Bayreuth 2009: las mismas óperas, la misma gente pero algunas novedades
25 de julio de 2009"Estamos intentando conseguir una entrada para esta noche", dice uno de los muchos que merodean por el recinto a la espera de que la suerte les sonría. Y, ¿qué posibilidades tiene? "Cero", contesta.
Pese a las malas perspectivas, merece la pena intentarlo. Y es que la pasión por los dramas de Wagner crece a medida que se los escucha. La "adicción wagneriana" nace de la sugestiva fuerza de la música y en ningún otro sitio puede percibirse ésta como en el Festival de Bayreuth, que ofrece la acústica perfecta para las obras del compositor.
Por supuesto que no cabe duda de que a parte del público de Bayreuth sólo lo mueve la curiosidad. Y conviene no olvidar los factores "prestigio" y "alta sociedad" a la hora de comprender la elevada demanda de pases. En Internet, por la reventa de entrada se piden hasta 1.190 euros. La conciencia colectiva germana relaciona este evento con las caras famosas que lo visitan el día de su apertura. La canciller, Angela Merkel, y algunos miembros de su gabinete han anunciado ya su presencia en esta edición.
Todos ellos volverán, como cada año, a recorrer el camino hasta la "Colina Verde" (Grünen Hügel) y repetirán frente a la entrada principal el mismo saludo de cada vez. Inaugurado el festival, sonarán de nuevo las mismas diez óperas de Wagner. Y al final, parecerá como en todas las ocasiones que a Bayreuth siempre acude la misma gente.
La comunidad Bayreuth
Con este festival, Richard Wagner esperaba lograr absoluta atención en torno a su obra. El joven Wagner fue un revolucionario, el anciano era un reaccionario que mostraba síntomas de líder sectario. Su viuda Cosima, su hijo Siegfried, su nuera Winifred, sus nietos Wieland y Wolfgang y ahora sus bisnietas Eva y Katharina forman parte de la interrumpida dinastía regente instaurada el día de 1876 en el que se fundó el festival.
A pesar de que Richard Wagner no transmitió a sus descendientes el genio musical, éstos heredaron su sentido para la puesta en escena de sí mismo. En la resquebrajada historia de Alemania, los Wagner son la continuidad y el público y los artistas de Bayreuth una comunidad con un claro sentimiento de pertenencia.
"Para mí es un gran honor poder hacer esto", dice el dirigente Christian Thielemann, "el poder hacer cualquier cosa en este festival es algo muy, muy, muy especial. Éste es un lugar muy importante para la historia de la música y, si uno resulta elegido para trabajar en él, tiene que verlo de este modo. Aquí, todo el mundo recibe el mismo trato y si hay una cosa que no gusta Bayreuth son las malas maneras y los aires de grandeza. La única estrella en este evento es Richard Wagner".
Thielemann no es el único que sostiene esta opinión. Músicos de orquesta renuncian a sus vacaciones veraniegas, cantantes famosos actúan por mucho menos de lo que suelen cobrar y se reservan libres de otras citas los días del festival. Incluso los tramoyistas trabajan demasiado por un sueldo insuficiente, o al menos de eso se quejaban, dispuestos a ir a la huelga. El conflicto pudo resolverse a tiempo, pero la negociación laboral fue una experiencia nunca antes vivida en la Colina Verde.
Nuevas reinas, pequeños cambios
Desde 1951 hasta 2008, Wolfgang Wagner, nieto del famoso compositor, dirigió con mano firme el festival. "A Bayreuth no viene nadie que no quiera", era la premisa, y ésta valía también para los tramoyistas.
Las cosas parecen haber cambiado por estos lares. Con las pantallas gigantes que retransmiten el festival para los que no están dispuestos a pagar más de mil euros por una entrada y con la posibilidad de verlo en directo a través de Internet, parece que el evento pierde algo de exclusividad. Sin embargo, el dúo que ostenta ahora la batuta de mando, las bisnietas Eva Wagner-Pasquier y Katharina Wagner, creen que el mito Bayreuth pervivirá aunque discurra por nuevas vías: su propagación multimedial aumenta incluso el interés por presenciar una ópera en directo.
Eva Wagner-Pasquier es una experimentada gerente de ópera que se ha propuesto mejorar el nivel de los cantantes que actúan en Bayreuth. Katharina, la hermana joven, es la que entiende de nuevas tecnologías y su trabajo como directora recauda cada vez más reconocimiento. Por iniciativa, suya el festival, sin ofrecer nada nuevo sobre el escenario tradicional, contará este año con una novedad: por primera vez, la ópera El holandés errante se representará en una versión infantil.
Además de música, este año podrán escucharse conferencias gratuitas de introducción a las obras de Wagner. Para quien prefiera no oír nada estará el silencio de la exposición "El alma de la música", compuesta unas 40 imágenes del fotógrafo Mar Hennek. Pequeños cambios que simbolizan el inicio de un nuevo reinado.
Autor: Rick Fulker
Editor: José Ospina Valencia