Juego de intereses
9 de agosto de 2011Mientras que a través de declaraciones de condena y contactos diplomáticos intenta la comunidad internacional ejercer presión sobre Siria, el régimen de Bashar Al Assad continúa en este mes de Ramadán su ofensiva contra la oposición. Organizaciones humanitarias cifran el número de muertos durante la última jornada en 22.
Deutsche Welle: La demanda del rey saudí de que se le ponga fin a la violencia en Siria y se introduzcan reformas, así como la decisión de llamar a consultas a su embajador en Damasco, abren una nueva dimensión en las relaciones entre ambos países, ¿por qué reacciona Arabia Saudí precisamente ahora?
Michael Lüders: Hasta ahora, en lo que al apoyo a las revoluciones en el mundo árabe se refiere, Arabia Saudí no se ha llenado precisamente de gloria. Todo lo contrario. En Baréin ayudó a reprimir las protestas, en Yemen jugó un papel dudoso. En Libia se mantuvo al margen, igual que en Túnez y en Egipto. Ahora lanza críticas a Damasco.
Yo creo que los líderes saudíes tratan de no quedarse solos en el bando de los reaccionarios. Intentan dar una imagen de modernidad y critican al régimen de Bashar El Assad, con razón naturalmente, pero en primer lugar en función de los intereses propios: por un lado, lo dicho, para dar una imagen de país avanzado; por el otro, Siria es aliada de Irán e Irán y Arabia Saudí son, como de sobra es sabido, enemigos acérrimos.
Sin embargo, ¿no es peligroso para el rey Abdalá exigir reformas en Siria mientras reprime brutalmente las exigencias de cambios en su propio país?
Por supuesto. Es una contradicción en sí misma. Puede decirse que es la cuadratura del círculo. El rey Abdalá se está moviendo en unos márgenes muy estrechos. De momento, no han aparecido en Arabia Saudí movimientos reformistas y democráticos dignos de mención y, aún así, en abril se endurecieron las leyes: desde entonces, las críticas a los gobernantes, a la sharia o al orden islámico del país están todavía más castigadas. Abdalá ha de tener cuidado de que la demanda de reformas en Siria no se oiga en su país.
Hace años que las relaciones entre Arabia Saudí y Siria no son buenas, especialmente desde el asesinato del ex primer ministro libanés Rafik Hariri, ¿tiene la reacción saudí algo que ver con esto?
Seguramente también. Existe una comisión internacional que intenta esclarecer ese caso y existe un tribunal de Naciones Unidas que sospecha la mano de Hezbolá tras el crimen. Para los dirigentes saudíes, el asesinato de Hariri fue una terrible afrenta, ya que el primer ministro mantenía con ellos muy buenas relaciones, y Riad condenó el atentado con palabras muy duras. Hariri era un aliado muy, muy estrecho y eso juega sin duda un papel en lo que sucede ahora. En pocas palabras: Arabia Saudí tiene una cuenta abierta con Siria, y por extensión con Hezbolá e Irán.
¿Cree que la presión al régimen de Assad por parte de Arabia Saudí irá a más?
Podría suceder, por ejemplo, que la ayuda financiera a Siria se redujera o incluso quedara suspendida completamente. Siria se enfrenta a un gran problema, independientemente de cuál sea el desenlace del levantamiento: su economía está al borde de la bancarrota. En esta situación, Damasco no podrá sostener durante mucho tiempo la política de mano dura militar contra su propio pueblo e, incluso si el país logra liberarse, el próximo Gobierno tendrá que ver de dónde sacar el dinero. ¿Quién va a invertir en Siria? Damasco necesita ayuda de Arabia Saudí, y el instrumento financiero le otorga a Riad muchas posibilidades para ejercer presión, ahora y en el futuro.
Autor: Yasser Aboumuailik
Editor: Pablo Kummetz