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Brasil: perder está permitido

Astrid Prange, desde Río de Janeiro (HDCA)7 de julio de 2014

La lesión de Neymar fue una pésima noticia para los hinchas. Pero aunque suene a paradoja, el retiro de la superestrella podría ser un golpe de suerte en medio de la desgracia. También para los políticos brasileños.

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Imagen: picture-alliance/dpa

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, fue la primera en utilizar políticamente el “factor Neymar“. “Brasil entero se siente ya como un ganador”, escribió Rousseff en una carta a la selección nacional. “Somos anfitriones del Mundial y tenemos la mejor y más valiente selección”. En la siguiente frase, la presidenta menciona lo que muchos brasileños piensan pero pocos se atreven a expresar: “El mayor reto ya lo superamos.”

Esta declaración podría ser interpretada no solo como un estímulo, sino también como un consuelo. Pues si la parte más difícil del torneo ya fue superada, una eliminación en la semifinal ya no sería una vergüenza nacional.

Justamente la grave lesión de Neymar podría contribuir a liberar a la selección brasileña de la enorme presión que pesa sobre sus hombros. Lo impensable se ha vuelto concebible: para Brasil, perder está permitido.

Una buena disculpa

“Será muy triste jugar sin Neymar ni Thiago Silva en este momento decisivo”, escribe el antiguo jugador de la selección Eduardo Gonçalves de Andrade, conocido como “Tostão”, en el diario “Folha de São Paulo”. “Si la Seleção gana, la victoria será aún más heroica. Si no, ya tenemos una buena disculpa”.

También la fanática Berenice Barrocha, que ha visto cada uno de los partidos de Brasil en la Fiesta callejera del Alzirão en Río de Janeiro, está tranquila tras la desastrosa noticia de la fractura vertebral de Neymar. “Los brasileros creemos que vamos a ganar”, dice. “Pero si no, no es el fin del mundo. Si Alemania gana, iré por los alemanes en la final”.

Esta serenidad no contradice el entusiasmo futbolístico. En Brasil, el fútbol es una metáfora de lo imprevisible de la existencia humana. Los debates infinitos sobre los errores de los árbitros, los penaltis fracasados, los autogoles y la victoria están siempre cargados de matices filosóficos y religiosos.

El Mundial como factor de bienestar

A Dilma Rousseff el Mundial la ha favorecido. Según las encuestas más recientes, la popularidad de la presidenta aumentó en la última semana de un 34% a un 38%. También sus contrincantes para las elecciones presidenciales del próximo 5 de octubre, Aécio Neves y Eduardo Campos, se han beneficiado del desarrollo positivo del torneo.

Así, la lesión de Neymar podría ser un golpe de suerte en medio de la desgracia. El psicólogo Leopold Nosek de la Universidad de São Paulo recuerda que la realidad es capaz de ponerle límites incluso a la omnipotencia del fútbol. “Si Brasil pierde, habrá gran tristeza. Pero en pocas semanas ya nadie se acordará de ello”, pronostica Nozek.

Gane quien gane este 13 de julio la final en el Estadio Maracaná, Brasil no tendrá tiempo de respirar hondo y relajarse. Justo un día después empieza en la ciudad Fortaleza el encuentro de los países BRICS: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Para la presidenta Rousseff se trata de un acontecimiento de relevancia política inmensa.

Para los brasileños, con el fin del Mundial llega también el fin de los días libres y las fiestas callejeras. Ya no serán las estrellas de fútbol quienes brillen desde las pantallas de televisión, sino los políticos que quieren convertirse en presidente. El juego continúa, ahora en el campo de la política.