Bolivia: unas elecciones con viento en contra
15 de noviembre de 2019Jeanine Áñez ya ha tomado sus primeras decisiones al frente del Ejecutivo bolivinano. No solo ha nombrado una nueva cúpula militar, sino también ha conformado su gabinete de ministros. Así comienza la nueva presidenta una gestión que se prevé breve, pero, sobre todo, convulsa. Su primer gran desafío, del que hablan todos los bolivianos, es la celebración de elecciones generales libres, transparentes y que tengan lugar muy pronto. El país requiere que los nuevos comicios se realicen antes del 22 de enero de 2020, día en que culmina el período estipulado tanto para el cargo de presidenta que ahora ejerce, como para el de senadores y diputados. Por lo tanto, su nuevo Gobierno tendrá como prioridad reorganizar el Estado para que el debido proceso electoral ocurra de acuerdo con el clamor de todos los sectores.
Árbitro: rol clave
"Aquí lo primero es elegir un nuevo Tribunal Supremo Electoral y Tribunales Departamentales Electorales. Y para ello es imperativo conseguir un acuerdo sano y meritocrático para elegir a quienes conformarán el árbitro electoral. Lo que queremos es que haya un árbitro no solo capaz profesionalmente e idóneo desde el punto de vista técnico, sino sobre todo honesto e imparcial", dice Luis Vásquez Villamoro, abogado constitucionalista.
Pero decantarse por un árbitro neutral no será tarea fácil en el actual contexto político. Los miembros del Tribunal Supremo Electoral deben ser designados por la Asamblea Legislativa. Una instancia en la que el MAS cuenta con dos tercios de los representantes. Ese desigual balance de poderes podría complicar el nombramiento de vocales imparciales.
"Si el MAS decide no apoyar las elecciones, estarían saboteando al país", dice William Bascopé, quien participó en la redacción de la Constitución boliviana de 2006. "Y ese es un escenario muy posible, pues el MAS no termina de entender el nuevo estado del país, y sigue arrastrando el legado de Evo de no disciplinarse a la institucionalidad. Pero, ante ese supuesto, Jeanine Áñez podría recurrir al Tribunal Constitucional para que, por ejemplo, si no se logra nombrar a los vocales del Tribunal Supremo Electoral, se le faculte a ella para hacerlo en su calidad de presidenta", agrega.
Carrera de obstáculos
Con el tiempo en contra, la celebración de nuevas elecciones tiene por delante etapas difíciles de salvar. De acuerdo con lo previsto en las leyes bolivianas, los comicios deben ser convocados por ley, la cual es sancionada por la Asamblea Legislativa. Pero, ante el mencionado desequilibrio de fuerzas en el Congreso, esa posibilidad también parece encontrar trabas importantes. Por esa razón, la presidenta Jeanine Áñez podría también en esta instancia recurrir al Tribunal Constitucional, que, interpretando las leyes y considerando que el retraso de los nuevos comicios pone en riesgo la paz y la vida de los bolivianos, podría autorizar a la mandataria a convocar ella misma esas elecciones. Una vez este paso sea superado, se procedería a la designación del nuevo Tribunal Supremo Electoral, y solo entonces los partidos políticos podrían inscribir sus candidaturas, y así se iniciaría la campaña electoral.
Contrarreloj
La pregunta que se hace la mayoría de los bolivianos es: ¿alcanzarán los tiempos? Para William Bascopé es difícil, aunque todavía posible. "Pero hay que comenzar a tomar decisiones ya, porque aquí debemos entender que cada día que pasa es un día perdido", señala. "No olvidemos que en Bolivia existe la primera y la segunda vuelta. Organizando todo a partir de ahora mismo, sería posible tener una primera elección el 5 de enero, y de ser necesario, un balotaje el 10. De esa forma podríamos juramentar a un nuevo presidente el 22 de enero, según lo previsto", dice.
Ese escenario sería uno de los ideales. Pero lo cierto es que los plazos podrían no alcanzar, y así llegaría el 22 de enero y Bolivia se enfrentaría de nuevo a un vacío de poder. "En ese momento, la presidenta volvería ante el Tribunal Constitucional para que este se pronuncie a favor de que su mandato se extienda más allá de lo establecido. Y en ese caso se prolongarían también los períodos legislativos de los diputados y senadores", apunta Bascopé. "En las próximas semanas, el TC jugará un rol clave para el futuro inmediato del país", concluye.
Para Luis Vásquez Villamoro, el desafío de las nuevas elecciones se ve amplificado por la gravedad de la conyuntura política en la que el nuevo gobierno asume el poder. "Al mismo tiempo, es necesario reconstituir instituciones como las Fuerzas Armadas, la Policía, se debe nombrar un conjunto de, básicamente, cien o ciento cincuenta funcionarios, y todo debe hacerse de la manera más rápida posible para volver a poner en marcha al Estado boliviano. Son muchas tareas, son demasiados desafíos," añade.
(ms)
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