Asterix dice: ¡NO!
30 de mayo de 2005
Neue Zürcher Zeitung, de Ginebra: "¡Insurrección en el pueblo galo! Asterix dice: ¡no! El pueblo deja de acatar a sus líderes. El gran jefe Majestix se encuentra en una posición desequilibrada.
Los romanos, los belgas y otros están consternados y afirman: ¡están locos los galos! Ahora comenzará en Francia y en el resto de las naciones de la Unión Europea una discusión sobre el sentido y sinsentido, racionalidad e irracionalidad de referendos populares. Obelix, gruesa encarnación de la lucidez humana pensará: ¿por qué votar, si sólo se puede decir que sí? En realidad los locos están en Bruselas."
Después del "no"
El País, de Madrid: "Francia ha rechazado la Constitución europea. Con el escrutinio prácticamente cerrado, los votos contrarios al tratado eran el 54,86%. Uno de los países fundadores y con mayor impronta en la historia de la UE ha decidido echar el freno a lo que hasta ahora ha sido un éxito sin precedentes en la historia de las relaciones internacionales y en la construcción de un continente próspero y en paz...
El voto negativo, principalmente polarizado en los extremos, ha generado el descontento político que suscita el propio presidente Chirac, la debilidad del Gobierno de Jean-Pierre Raffarin, la insatisfacción por la ampliación de la UE a 25 miembros, la perspectiva de entrada de Turquía o los temores a la pérdida de las protecciones sociales de un Estado de bienestar necesitado de profundas reformas. Son muchas las circunstancias de política interior que explican este rechazo rotundo de los franceses a la Constitución, pero el resultado es que la Unión Europea se halla a partir de hoy sin rumbo. Aunque la presidencia semestral luxemburguesa insista en seguir el calendario de ratificación, está claro que sin Francia no se puede seguir, y tampoco cabe pensar que se maquille la Constitución para que Francia vuelva a votar de nuevo.
La crisis que se abre hoy en Francia, y también dentro de sus dos principales formaciones políticas, es asimismo una crisis europea. Ahora es responsabilidad de los dirigentes de los Veinticinco evitar que este enorme tropiezo se convierta en un parón de funestas consecuencias, en un momento internacional en el que el protagonismo europeo es más necesario que nunca."
Bailando sobre la tumba de la Unión Europea
Lidove noviny, de Praga: "El "no" francés fue un rechazo a aquella Unión Europea en la que desde la más reciente ampliación muchos trabajan lo mismo pero con un salario 10 veces menor que la mayoría de los franceses, que además se van a huelga. Fue un "no" a aquella Unión Europea que quiere recortar los subsidios a los campesinos franceses, para que los campesinos checos puedan ganar, en el futuro, lo mismo que sus colegas galos.
Aquellos franceses que votaron en contra de la Constitución Europea no quieren saber nada de la liberalización del mercado de trabajo europeo y la simple idea de que rumanos o polacos puedan ser tan europeos como ellos les causa temor. Los corchos de champaña de los opositores de la Constitución se escucharon en Francia, pero también en el cementerio donde quedó enterrada la visión de una Unión Europea."
El "no" francés puede ser una oportunidad
Financial Times, de Londres: "Parece tener sentido el seguir con el proceso de ratificación, aun cuando signifique que posiblemente otras naciones se unan al "no" francés, Gran Bretaña incluida. Solo cuando haya certeza de dónde están parados todos los estados miembro se podrá emprender un intento inteligente para redefinir la Constitución. El "no" francés es un duro golpe, pero es también una oportunidad: la de debatir a fondo el futuro de la Unión Europea."