Argentina en crisis: incertidumbre y temor
17 de julio de 2008Cristina Fernández de Kirchner sufrió el golpe más certero en el conflicto con el campo, pero lejos de ser la oposición la que lo asestó, fue su propio vicepresidente, Julio Cobos, el que rechazó el proyecto de ley y dejó al gobierno en crisis. La Resolución 125 que pretende elevar los impuestos al sector agroindustrial, desató un conflicto interno que trajo consigo cortes de ruta, desabastecimiento, acusaciones cruzadas y el regreso de los "cacerolazos". ¿Qué significado ha tenido el que la presidenta argentina haya preferido, al principio, realizar su iniciativa con la ayuda de una decisión administrativa, desde el ejecutivo, y no por la vía natural del legislativo?
Este es un tema muy importante que la oposición política recién empezó a aprovechar en los últimos momentos del conflicto, más no cuando se lanzó la iniciativa. Sólo tras las protestas del campo, los bloqueos de rutas y las demás manifestaciones empezaron a surgir críticas a la inconstitucionalidad de la forma aplicada por Fernández de Kirchner. La Constitución argentina no permite decisiones por decreto tomadas por el poder ejecutivo sino que tienen que pasar por el parlamento.
El Gobierno lo ha querido justificar diciendo que es un código aduanero. Para mí es claro que fue una decisión inconstitucional, lo que pasa es que en Argentina se ha gobernado muchas veces por decreto. Pero el conflicto social en torno al mismo fue tan grande que al Gobierno le tocó mandar el proyecto al Congreso.
Al final, lo que predominó fue el miedo del Gobierno a las consecuencias de la inconstitucionalidad de dicha iniciativa que obligara a demandarla ante la Justicia.
¿Qué tantas perspectivas tenía la Resolución 125 de que fuera aprobada o rechazada en el Senado?
El resultado no estaba tan claro. El kirchnerismo siempre tuvo mayorías parlamentarias muy amplias. Quizás el Gobierno creyó que iba a poder recabar las mayorías necesarias, como lo logró en la Cámara de Diputados. Pero el Senado es más complicado. Es una cámara más pequeña. Hay figuras más importantes: hay ex presidentes, hay ex gobernadores. Allí es más difícil convencer.
La oposición golpeó a Fernández de Kirchner, pero fue su propio vicepresidente, Julio Cobos - igualmente presidente del Senado - también rechazó el proyecto de ley. Llama la atención que en Argentina el ejecutivo y el legislativo sean representados en una sola persona, como en el caso de Cobos…
Este es un esquema presidencialista, bicameral. Argentina es un país federal. El Bundesrat, en Alemania no es comparable con el Senado argentino, que es mucho más poderoso. Julio Cobos (presidente del Senado y a la vez vicepresidente de la República) conformó la fórmula con la cual Cristina de Kirchner llegó al poder. Esta relación tiene un matiz especial, porque Cobos no pertenece al Partido Justicialista de Kirchner sino al Partido Radical. Esta unión fue resultado de una alianza electoral.
La relación entre Cobos y la pareja Kirchner-Fernández tiene un alto grado de participación en el proyecto oficial. Hay quienes dicen que ésta, ya no será la misma después de lo decidido por el numero dos del gobierno…
Pero antes, justamente a raíz del conflicto surgido por la iniciativa, comenzó a dañarse la relación entre la presidenta y el vicepresidente. Cobos había instado a Cristina de Kirchner a revisar la decisión de imponer las retenciones y buscaba que asumiera una actitud más conciliadora. Su distanciamiento político quedó ahora de manifiesto cuando le tocó a él decidir con su voto para qué lado se tuerce la balanza. De todas formas, hubo unos 7 senadores del partido Justicialista de los Kirchner que también votaron en contra.
Más allá de la derrota de la iniciativa del Gobierno de los Kirchner en el Senado, ¿en que consiste ese duro golpe al Gobierno propinado por el Senado?
Los argentinos despertaron hoy con una sensación de malestar muy grande. Entre los argentinos hay una sensación de incertidumbre que ha perdurado durante todos estos meses. ¿A dónde va Argentina? A Cristina de Kirchner aún le faltan tres años. En Argentina se han formado dos bandos antagónicos y ninguno quiere dar su brazo a torcer.
Lea en la segunda parte por qué apostaron los Kirchner a todo...
El gobierno de los Kirchner apostó con todo y perdió. ¿Perdió también el país?
Perdieron los dos. La Cámara de Diputados votó a favor, el Senado votó en contra. Hay un empate virtual. El proyecto tiene ahora que volver a la Cámara de Diputados que tiene que decidir si vota la versión original o si vota la del Senado.
Otra votación en la Cámara de Diputados le va a costar mucho al Gobierno. Hay que ver si los Kirchner vuelven a insistir. Si lo hacen y pierden, esa sí que sería una derrota completa.
¿Qué objetivo persigue, en el fondo, la presidenta argentina?
El discurso oficial habla de “hacer un país más justo”; utilizar los recursos recaudados del sector más fuerte de la economía para distribuirlos entre los pobres. Aunque la idea original era la de promover la diversificación del agro dedicado al monocultivo de la soja. Si se elevaban los impuestos a la soja, se promoverían otros cultivos.
Pero la iniciativa degeneró en conflicto político y el Gobierno creó desconfianza en los pequeños agricultores que no creen en las promesas de Cristina de Kirchner de darles compensaciones. El Gobierno, por su lado, no estado dispuesto ni a rebajar los impuestos anunciados ni a desistir de la medida.
Parálisis es ahora el estado de las cosas. Hay dos bloques opuestos que no quieren ceder.
Algunos ven en las actitudes de la presidenta argentina rasgos de una conducta peronezca. ¿Es eso sólo una impresión popular; un producto mediático o se siente, realmente Cristina Fernández de Kirchner la reencarnación de Evita Perón?
Yo no iría tan atrás en la historia. Cristina de Kirchner es una figura más de los años 70 que de los 50, cuando vivió Eva Perón. Lo revelan las manifestaciones organizadas por el mismo gobierno a su favor. A pesar de la larga trayectoria legislativa, la presidenta no tiene experiencia en el ejecutivo, como su marido y ex presidente. Esa debilidad se notó de entrada en Cristina de Kirchner.
Así que el mundo no debe temer tener que presenciar el lanzamiento de una segunda versión de No llores por mí Argentina?
No, eso no va suceder (risas!). Cierto es que ella ha puesto en discusión su condición de ser mujer, diciendo que la atacan por ser una mujer. Pero no. El tema no pasa por ahí. Al principio tuvo el respaldo fuerte del peronismo, pero que por su propia culpa los Kirchner lo han ido perdiendo. Los líderes justicialistas se han ido distanciando, poco a poco, de las figuras Kirchner-Fernández.
La actitud de los Kirchner en el poder no parece ser la más propicia a un entendimiento. Lo que se percibe desde Europa es que la política presidencial ha sido más bien una de polarización de la sociedad argentina…
En efecto. Y esa polarización ha venido, ha sido fomentada desde arriba.
¿Y que tanto eco ha tenido esa polarización en la sociedad argentina?
En primer lugar no es representativo de la Argentina. La Argentina es hoy por hoy es una sociedad muy plural. No solamente con dos posiciones sino con muchas, que no se sienten identificadas, ni con los del campo ni con los del Gobierno. Revivir esa política de la polarización de los años 70 es una cosa anacrónica para la Argentina actual y le hace mucho mal.
¿Qué tanto daño le puede hacer esa forma de conducción del país a la nación argentina?
Imprevisible. Y si (el Gobierno) sigue con ese esquema de no aceptar los errores y la derrota, la Argentina va a sufrir mucho.
¿Se puede resumir con la palabra “incertidumbre” lo que sienten hoy los argentinos?
Incertidumbre y un malestar profundo en el estómago.
Si se le ocurriera una fórmula mágica para solucionar los problemas de la Argentina de hoy, ¿Cuál sería?
Derogar la decisión administrativa 125.
¿Terminaría ahí el conflicto?
No, pero se apaciguaría. El asunto es que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner no tiene las cualidades de liderazgo que hacen falta para tomar grandes decisiones.
¿Cómo salir entonces del dilema?
Todo lo que se diga sería una especulación. Pero lo que si es cierto es que al pueblo argentino lo embarga un fuerte temor porque sabe que los Kirchner no van a tener el temple necesario para reconocer y enmendar su error públicamente. Eso nos llena de temor por lo que vaya a pasar.