Bielorrusia camino a la democracia
21 de marzo de 2006
Der Standard, de Austria: "A pesar de las amenazas masivas por parte del régimen miles deciden manifestarse lo que evidencia un valor impresionante. Impresionante también para las fuerzas de seguridad que no intervinieron la noche electoral. El valor de los demócratas bielorrusos no sólo merece respeto, sino también el apoyo especial de la Unión Europea. Esto significa mucho más creatividad en el fomento de la sociedad civil bielorrusa."
¿Estándares democráticos?
Rzeczpospolita, de Polonia: "La Unión Europea hace muy poco por Bielorrusia. Las sanciones anunciadas en voz alta no son más que de naturaleza simbólica. No es de sorprender que Alexander Lukashenko se presente con la mejor de sus sonrisas. Occidente debe preguntarse como es posible que el ministro de Relaciones Exteriores ruso hable de una elección "según estándares reconocidos". Debería discutirse sobre estos estándares con Moscú."
Socios à la rusa
Corriere della Sera, de Milán: "Mientras que la Unión Europea y Washington hablan sobre nuevas sanciones contra Minsk, Moscú advierte a aquellos países, que califica para otros temas como "socios", de no ceder a la tentación "de exportar la democracia". Y habla sobre posibles consecuencias para las relaciones entre Rusia y Estados Unidos."
Las reformas en Minsk van vía Moscú
Trouw, de Holanda: "El arte consiste en convencer a Rusia. Moscú tendrá poco interés en permitir la influencia occidental en uno de los pocos patios traseros que le quedan. Por lo mismo debe presionar al gobierno ruso y obligarlo a que permita cambios en Minsk. Las ventajas económicas que la Unión Europea puede ofrecer a Rusia deben relacionarse con la disposición que muestre para abrirle el camino a Bielorrusia a la Europa moderna."
Bielorrusia no puede dar marcha atrás
Neue Züricher Zeitung, de Suiza: "Las elecciones presidenciales 2006 han modificado los parámetros a largo plazo en Bielorrusia. La constante y creciente presión de Bruselas y Washington ha obligado a Minsk a guardar la fachada democrática y permitir la palabra a los opositores de Lukashenko. Pero no hay que hacerse ilusiones: sin el interés internacional posiblemente habría desaparecido en una cárcel, pero así, el integro Milinkiévitsh pudo sacar adelante una campaña que alcanzó a millones y que le quitó a miles el temor a la participación política. Aún cuando este desarrollo no moviliza abiertamente a las masas a largo plazo tiene un valor incalculable."