Código Forestal: ¿traición a la Amazonía?
27 de mayo de 2012El pasado viernes, el Gobierno de Dilma Rousseff vetó 12 disposiciones del polémico Código Forestal y ordenó además 32 cambios al texto, medida que el partido conservador planea recurrir ante la justicia, tras criticar duramente los vetos interpuestos.
Uno de los puntos vetados es especialmente polémico, ya que dispone una amnistía para los responsables de deforestaciones ilegales. El Gobierno afirmó que los cambios y supresiones realizadas al texto original buscan inhabilitar precisamente la amnistía a los depredadores, así como beneficiar al pequeño productor y favorecer la preservación ambiental.
Las medidas de Rousseff serán publicadas este lunes (28.05.2012) en el Diario Oficial, junto al Código Forestal. El veto presidencial al Código Forestal fue demandado de forma generalizada en Brasil y movilizó en las últimas semanas a varias organizaciones ambientalistas.
En la Amazonía
Lejos de los centros de poder, Raimundo das Graças Chaves de Souza se lamenta por el nuevo Código Forestal brasileño. “Nuestra realidad es muy diferente de la de quienes hacen la ley. Nosotros querríamos haber participado en su elaboración”. Raimundo es uno de los líderes de la Reserva para el Desarrollo Sostenible de Itatupa-Baquia, en las orillas del río Amazonas, estado de Pará.
Raimundo nació y creció rodeado de bosques, junto a las aguas del mayor río del mundo, en una comunidad que dista cinco horas en barco de la ciudad más cercana. En el patio de su casa, argumenta con propiedad sobre la ley ambiental aprobada “por los políticos de Brasilia”. En la escuela donde terminó la enseñanza media tienen lugar las reuniones con los líderes amazónicos. “Si no se conoce el bosque, no se puede hace hacer la ley”, critica.
Chaves dice que las familias que habitan en la reserva se sienten traicionadas. Para ellos, el Código no preserva los recursos naturales de la mayor extensión forestal del mundo. Tienen miedo de que se impongan los intereses de aquellos que destruyeron la selva buscando el lucro inmediato, sin tener en cuenta la supervivencia del bosque.
“Su temor está bien fundamentado”, dice Luís Carlos Joels, exdirector del Servicio Forestal Brasileño. “Los representantes de los intereses de negocios agrarios y de la expansión de la deforestación ligada a cuestiones agrarias están obrando desde hace mucho tiempo”, dice Joels, que también forma parte del Grupo de Trabajo Amazónico (GTA) y actúa como consultor independiente.
Joels considera positivo el veto de la presidenta Dilma Rousseff a los puntos más polémicos del texto. “Eso manda un mensaje a todo el mundo: la legislación ambiental no se modificará para permitir la deforestación, para dejar que se haga cualquier cosa con nuestros recursos forestales”, explica.
La presidenta dejó para el último momento el anuncio de que vetaría doce disposiciones y realizaría 32 enmiendas al texto aprobado por la Cámara de los Diputados. El plazo acababa este viernes (25.05.2012), día en que Rousseff encargó a los ministros de Medio Ambiente, Izabella Teixeira, Agricultura, Mendes Ribierio y Desarrollo Agrario, Pepe Vargas, dar a conocer la noticia.
Expectativas frustradas
Para Greenpeace, la operación “corta y pega” del Gobierno federal es claramente “insuficiente”. De acuerdo con la organización ecologista, en lugar de un veto parcial, Dilma debiera haber iniciado un nuevo proceso, comenzando por prohibir la deforestación. “El Gobierno realizó un anuncio vacío. Es el retrato de un Ejecutivo que durante dos años no dio la cara cuando el Código Forestal se elaboraba en el Congreso”, dice Marcio Astrini, de la campaña “Amazonía”, de Greenpeace.
La Comisión Brasil en Defensa de los Bosques, que reúne 200 entidades civiles, tiene una opinión parecida: la decisión de la presidenta hace que los bosques continúen en una situación de riesgo. El veto parcial al Código Forestal frustró las expectativas de activistas de todo Brasil. El grupo también critica que el contenido de las medidas no se haya divulgado de forma oficial, hecho que consideran como una “falta total de transparencia”.
Para las comunidades que viven en el área de la frontera agrícola, como en Rondônia, en la zona sur del Amazonas, recuera Joels, cualquier detalle del Código Forestal tiene una enorme influencia sobre sus vidas. “Son cuestiones muy importantes. Porque la deforestación es un proceso diario, constante, cotidiano”.
La vida en el bosque
Algo más lejos de la frontera agrícola, en la región donde desemboca el Amazonas, Raimundo dice confiar en la fuerza de la comunidad y en la sabiduría del Gobierno para enmendar el Código Forestal. “Con mucha dificultad, con los pocos recursos que tenemos, con mucho entusiasmo y con mucha fe, tenemos esperaza en las personas que luchan. Cada comunidad toma sus propias iniciativas. Nosotros vamos a trabajar a favor de lo que la gente tiene: el bosque”.
El líder y otras 170 familias que viven en la reserva no defienden el bosque con ánimo de lucro. “Nuestra idea es disponer siempre de él. Obtener de ahí nuestro sustento y mantenerlo ahí para mi familia, la de mis hijos y la de mis nietos. El bosque es para la gente. Para el mundo. Nuestro planeta necesita bosques”.
Autora: Nádia Pontes/dpa/MS
Editora: Rosa Muñoz Lima