Aparcamientos sólo para VW: los demás, ¡fuera!

“¿Sabe usted? Nosotros vivimos de vender coches”, explicaba Rudi Stassek, portavoz de la fábrica de Volkswagen en Baunatal, al diario HNA, “las empresas con las que trabajamos hacen negocio con nosotros, así que nosotros decimos: 'si vosotros hacéis negocio con nosotros, nosotros también queremos hacer negocio vosotros, ¡comprad nuestros coches!'”.

Puede que a la primera resulte un poco complicado seguir a Stassek en su argumentación. Pero a más tardar a las puertas de la fábrica de VW en Baunatal queda completamente clara: la valla de seguridad sólo la traspasan los que conducen un Volkswagen. Los demás, tienen que aparcar fuera.

El aparcamiento soy yo

Después de que HNA publicara la noticia, Volkswagen se apresuró a desmentir que la compañía haya declarado “coches non gratos” a todos los que no sean de la propia marca, y mucho menos que haya dictaminado para ellos una orden de alejamiento general de los centros de producción de VW.

Sin embargo, dentro de los límites su pequeño castillo uno es el rey, y la decisión de qué vehículos pasan la muralla está en manos del director de la fábrica en concreto. El monarca en Baunatal ha decidido que el aparcamiento es territorio Volkswagen y cualquier otra marca no es digna de utilizarlo.

“A los que sólo vienen eventualmente, o cuando se trata de alguna urgencia, los dejamos pasar aunque no conduzcan un VW, pero les damos a entender amablemente qué coche preferiríamos que tuvieran”, comenta Stassek. “De nuestros socios permanentes, operarios o proveedores con los que trabajamos habitualmente, esperamos más cooperación”.

Una marca para cada cual

Stassek no ve la cuestión en absoluto problemática y la considera completamente normal. Al fin y al cabo, las compañías grandes suelen tener diversas flotas de vehículos a emplear según el caso, de modo que se evitan herir el orgullo de las divas del automovilismo… y de paso la caminata. El fontanero que se acerca a arreglar los lavabos cae dentro de la categoría de “visitante eventual”, de modo que sólo necesita un poco de paciencia para ignorar los comentarios sobre la marca de su coche.

En cuanto a los empleados, cuenta el portavoz a HNA, se les da facilidades para que adquieran vehículos Volkswagen, pero el requisito no es obligatorio. Aún así, teniendo en cuenta la guerra de baja intensidad que se libra en las fronteras entre VW Baunatal y el mundo, atreverse a pisar con un Opel semejante “aparcamiento minado” debe resultar toda una heroicidad.

“Vivimos en un país libre”, acierta a recordar Jürgen Stumpf, director del comité de empresa de VW Baunatal, “nosotros no estamos de acuerdo con este tipo de medidas, que obligan a la gente a conducir determinados coches. ¡Nuestros vehículos son los que tienen que convencer y no las restricciones!”.