Ayuda para la autoayuda
6 de marzo de 2012Si hay algo que les sobra a los habitantes de la Puna, el altiplano desértico del noroeste de Argentina, es sol. Una región árida a miles de metros de altitud donde el aire es tenue y los rayos del sol descargan de forma intensa. Más de 2.200 kilovatios-hora impactan aquí anualmente por cada metro cuadrado. Una cifra que corresponde al consumo medio anual de una unidad familiar formada por dos personas. Las condiciones para el aprovechamiento de la energía solar en la región son ideales. Por lo menos, teóricamente. Y es que la Puna se encuentra ubicada en una región de difícil acceso, en la cordillera de los Andes, donde la red eléctrica es inexistente. Sin embargo, las aldeas se van equipando paulatinamente con tecnología solar. Una tecnología que no solamente suministra la energía necesaria a las aldeas, sino que también genera puestos de trabajo en la región. La producción de las instalaciones, su montaje y mantenimiento son posibles gracias, en gran parte, a empresas del lugar.
Cualquiera puede permitirse adquirir instalaciones fabricadas en la región
El conocimiento procede de Alemania y es transmitido a los trabajadores locales a través de la fundación EcoAndina. Así, son capaces de producir por ellos mismos numerosos componentes de las instalaciones solares. Por ejemplo, los espejos para las pequeñas cocinas solares. De esta manera, ya no es necesario importar nada más. Otras piezas, como láminas o tanques de agua, llegan desde la capital, Buenos Aires, y es en la Puna donde se procede al montaje de las instalaciones de agua caliente. Esta "ayuda para autoayudarse" debe procurar la creación de una pequeña industria local, exactamente lo que se necesita para que los proyectos puedan funcionar, como explica Heiner Kleine-Hering, de EcoAndina: "la producción 'in situ' es mucho más barata que importar, lo cual hace posible que más personas puedan permitirse adquirir las instalaciones". La idea, además, se extiende: una empresa ubicada en Chubut, a centenares de kilómetros de distancia, ha copiado el proyecto de la Puna, explica Kleine-Hering. Allí también se fabrican ya instalaciones solares.
Las organizaciones humanitarias que trabajan en la India muestran cómo funciona debidamente la producción a nivel local. El taller de ayuda MISEREOR, junto con la organización india LAYA, lleva lámparas solares a aldeas remotas. Lámparas hechas completamente 'in situ'. Otra empresa del lugar fabrica los componentes técnicos para pequeñas centrales de energía hidráulica. Unas centrales que suministran electricidad a las aldeas de los alrededores. "Ponemos énfasis en el hecho de que las instalaciones sean desarrolladas a nivel local, porque se trata de una tecnología menos compleja que en Europa", explica Kesuma Saddak, de MISEREOR. No se necesitan especialistas extranjeros para las reparaciones. Tras un par de cursillos, los habitantes de las aldeas son capaces de asumir por sí mismos las tareas de mantenimiento.
África aún debe aprender sobre regionalidad
Las organizaciones de ayuda y las empresas pretenden trabajar de forma regional también en África. Allí, la tecnología todavía procede en su mayor parte del exterior. Algo que critican las organizaciones de ayuda: "sobre todo, es importante que exista una transferencia de conocimiento en lugar de una transferencia de material", afirma el profesor Klemens Schwarzer, de Solar Global e.V, una entidad sin ánimo de lucro que ha promovido diferentes proyectos para el desarrollo de la energía solar en África. Aunque son los habitantes de las aldeas y operarios locales los que se encargan de llevar a cabo los proyectos, la tecnología sigue procediendo en la mayor parte de los casos de Europa o Asia.
"La producción local de instalaciones para el aprovechamiento de las energías renovables sería lo deseable. Sin embargo, hasta ahora apenas hay empresas que las fabriquen", explica Barbara Wagner, de atmosfair. La organización promueve una instalación de biogás para un hospital en Burkina Faso. Dado que no existen alternativas a nivel local, la tecnología se ha tenido que importar de la India.
La falta de una industria productiva deriva también en un problema para aquellas compañías que se especializan en energías renovables. Madison Solar Engineering, en Zimbabue, fabrica sobre todo instalaciones fotovoltaicas. La empresa lleva a cabo el montaje y la instalación 'in situ', pero los componentes proceden de Europa, Estados Unidos o incluso de la India. Su importación resulta dificultosa y muy costosa, afirma su gerente, Andreas Knerr, quien fundó la compañía en 2005 con el objetivo de "dar una oportunidad a la energía solar".
El compromiso para la fabricación local de instalaciones para el aprovechamiento de las energías renovables es una realidad. Da igual en qué rincón del mundo. Las organizaciones que fomentan este desarrollo, sin embargo, están de acuerdo en algo: para que sea posible cosechar éxitos en Zimbabue y en otros países africanos, o también en Argentina o la India, es necesario seguir impulsando la "ayuda para la autoayuda".
Autora: Janine Rabe
Redacción: Emili Vinagre