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Brasil, un año tras la elección de Bolsonaro

Thomas Milz
28 de octubre de 2019

Hace un año, los brasileños eligieron como presidente al populista de derecha Jair Bolsonaro. Entonces, el país estaba profundamente dividido. Hoy, Bolsonaro es menos popular y la polarización ha cedido, opinan expertos.

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La aprobación del presidente Jair Bolsonaro bajó del 49 por ciento, en enero, a un 31 por ciento, en septiembre.
La aprobación del presidente Jair Bolsonaro bajó del 49 por ciento, en enero, a un 31 por ciento, en septiembre.Imagen: picture-alliance/ZUMAPRESS/M. Chello

En octubre de 2018, nuestro país vivió una polarización "sin precedentes", afirma Jairo Nicolau, politólogo brasileño de la Fundación Getúlio Vargas, en Río de Janeiro. "Pero mi impresión es que la situación es hoy menos radical", opina. "Las redes sociales siguen ardiendo, pero la temperatura de la sociedad es diferente de la de las redes y esa polarización social ha disminuido a medida que Bolsonaro ha perdido popularidad", explica por su parte el sociólogo Demétrio Magnoli.

Según las últimas cifras de la consultora Ibope Brasil, la aprobación del presidente bajó del 49 por ciento, al asumir el cargo en enero, a un 31 por ciento en septiembre. De los encuestados, un tercio calificó su trabajo como "malo". Bolsonaro ha buscado contrarrestar los resultados negativos de las encuestas: "El gobierno está radicalizando su retórica en la medida en que pierde popularidad", dice Magnolil.

Los intereses de Bolsonaro

De hecho, el ejecutivo en Brasil luce terriblemente débil. No fue el Gobierno de Bolsonaro, por ejemplo, sino el Congreso el que redactó la reforma de pensiones recientemente aprobada. Y, si bien el sistema presidencial brasileño atribuye una posición prominente al jefe de Estado, es probable que las próximas reformas económicas también sean elaboradas por el Parlamento.

Protesta con manzanas ante el Parlamento, contra la reforma de pensiones encabezada por el Congreso.
Protesta con manzanas ante el Parlamento, contra la reforma de pensiones redactada por el Congreso.Imagen: Getty Images/AFP/S. Lima

"La agenda económica tampoco está siendo impulsada por el Gobierno, sino por el Parlamento. Hoy estamos operando con un semiparlamentarismo", asegura Magnoli. Bolsonaro difícilmente puede competir con un Parlamento fuerte, que parece dejarlo fuera de combate en el cumplimiento de sus promesas de campaña.

El papel de la oposición

Por su parte, la oposición se muestra débil. "La izquierda brasileña ha colapsado, algo sin precedentes en la historia brasileña", dice a DW el filósofo Vladimir Safatle.

El partido obrero de izquierda, PT, gobernó Brasil entre 2003 y 2016, una duración sin precedentes para cualquier otro partido. En 2013, las protestas sociales, los escándalos de corrupción y la crisis económica eran insostenibles, lo que los condujo a perder el poder en 2016.

Según Safatle, el PT nunca ha hecho frente a sus fracasos reales, y el sistema de poder de Lula tenía contradicciones internas irreparables que lo derrumbaron. Desde entonces, la izquierda no ha sido capaz de hacer balance y desarrollar una agenda alternativa, sostiene.

La parálisis de la oposición permite a Bolsonaro continuar gobernando sin ser molestado, a pesar de su caída en las encuestas. "Bolsonaro es apoyado por sólo el 30 por ciento de la población, en otras palabras, por una minoría. Pero es mejor tener un grupo pequeño y organizado detrás de ti que uno grande y desorganizado", observa Safatle.

El Gobierno no ha tomado medidas tras los devastadores incendios forestales en la Amazonía.
El Gobierno no ha tomado medidas tras los devastadores incendios forestales en la Amazonía.Imagen: DW/J. Velozo

¿Una revolución conservadora?

Bolsonaro había prometido a los brasileños una revolución derechista que limpiaría las viejas prácticas del país. "Esta revolución retrasaría a Brasil 100 años", recuerda Safatle, "con consecuencias catastróficas, por ejemplo, en la política ambiental". Y, de hecho, por pura convicción ideológica, el Gobierno no ha tomado medidas tras las catástrofes ecológicas de los últimos tiempos (la creciente deforestación de la selva tropical, los devastadores incendios forestales en la Amazonía o el derrame de petróleo en el norte de Brasil).

"Además, existe una política social que conduce a una mayor concentración de los ingresos. Esta es la política que está minando Chile. Y lo mismo sucederá en Brasil. A esto se suma el clima de violencia y militarismo. "Sólo este año, la policía mató a unas 1.800 personas", advierte Safatle.

¿Qué pasará en Brasil?

¿Adónde va, entonces, el Brasil de Bolsonaro? Magnoli cree que si el expresidente Luis Inácio Lula da Silva sale pronto de prisión, se podría desencadenar una nueva dinámica en el país: "Esto sacudiría el panorama político de Brasil". Pero, irónicamente, la liberación de Lula podría incluso ayudar al Gobierno. El apoyo que todavía tiene Bolsonaro se basa, principalmente, en el rechazo a Lula y al PT.

La liberación de Lula podría incluso ayudar al Gobierno, pues el apoyo que todavía tiene Bolsonaro se basa, principalmente, en el rechazo a Lula y al PT.
La liberación de Lula podría incluso ayudar al Gobierno, pues el apoyo que todavía tiene Bolsonaro se basa, principalmente, en el rechazo a Lula y al PT.Imagen: picture-alliance/AP Photo/A. Penner

Para el politólogo Jairo Nicolau, sin embargo, el rechazo al PT está disminuyendo entre la población gracias a una plataforma en Internet que revela manipulaciones judiciales en el juicio contra Lula, así como debido a que Bolsonaro ha sido incapaz de cumplir numerosas promesas. 

Un año después de la elección de Bolsonaro, Magnoli traza un balance provisional mixto. "No se puede ser optimista, pero hay elementos para reducir el pesimismo", asegura y menciona dos: "la posibilidad de que el país vuelva a crecer gradualmente, y la perdida de popularidad del Gobierno".

(ee/rml)

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