Alemania llora
5 de julio de 2006En el estadio de Dortmund no cabía una persona más, todas las plazas estaban vendidas. Las banderas ondeaban y Alemania estaba preparada para vencer a la escudara italiana y luchar por la Copa en la final.
Pero a pocos minutos de que llegara el crucial momento de los penaltis, el sueño acabó. Italia anotó dos goles y Alemania tendrá que satisfacerse con un tercero o cuarto lugar. Ni cánticos, ni fiesta, ni felicidad. Los jugadores en la cancha lloraron y no lo hicieron solos.
Se acaba la fiesta
En la milla del aficionado de Berlín, la más grande de Alemania, más de un millón de personas esperaba para festejar la victoria. Ante la Puerta de Brandenburgo siguieron de cerca cada movimiento de los jugadores, cada esfuerzo de la oncena alemana, cada intento de gol.
El ayuntamiento de Berlín había decidido ampliar la milla del aficionado, un trayecto de 2,5 kilómetros que va desde la Puerta de Brandenburgo hasta la Columna de la Victoria, esa victoria que no llegó.
Quedó atrás una milla de tristezas, después de un juego de buen buen fútbol, en el que los dos equipos lucharon hasta el final bajo un calor intenso.
Pero fueron los azules, los italianos, los que anotaron. Será Italia la que el próximo 9 de julio juegue en Berlín su sexta final ante el vencedor del encuentro entre Portugal y Francia.
Los italianos han vuelto a ser la bestia negra de Alemania. La anfitriona del torneo tendrá que contentarse con jugar el partido por el tercer puesto.
Alemania gana
¿Quedarán ahora vacías las calles, las largas millas de fútbol? ¿Acaba la fiesta antes de tiempo? ¿Espera a Alemania una semana de calor, sin banderas, sin sonrisas?
No es de esperarse así. Alemania perdió pero desde ya es ganadora. Aplausos a los jugadores y respeto por su esfuerzo. Apoyo incondicinoal también para su entrenador, Jürgen Klinsmann, que embrujó a todo un país, a grandes y pequeños, y los unió un poco más, primero en la victoria y ahora en la derrota.