Blogs en el frente: cada vez más soldados escriben en la Red
20 de agosto de 2008Escribir un diario puede ser muy reconfortable. Los psicólogos lo recomiendan, sobre todo cuando se atraviesan fases difíciles de la vida. También en el ejército se anima a los soldados a que plasmen en palabras aquello que les pesa en el alma: pero no si lo hacen a través de Internet.
Sólo en la página milblogging.com pueden leerse hasta 2079 blogs militares. Sus autores proceden de 38 países diferentes, aunque los soldados estadounidenses son los más propensos al blog en todo el mundo: 1384 de los escribanos en milblogging.com proceden de Estados Unidos, 42 son alemanes y cinco pertenecen a la armada francesa.
Fuente alternativa de información
La cultura blog no está en Europa tan extendida como en Estados Unidos. Sin embargo, los militares a este lado del Atlántico miran con preocupación hacia América. Allí, los diarios digitales se han convertido en verdaderas fuentes alternativas de información que circula paralela a la oficial. Los soldados hablan en la Red sobre detalles que a los periodistas de guerra no se les permite publicar.
El ejército estadounidense anunció en mayo de 2007 que controlará los textos, las imágenes y los vídeos de sus blogueros en el frente y bloqueará el acceso a páginas como Youtube en los puntos de estacionamiento de sus tropas en el extranjero. Esta decisión fue tomada un día antes de que Colby Buzzel, entre tanto famoso bloguero, recibiera el premio Lulu Bluker por “My war: killing time in Iraq”. Este blog, que habla de muerte, destrucción y, sobre todo, de mucho aburrimiento, ha sido traducido ya a siete idiomas y es la mejor prueba de lo difícil que resulta ponerle freno a la necesidad de comunicación de los soldados.
El peligro llega por la Red
Algunos soldados cuelgan en Internet fotos en las que posan orgullosos junto a sus armas. Otros hablan con euforia de sus misiones. Pero también se desprende mucha frustración. “Lo único que hago es esperar a que pase el tiempo, despacio, con eso basta”, escribe un soldado francés desde Afganistán. “¿Cuántos de nosotros han sido separados de sus familias y amigos sólo para que podamos recibir la orden de asesinar a sangre fría?”, se pregunta otro galo en su diario. En Francia estos son todavía casos aislados, pero el alto mando militar piensa ya en medidas para paralizar la tendencia.
Los soldados franceses que en el futuro cuenten sus vivencias a través de Internet tendrán que tener cuidado con lo que escriben. Sobre todo en lo que si hacen referencia a su armamento o al lugar en el que están destinados. A finales de julio de 2008, el recién nombrado jefe del Estado Mayor, Elrick Irastorza, ordenó discreción digital a sus tropas. La simple descripción de lo que se ve a través de una ventana puede contener información confidencial. Los blogs y los foros podrían hacer peligrar las acciones militares, la vida de los soldados e incluso la de sus familiares en madre la patria.
Una visión subjetiva, pero incontrolable
Christian Dienst, portavoz del Ministerio de Defensa alemán, sabe lo difícil que son de controlar los blogueros. “En realidad, es imposible”, dice. En Alemania todavía no existen normas al respecto, aunque todo militar está obligado a no revelar información secreta y a no dañar la imagen del ejército. Pero si el desarrollo continúa, no puede descartarse que haya que tomar medidas como, por ejemplo, contratar detectives que controlen a la tropa.
El problema del correo digital desde el frente, opina Dienst, es que “las impresiones subjetivas de los soldados multiplican sus efectos al ser publicadas en Internet”. “De mosquito se hace rápidamente en un elefante […] y en la política interior, el contenido de los blogs puede manipularse con objetivos partidistas”. Dienst se refiere a “Endstation Kabul” (“última estación Kabul”), un blog en el que Achim Wohlgethan critica el equipamiento militar de los soldados alemanes en Afganistán.
El psicólogo castrense Carsten Reil, entre cuyos destinos se cuentan Bosnia y Afganistán, considera el escribir un diario básicamente como un ejercicio positivo. Su publicación en Internet no tanto. El contacto con el hogar que permiten la Red y el constante hablar por teléfono no es siempre bueno para la psique. Familiares y amigos pueden verse desbordados con las vivencias de los soldados. A menudo la comunicación no discurre sin problemas. Muchas relaciones corren el peligro de romperse y al final, advierte Reil, los asuntos personales acaban pesando demasiado.