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Brasil y Argentina: acero y aluminio bienvenidos en EE.UU.

22 de marzo de 2018

Brasil y Argentina quedaron exentos de aranceles a las importaciones estadounidenses de acero y aluminio. ¿En qué contexto se produce esta decisión? DW analizó el impacto de la reciente política comercial de EE.UU.

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US-Strafzölle - ThyssenKrupp Stahlarbeiter
Imagen: picture alliance/dpa/R. Weihrauch

El objetivo es plantar cara a China y finalmente EE.UU. lo está haciendo de forma explícita con el anuncio este jueves (22.03.2018) de imposición de aranceles por valor de hasta "60.000 millones de dólares" a muchas importaciones del país asiático. No será la única medida para atajar el déficit con China, país al que Trump ha denominado "enemigo económico de Estados Unidos”.  Se trata de un paso más en la política comercial proteccionista estadounidense iniciada en marzo de 2018, con la imposición de aranceles al acero y el aluminio, medida de la que dos países latinoamericanos, Brasil y Argentina, han quedado excluidos. 

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"Por las reglas de la Organización Mundial del Comercio, o bien se ponen aranceles para todos, o bien se hace un arancel para un solo país. Pero para eso hay que justificar por qué solo ese país… Claro que se puede llegar a justificar, pero hacerlo no sería muy ortodoxo”, dice a DW desde Brasilia Renato Galvão Flôres, director del Núcleo de Prospección e Inteligencia Internacional de la Fundación Getúlio Vargas. "Por otro lado, para Brasil, la exención de aranceles es una noticia estupenda”, asegura.

Medidas con efecto bumerán

Lino Solís de Ovando, editor general del portal americaeconomia.com, considera que la situación brasileña sería "compleja” de no haber sido excluida de los aranceles, porque el país es uno de los cinco grandes exportadores mundiales de acero a Estados Unidos junto con México, Corea del Sur, la UE y Canadá. Solís de Ovando cree que es una decisión "sensata”, ya que, de otra forma existía la posibilidad de "desaceleración potente para los flujos comerciales”.  En cambio, continúa Solís de Ovando, "Argentina nunca significó una clara amenaza para Estados Unidos. Las exportaciones argentinas en acero y aluminio solo representan el 0,6 por ciento y 2,3 por ciento, respectivamente, de todas las importaciones que realiza EE.UU. en esos rubros. Por ese motivo, una exención era algo probable, tomando en cuenta que, además, existía un acercamiento político muy propicio para ello”, argumenta.

La política comercial proteccionista de Trump no solo ha suscitado protestas internacionales, sino que además despierta enormes recelos en su propio país. "La mayoría de los economistas se oponen fuertemente argumentando que se volverán en contra de EE.UU”, valora para Deutsche Welle Peter Hakim, vicepresidente del think tank American Dialogue, con sede en Washington.  "Primero porque elevará el precio de las importaciones a consumidores y productores estadounidenses que utilizan el acero y el aluminio para manufacturar. Segundo porque muchos de los otros países pondrán sanciones equivalentes a las importaciones estadounidenses. Tercero, porque los aranceles despiertan incertidumbre sobre la agenda comercial de Trump, y eso puede desencadenar nueva presión inflacionaria en Estados Unidos. A los inversores extranjeros y los líderes económicos les preocupa que los nuevos aranceles y otras políticas comerciales de Trump puedan enfriar la confianza económica global y el crecimiento”.

El daño a la OMC

Para Renato Galvão, la posibilidad de que los aranceles al acero y al aluminio conduzcan a una guerra comercial a nivel mundial son escasas. "No me parece una medida interesante ni para el propio Estados Unidos, que tendrá que comprar acero más caro y de menor calidad. Hacen falta muchas más cosas para desencadenar una guerra comercial. Pero Trump hace gestos que surten efecto en su electorado dentro de su particular juego mediático. Todo forma parte de su coreografía y su retórica”.

Sin embargo, hay otras consecuencias que, según Galvão, serán "serias”. Se trata de la propia OMC, un organismo impulsado en su día por el propio Estados Unidos y que está siendo "dejado de lado” por la reciente política comercial de Trump. "Es un foro democrático para que todo sea menos injusto. Todos tienen voz, hay unas reglas y es importante preservar ese patrimonio. Si se deja de lado a la OMC, las relaciones comerciales van a ser más caóticas y eso no es positivo”, asegura. "Es algo que miramos con tristeza quienes defendemos la misión y la metodología multilateral de este organismo”, concluye.

Autora: María Santacecilia (VT)

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