Balance de Davos y Porto Alegre
30 de enero de 2005Mientras en Brasil los críticos de la globalización lanzaban al mundo el reto del “Manifiesto de Porto Alegre”, en Davos llegaba a su fin el Foro Económico Mundial, que este año dedicó parte considerable de su atención al tema de la lucha contra la pobreza. Sería exagerado pensar que la brecha entre ambos bandos se reduce, pero al menos este año la contraposición pareció menos virulenta.
Protesta reducida
Como un síntoma podría interpretarse el hecho de que esta vez la cita de Suiza no haya sido blanco de protestas de la talla de las que tuvieron lugar en ocasiones anteriores. Sólo unas 80 personas se manifestaron el sábado en Davos contra el actual orden económico y otras 350 salieron a la calle en Basilea, si bien hay que tener en cuenta que incidió en ello el gran despliegue de fuerzas de seguridad.
Al margen de lo anterior, cabe constatar que también entre la elite de la economía mundial parece imponerse el tema de la responsabilidad social y la solidaridad que demandan los grandes desafíos globales. En este sentido, aunque la paleta de temas abordados fue muy amplia y abarcó las clásicas preocupaciones del mundo industrializado, destacaron las propuestas de Francia y Gran Bretaña de buscar nuevos recursos para destinar a la ayuda al desarrollo.
El manifiesto de Porto Alegre
Lógicamente, estos gestos no llegan, ni de cerca, a colmar las demandas planteadas en Brasil, donde se dieron cita personalidades del mundo entero, entre las que se cuentan la keniana Wangari Maathai, galardonada con el Premio Nobel de la Paz, y el escritor portugués José Saramago, Premio Nobel de Literatura. El manifiesto de Porto Alegre pide, entre otras cosas, la condonación de la deuda de los países más pobres, la eliminación de los oasis tributarios, el fomento de un comercio justo y el establecimiento de impuestos a las transacciones financieras internacionales. Este último punto, por cierto, también fue objeto de discusión en Davos, aunque la propuesta del presidente francés haya sido más cautelosa.
El Foro Social Mundial demandó además el traslado de la sede de la ONU de Nueva York a una ciudad del hemisferio sur, en protesta por la actitud adoptada por el gobierno de George W. Bush al intervenir militarmente en Irak, sin contar con la aprobación del Consejo de Seguridad.