Armenios en Sudamérica: cohesión y tradiciones vivas
11 de octubre de 2020Aunque no son tan numerosos como otros grupos de migrantes, los armenios se distinguen en América Latina no solo por sus característicos apellidos –la gran mayoría terminados en "ian", como el extenista argentino David Nalbandian–, sino también por su contribución en distintos ámbitos y la fuerza con que viven sus tradiciones.
Distintas oleadas migraron hacia América Latina ya desde el siglo XIX, pero la gran mayoría llegó escapando de la persecución, las matanzas y deportaciones durante la Primera Guerra Mundial y los años posteriores. Son sobrevivientes del genocidio armenio, que llevó a cabo el imperio otomano a partir de 1915, dando origen a una gran diáspora.
Se calcula que unos tres millones de personas viven en la actual República de Armenia y el territorio de Nagorno Karabaj, mientras que otros diez millones estarían repartidos por el mundo.
En Latinoamérica, se asentaron principalmente en la costa atlántica, al sur del continente, en Argentina, Brasil y Uruguay. La colectividad más numerosa por lejos es la argentina, y reside principalmente en Buenos Aires y Córdoba. Nietos y bisnietos de inmigrantes, más otros que llegaron posteriormente, tras la disolución de la Unión Soviética, hoy suman unos 150.000.
A pesar de ser descendientes de cuatro o cinco generaciones posteriores, son fieles a sus tradiciones y con un gran compromiso con la causa armenia. "Creo que eso tiene mucho que ver con que son refugiados, sufrieron una masacre, fueron expulsados de sus tierras a la fuerza, no migraron por voluntad propia, y quedó esa herida abierta, esa añoranza por su tierra y su idioma, y eso forjó una identidad nacional muy fuerte", indica a DW Alex Hadjian, del Centro Armenio en Argentina.
"Todos los armenios somos sobrevivientes del genocidio. Tenemos abuelos y bisabuelos que nos mostraron la historia y lo que sufrieron, y cuando eso no está debidamente reconocido y reparado, genera un arraigo muy fuerte con la identidad nacional, a pesar de los años y los kilómetros de distancia", agrega.
Unos treinta países han reconocido el genocidio armenio, entre ellos Alemania, Rusia, Estados Unidos y gran parte de América Latina.
Desde Brasil a Colombia
En Brasil llegan a los 80.000 y se ubican principalmente en Sao Paulo, donde una estación de metro fue bautizada en honor a Armenia. En Uruguay, a pesar de ser una colectividad menor, con unos 15.000 a 20.000 miembros, es un número importante para el pequeño país y uno de los mayores grupos de migrantes.
En Chile, aunque mucho menor, de unos tres mil miembros, también forma una colectividad bastante activa. Colombia cuenta incluso con una ciudad llamada Armenia, capital del Departamento de Quindío, en el oeste del país. Sin embargo, no tendría relación con migrantes de esa nacionalidad, sino que habría heredado el nombre de la hacienda de esa zona cafetera.
Ya sea por el nombre o la llegada de algunos migrantes, el municipio colombiano reconoció el genocidio armenio, aunque Colombia aún no lo ha hecho. La situación derivó en una investigación local cuando el alcalde y varios concejales fueron invitados por Turquía a visitar el país para conocer otra interpretación de los hechos.
Argentina: tradiciones vivas
La colectividad armenia en Argentina no solo es la más grande, sino que está muy bien organizada y cuenta con numerosas instituciones que buscan preservar las tradiciones y la cultura: tres diarios, cinco iglesias y siete escuelas en la capital y una en Córdoba -donde se aprende el idioma y culminan la secundaria con un viaje a Armenia-, un centro comunitario y grupo de baile, entre otras.
"Como vieron que había total libertad, no eran perseguidos, podían cultivar su cultura y su idioma, y construir sus templos y clubes, empezaron a llamar a sus paisanos y parientes. Eran refugiados, sobrevivientes del genocidio, y aquí encontraron un país muy receptivo y generoso con los migrantes, con muchas oportunidades de trabajo y de progreso", dice Alex Hadjian.
Precisamente en la calle Armenia, en el barrio de Palermo en la capital argentina, se concentra gran parte de las instituciones de esta comunidad: la catedral, el Centro Armenio, el Instituto Educativo y el teatro. El Centro también administra el Cementerio Armenio, ubicado en la localidad de San Justo, en la Provincia de Buenos Aires.
Uruguay: primer país en reconocer genocidio
La acogida y la historia armenia en Uruguay, país construido desde la inmigración, fue similar y también ha dado muchos frutos. "El armenio es profundamente trabajador y, a pesar de que mantiene muy sólidamente su identidad, es muy abierto en su relación con los uruguayos, se integra y se ha destacado en distintas áreas", dice a DW Gerardo Caetano, historiador y politólogo uruguayo.
Un hito en esta relación entre Armenia y el país sudamericano ocurrió en 1965: Uruguay fue el primer Estado del mundo en reconocer plenamente el genocidio armenio. "Esto tiene que ver con la mejor historia del Uruguay, que fue ser solidario con las víctimas siempre y defender principios por sobre intereses", destaca Caetano.
Esta es la historia que recoge el libro "La causa armenia. Entre el Ararat y Uruguay", que será publicado próximamente, y del cual Caetano es coautor. "En momentos en que ningún otro país del mundo había reconocido el primer genocidio del siglo XX, Uruguay lo hizo. Tenemos un vínculo muy estrecho", agrega el experto, quien formó parte de un consejo de respaldo a la causa armenia y actualmente copreside el Foro Nagorno Karabagh, integrado por intelectuales y políticos unidos en la defensa de los derechos del territorio actualmente en disputa con Azerbaiyán.
'Jugados' por la causa armenia
"Un factor importante de identidad y cohesión de la comunidad es el conflicto no resuelto del genocidio armenio, que no es aceptado por su perpetrador ni debidamente reparado. Es una causa pendiente, abierta, que no ha tenido una resolución justa", apunta Hadjian.
Ante los últimos ataques de Azerbaiyán a la región de Nagorno Karabaj, habitada mayoritariamente por armenios, se ha intensificado el activismo de la diáspora en América Latina, con manifestaciones de repudio, marchas y protestas frente a oficinas diplomáticas de Azerbaiyán y Turquía.
"Estamos profundamente inquietos y aterrorizados con la información que venimos siguiendo", indica Caetano. "Un caso tan trágico como el genocidio, más aún de negacionismo por parte de Turquía, provoca un gran sentimiento de adhesión, por eso muchos uruguayos estamos 'jugados por' [expresión equivalenta a 'comprometidos con'] la causa armenia", subraya.
Lo mismo ocurre en las comunidades en Argentina, comenta Hadjian: "El conflicto se vive con mucha angustia, porque muchos tienen familiares allá. Estamos muy movilizados, tratando de difundir el tema en la sociedad local. Queremos la paz y estamos tratando de hacer lo posible a la distancia para que sea una realidad".
(lgc)