosa.
“Se hace la prueba cruzada para ver si el paciente y el órgano son compatibles”, asegura Arns. Pese a que los riñones son dos, una persona puede vivir sólo con uno, por eso se le transplanta uno sólo. Lo que significa que cualquiera puede en principio donar un riñón. Ese fue el caso de Hans Ludwig Nick, que recibió una donación de su esposa.
“Tras la operación de unas dos horas de duración, queda una cicatriz de 15 centímetros de largo y el proceso de recuperación es particularmente difícil”, afirma Arns, aludiendo a que el cuerpo puede rechazarlo. Para que eso ocurra se somete al paciente a un tratamiento que debilita su sistema de inmunidad. Eso se hace en todos los casos de transplante de órganos.
Sin embargo dichos medicamentos tienen muchos efectos secundarios; provocan infecciones, daños en otros órganos y el paciente puede llegar a desarrollar tumores, dado que el sistema de inmunidad queda desactivado. La ciencia investiga nuevas sustancias e incluso desarrolla órganos artificiales pero éstos todavía no existen.
Benjamin, que recibió la donación de un moribundo, prefiere no pensar en eso. “Es a final de cuentas un regalo, un nuevo comienzo”, afirma. No sabe mucho del donador, sólo que tenía unos 50 años de edad. La donación de un moribundo puede salvar hasta siete vidas, pues tiene siete órganos que puede donar. Muchos aguardan a una donación pero no cualquiera está dispuesto a donar un órgano, ni siquiera al morir.