Bailando al son de las mareas
17 de febrero de 2009Siete pequeñas superficies de tierra sobresalen en la cristalina superficie del océano al norte de Alemania, en la costa entre Emden y Ottenford: las Islas Frisias Orientales. El archipiélago completo de las Islas Frisias está formado por 44 islas repartidas entre Dinamarca, Alemania y Holanda. De ellas pertenecen 26 a Alemania. De las Islas Frisias Orientales, sólo 14 están habitadas por unas 53.296 personas, y dos permiten la circulación de coches: Borkum y Norderney.
Siete de ellas forman el Parque Natural de las Marismas, y constituyen un particular paraíso para gente con amor por la naturaleza, la tranquilidad y la belleza del mar en un lugar todavía no domesticado por la mano del hombre. Todas ellas ofrecen caminatas guiadas por las marismas y otras divertidas propuestas para el turista. No obstante, caminar por las marismas sin supervisión es una práctica peligrosa y poco recomendable.
El acceso a las islas es sencillo: los ferrys entre las ciudades costeras del estado de Baja Sajonia son regulares, aunque dependientes de las mareas. También salen avionetas de forma frecuente, no afectadas por los movimientos del mar. Todas las islas poseen aeropuerto, excepto Spiekeroog.
Navegando de Este a oeste
Wangerooge es la primera isla que aparece a la vista. Su atracción más conocida es su faro, fácilmente visible a miles de kilómetros. Muchas parejas suben a este faro para darse el ‘sí quiero’ a treinta metros de altura sobre el mar. Con excelentes playas y un simpático pueblo situado a la orilla misma del mar, Wangerooge es también destacada por su cocina, formada por marisco traído directamente de sus costas.
Spiekeroog, la isla sin aeropuerto, cuenta con un museo de conchas como principal atracción. Colores fascinantes, formas inesperadas, ninguna concha es igual que la anterior. Se trata de una exposición única en Alemania, y definitivamente difícil de olvidar.
Langeroog posee unas envidiables playas de arena que abarcan 14 kilómetros. Con las aguas del Mar del Norte en bandeja de plata para actividades de buceo, y un paisaje de dunas que se extienden hasta lo que alcanza la vista, Langeroog ofrece diversión para niños y mayores.
Baltrum, la isla más pequeña del grupo, es un vergel de tranquilidad y silencio. Con un encanto especial y una atmósfera de indudable romanticismo, su genuina belleza atrae a personas que saben disfrutar de la conexión con la naturaleza.
Deporte en el mar
La segunda isla más grande, Norderney, se abre en el mar como una fina herida. Tiene 14 kilómetros de largo por tan sólo 2 kilómetros en su punto de mayor anchura. Además de sus largas y hermosas playas, es uno de los mejores lugares para admirar el espectáculo natural de las marismas. Es, además, una perfecta opción para aquellos que disfrutan de los deportes de agua, senderismo o hípica a orillas del mar. Como si todo esto fuera poco, Norderney cuenta con otro detalle que la hace única: desde los bancos de arena, los turistas pueden sentarse y contemplar cómo las focas juegan y bucean hasta 100 metros de profundidad durante un máximo de 10 minutos.
La isla de Juist, llamada “tierra mágica” por sus propios habitantes, es una superficie cubierta de fina arena en su totalidad. En sus 17 kilómetros de longitud y 1 kilómetro de anchura se encuentra el lago más grande de las siete islas: el Lago Hammersee.
En último lugar, la isla más grande, Borkum, tiene una extensión de 36 kilómetros cuadrados. Su clima tibio ofrece una atmósfera perfecta para realizar marchas por sus casi 130 kilómetros de estrechos caminos que apenas se abren a través de su espesa vegetación. En contraste, sus playas son, como en el resto de las islas, de óptima calidad, y aptas para todo tipo de deportes de agua.