Bielorrusia: el difícil equilibrio entre Rusia y Occidente
18 de agosto de 2020Una mirada al mapa muestra la especial ubicación de Bielorrusia. El país limita al oeste con los miembros de la OTAN, Polonia, Lituania y Letonia. Al sur limita con Ucrania y al este con Rusia. "Bielorrusia no es neutral como Suiza, Suecia o Finlandia", señala a DW Gustav Gressel del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR), un think tank de Bruselas. El país de Europa del Este pertenece a la alianza militar dominada por Rusia: la "Organización del Tratado de Seguridad Colectiva" (OTSC).
Además de Bielorrusia, Rusia y Armenia, tres países de Asia Central son miembros de dicha organización. El presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, se refirió a esta alianza el fin de semana pasado. Afirmó que la OTAN estaba reuniendo tropas en la frontera occidental de su país. Después de una conversación telefónica con Lukashenko, el presidente ruso, Vladimir Putin, declaró que su gobierno apoyaría al aliado bielorruso "en el marco de los lazos contractuales".
Acusaciones contra la OTAN
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, negó inmediatamente la existencia de los movimientos militares reclamados por Lukashenko. Stoltenberg dijo que la alianza no había estacionado tropas adicionales en Polonia o Lituania, sino que estaba "estrictamente defensiva" y "lista para disuadir cualquier agresión contra los aliados de la OTAN". Por su parte, Lukashenko ordenó al ejército bielorruso que iniciara maniobras en la frontera occidental del país.
Gustav Gressel, del grupo de expertos del ECFR, sospecha que Lukashenko está tratando de construir una amenaza externa para alentar a Rusia a intervenir militarmente a su favor: "Pero Putin no tiene intención de hacerlo. Mientras Bielorrusia no cruce las líneas rojas, es decir, se atenga a los tratados de unión de estados y de cooperación económica y militar, Rusia no intervendrá".
Rusia no necesariamente apoya a Lukashenko
Según el experto, Rusia no apuesta al debilitamiento del autócrata Lukashenko, sino al hecho de que Bielorrusia es y seguirá siendo un país prorruso. Un cambio de gobierno no sería mal visto por el Kremlin, mientras no implique un cambio de dirección del país hacia Occidente, la UE o incluso la OTAN.
Pero eso parece también poco probable. La oposición no exige que Bielorrusia se incorpore a la UE, por ejemplo. La política opositora bielorrusa Maria Kolesnikova declaró al periódico alemán Welt am Sonntag que las sanciones que la UE quiere imponer ahora a los responsables son bastante contraproducentes y tensarían el clima de discusión entre el gobierno y la oposición. "Las sanciones llegan demasiado pronto", dijo Kolesnikova.
Los diplomáticos de la UE en Bruselas han estado advirtiendo durante días en contra de proporcionar a Rusia cualquier pretexto para afirmar que la UE está interfiriendo desde el exterior. El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, dijo diplomáticamente que el pueblo de Bielorrusia tiene derecho a determinar su propio liderazgo, sin violencia, y no exigió directamente la renuncia del presidente Lukashenko. También se dice que la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente ruso, Vladimir Putin, acordaron este martes en una conversación telefónica que no debería haber "ninguna interferencia externa".
No hay comparación con Ucrania
El Ejército ruso podría ocupar Bielorrusia en pocos días, aunque no hay bases militares rusas importantes en ese país. Pero el Kremlin, probablemente, no estaría interesado en una intervención de este tipo, sospecha el experto Gressel. Bielorrusia, según él, no puede compararse de ninguna manera con Ucrania. Allí, después de un cambio prooccidental en 2014, Putin anexó Crimea y comenzó una guerra en el este de Ucrania. Para Gressel, la población en Bielorrusia es más bien prorrusa. Los dos países están vinculados por medio de acuerdos. De modo que, ¿para qué invadir?
Más complicada es la situación del acorralado presidente Lukashenko. Pocos días antes de las elecciones, Lukashenko hizo arrestar a 32 rusos, a los que acusó de ser mercenarios con la misión de desestabilizar Bielorrusia. Lukashenko nunca cedió al deseo de Moscú de construir una base militar rusa más grande en Bielorrusia. Siempre se mostró entusiasta por la independencia de su país, e incluso había forjado algunos lazos con la OTAN.
(cp)
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