Benedicto XVI desata lluvia de críticas
27 de enero de 2009Rheinpflaz, de Ludwigshafen: “El Papa Benedicto XVI ha extendido ampliamente sus brazos para volver a acoger a los ultraconservadores en el seno de la Iglesia Católica, a sabiendas de que estos tradicionalistas rechazan la apertura de la Iglesia hacia el mundo, la senda ecuménica y las declaraciones sobre libertad religiosa. Y de seguro también sabía que uno de los obispos rehabilitados es un clásico negador del Holocausto. Hace apenas pocos días, el británico Richard Williamson, de 68 años, negó nuevamente que los nazis hayan asesinado a seis millones de judíos. ¿Puede permitirse la Iglesia católica tener semejante pastor en sus filas? ¡No!”
Un atenuante
Neue Zürcher Zeitung, de Zúrich: “El hecho de que entre los cuatro obispos tradicionalistas se cuente un descarado negador del Holocausto puede ser casualidad, o no, en vista de la propaganda antijudía de otrora en la Iglesia católica. Lo vergonzoso del gesto papal en el caso de Williamson sólo se ve atenuado por el hecho de que éste de ningún modo asumirá su cargo episcopal. Williamson sólo fue rehabilitado como católico común y corriente, no como Obispo, ni menos como negador del Holocausto. (...) Estos obispos son considerados suspendidos y hasta ahora el Vaticano ha desaconsejado asistir a sus misas. Eso probablemente se mantenga, por lo menos mientras la Hermandad siga poniendo en tela de juicio decisiones medulares del Concilio Vaticano II, como el reconocimiento de la libertad religiosa, e insulte a los judíos diciendo que niegan a Dios”.
Veneno para el diálogo católico – judío
Kurier, de Viena: “El hecho de que precisamente al aproximarse el cincuentenario del Concilio Vaticano II Benedicto XVI haya acogido en el seno de la Iglesia Católica a cuatro excomulgados obispos de Lefebvre es de por sí un descaro: la pequeña cofradía tradicionalista rechaza el viento fresco del Concilio Vaticano II, que brindó a la Iglesia el necesario impulso modernizador en la segunda mitad del siglo XX. Esehecho podría ser visto como un asunto interno de la Iglesia, pero el que uno de esos cuatro obispos niegue el Holocausto no sólo es veneno para el diálogo católico-judío, sino que simplemente resulta inaceptable. Su rehabilitación es un escándalo. La pregunta central reza: ¿qué hace el Papa quien, como Sumo Pontífice,en realidad debería construir puentes?”
Relativismo moral
El País, de Madrid: “Benedicto XVI adoptó el pasado sábado una decisión que revela el signo que quiere imprimir a su papado y que puede acarrear graves consecuencias para la Iglesia. Deseoso de reconducir el cisma con los católicos ultratradicionalistas, levantó la excomunión que pesaba sobre cuatro obispos consagrados por Marcel Lefebvre en 1988. (...) Lo que los lefebvrianos exigían (...) era la retirada de las excomuniones como condición previa para cualquier acercamiento. Y el Papa ha transigido, mostrando cuando menos un signo de debilidad -o tal vez, de implícito acuerdo- que los ultratradicionalistas no dejarán de aprovechar en el futuro. (...) No existe mayor relativismo moral que, con el solo propósito de cerrar el cisma, transigir con la extrema derecha y la negación del Holocausto”.