Cadena perpetua para Dutroux
22 de junio de 2004
Marc Dutroux y los otros tres acusados pasaron finalmente a formar parte de la historia negra de Bélgica, al ser condenados por los abominables delitos de secuestro, asesinato y pedofilia. El Tribunal de Justicia de Arlon consideró a Dutroux culpable de todos los cargos imputados y lo condenó a cadena perpetua. Esta pena supone en la práctica una condena de 30 años pero el tribunal añadió una cláusula, que permitiría al gobierno alargar la condena diez años más, en caso de que la reinserción a la sociedad no fuese posible.
La probabilidad de que el asesino quede en libertad tras cumplir la primera condena es muy improbable. Según Ronny Baudewyn, abogado defensor de Dutroux, "nadie se atreverá nunca a firmar su liberación".
En cuanto a los cómplices de Dutroux, su mujer y su socio, fueron igualmente condenados a la pena máxima solicitada por la fiscalía, 30 y 25 años respectivamente. El empresario Michel Nihoul fue el único que salió con una condena menor del juicio ya que su pena fue reducida a cinco años por circunstancias atenuantes, frente a los diez como mínimo pedidos por el fiscal, Michel Bourlet.
La trama de Nihoul
Nihoul fue únicamente condenado por pertenencia a una banda que se dedicaba al tráfico de drogas. Sobre el resto de causas pendientes, los miembros del jurado no lograron un acuerdo, y fueron los jueces los que tuvieron que deliberar sobre el caso.
El pueblo belga ya dudó durante las investigaciones de la imparcialidad de la justicia, sospechando que ésta trataba de esconder una trama oculta tras el caso. En 1996, 300.000 personas se manifestaron en la Marcha Blanca. Bajo presión de la opinión pública, el Parlamento formó una comisión que investigó el caso y que condenó el funcionamiento de la policía y la justicia en Bélgica.
La figura del empresario Nihoul es el centro de las teorías que giran en torno a una extensa red de secuestradores de niños protegida por poderosos. La prensa belga barajó incluso la posibilidad de que el jurado popular hubiese declinado la responsabilidad de la condena en los magistrados, eludiendo así la decisión de culpar a Nihoul.
Pese a haber terminado el caso con el encarcelamiento del culpable, las sospechas y los puntos oscuros del veredicto de Nihoul todavía darán que hablar a los belgas. Aún así, estas sentencias ponen punto final al juicio, ante jurado popular, más largo de la historia judicial belga. También los ciudadanos de Bélgica, podrán finalmente cerrar un capítulo negro de la historia del país.