¿Boicot contra Irán? ¡No, gracias!
8 de febrero de 2006La solidaridad de los países de la Unión Europea con Dinamarca se da por descontada en medio del vendaval desatado por la publicación de las caricaturas de Mahoma. Mientras la indignación de los musulmanes sigue traduciéndose en violencia callejera y amenazas de boicot, desde las diversas capitales del Viejo Continente se multiplican los llamados a la mesura y las muestras de inquietud por la decisión iraní de cortar las relaciones comerciales con Dinamarca. Sobre todo porque ésta podría hacer escuela en otros países y, aunque anualmente sólo se exportan productos daneses por un monto cercano a mil millones de euros al mundo árabe, las consecuencias a largo plazo podrían ser muy dolorosas para los escandinavos.
Sanciones contraproducentes
Sin embargo, Dinamarca no puede contar con que sus socios europeos reaccionen con sanciones económicas contra Teherán. En Alemania, el gobierno hizo notar que lo principal en este momento es frenar la escalada y promover el entendimiento. En este contexto, el intercambio comercial puede servir de herramienta para promover el cambio social y el acercamiento, a juicio del gabinete de la canciller Angela Merkel. Dicho en otras palabras, no hay ninguna intención de responder con la misma moneda al boicot iraní contra los productos daneses.
Aparte de tales consideraciones políticas, es evidente que la postura oficial alemana se corresponde también con los intereses del empresariado germano. Diversas organizaciones económicas se pronunciaron al unísono contra la adopción de sanciones comerciales. "La experiencia indica que los embargos generales no son un recurso adecuado", opinó el gerente de la Confederación de la Industria Alemana (BDI), Ludolf von Wartenberg; "las sanciones económicas son contraproducentes", estimó el presidente de la Confederación de Cámaras de Industria y Comercio, Ludwig Georg Braun; "la presión genera más presión", sentenció el jefe de la Asociación del Comercio Exterior y Mayorista, Anton Börner. Y la lista podría extenderse bastante más.
Intereses alemanes
La explicación es bastante sencilla: Irán es el principal mercado para los productos alemanes en la región del norte de África y el Medio Oriente. De acuerdo con estimaciones de la Cámara Alemana de Industria y Comercio (DIHK), el año pasado las exportaciones germanas a ese país superaron claramente los 4 mil millones de euros. Dicha cifra supone un incremento cercano al 25% con respecto a 2004.
A diferencia de las empresas danesas, las alemanas no se han visto afectadas todavía por las amenazas de boicot. Expertos consideran poco probable que lleguen a serlo, sobre todo por la naturaleza de los principales productos que Alemania vende a Irak. No se trata de bienes de consumo, que se puedan retirar de los escaparates con gran efecto propagandístico, sino más bien de maquinarias o plantas de producción. Por ejemplo, el consorcio Siemens construye centrales energéticas y el productor de vehículos MAN suministra motores. Son negocios que benefician a ambas partes y que probablemente no se verán perjudicados por la actual controversia de las caricaturas. No obstante, la situación puede variar si hace crisis la pugna en torno al programa nuclear iraní y el Consejo de Seguridad de la ONU resuelve decretar un embargo. Pero esa es otra historia.