Cambio climático también es un problema jurídico
10 de septiembre de 2008Una persona en un país en desarrollo debe tener los mismos derechos de emisiones ambientales que los de una que vive en un país industrializado. Ésta es una de las conclusiones del Simposio Internacional de Economía y Ecología que tuvo lugar este fin de semana en la localidad de Plön, en el noroeste de Alemania.
Los países con grandes parques industriales y un inmenso tráfico automotor pueden comprarles los derechos de emisiones contaminantes a los países con menos “capacidad de contaminación”, dice la propuesta de científicos, políticos y empresarios de diferentes países que, por lo demás, no es nueva, pero que aún no ha sido implementada verdaderamente.
“La repartición equilibrada de los costos de la contaminación global es una forma eficiente de luchar contra el calentamiento global”, dijo el presidente del Instituto de Economía (IfW), Dennis Snower.
El aire puro tiene su precio
Los expertos reunidos en Plön exigieron además “ir más allá de Kyoto”. En dicha ciudad japonesa, la mayoría de los países industrializados se comprometió en 1997 reducir hasta 2012 la producción de gases causantes del efecto invernadero por lo menos en un 5% de la cantidad cuantificada en 1990.
Europa, que se considera modelo de protección del medio ambiente, está viviendo en carne propia lo que significa repartir las cargas. Y es que la protección del clima no es gratis. Hacen falta miles de millones de euros para que la UE pueda cumplir su propia meta de reducir hasta 2020, la emisión de gases tóxicos en un 5% con respecto a 1990.
El Ártico: otro frente del calentamiento global
La creciente pérdida de los glaciares alrededor de todo el mundo y, en especial, el descongelamiento de las capas de hielo del Polo Norte, fueron también un tema de debate en Plön. La rapidez con la que las placas de hielo ártico desaparecen es un indicador de los "cambios sustanciales" que el calentamiento global impone a la humanidad, dijo uno de los científicos reunidos allí.
Investigadores anunciaron que, por estos días, cinco placas en las Islas Ellesmere, en el norte de Canadá, que tienen más de 4.000 años de antigüedad, se han reducido en un 23% este verano de 2008. La masa de hielo más grande se está desintegrando y una de las pequeñas, que cubre una superficie de 55 kilómetros cuadrados, se rompió completamente en el mes de agosto. "Los modelos climáticos indican que el mayor cambio, el más severo de los cambios, ocurrirá de forma temprana en las latitudes del norte", dijo Warwick Vincent, director del Centro de Estudios del Norte en la Universidad de Laval, en Quebec.
Más huracanes, más ciclones, más tornados…
"Éste es el comienzo de cambios más sustanciales en el resto del planeta (...) Nuestros indicadores nos muestran exactamente lo que los modelos climáticos predicen", advirtió Vincent.
Se prevé que el calentamiento global genere más fenómenos climáticos dañinos como los huracanes, los ciclones o las inundaciones. "Creo que estamos en un punto donde no se puede detener pero si se puede reducir. Y si pensamos en la magnitud de los efectos en nuestra sociedad, ahí realmente necesitamos hacernos con más tiempo para ponernos en forma para los cambios muy sustanciales que vienen", dijo Vincent.
Problema de cambio climático pasa de moral a jurídico
Por su parte, la organización no gubernamental Oxfam apeló a que el respeto y la responsabilidad legal por los derechos humanos deben estar en el centro de cualquier nuevo acuerdo para enfrentar el cambio climático, resaltando que las naciones ricas tienen que asumir la mayor parte de los costos.
En el reporte "Climate Wrongs and Human Rights", (Los derechos humanos y errores sobre el clima), Oxfam recalca que las naciones más ricas del mundo han causado la mayor parte del problema debido al uso de combustibles fósiles para la energía y transporte, mientras que los pueblos más pobres del mundo son quienes más sufren.
Kate Raworth, la autora del reporte de Oxfam concluye: "El cambio climático fue visto primero como un problema científico, luego como uno económico. Ahora se ha convertido en un tema de justicia internacional".
"Los principios de los derechos humanos dan una alternativa a la mirada de que todo, desde el carbón hasta la desnutrición, puede tener precio, comparado o comercializado", agregó Raworth, quien adviritió que "estos principios deben ser el núcleo de un acuerdo global que detenga al cambio climático mundial". Lejos del objetivo de reducir a la mitad las emisiones globales de carbono para el 2050, un nuevo acuerdo climático que reemplace al Protocolo de Kyoto, el cual expira en el 2012, debe fijar un objetivo del 80% en la reducción de emisiones, indicó Oxfam. Una meta que aparece ilusoria, si se tiene en cuenta que ni siquiera se ha cumplido ni se cumplirá el compromiso de Kyoto.
La organización sostuvo que algunos países se muestran renuentes en las negociaciones para un nuevo pacto de comercio de emisiones que se supone será acordado en 2009 en Copenhagen, dando tres años a los países para que lo ratifiquen a fin de permitir un paréntesis tras el fin de Kyoto. Raworth denuncia que "algunos países industrializados están usando argumentos económicos pobres para hacer lo menos posible, cuando de hecho moralmente, la ciencia y los derechos humanos exigen mucho más de ellos".
Los pronósticos
Científicos predicen que la temperatura global promedio aumentará entre 1,8° y 4° centígrados durante este siglo debido a las emisiones de dióxido de carbono, causando inundaciones, hambruna, tormentas más violentas y poniendo millones de vidas en riesgo.
Hay un amplio acuerdo sobre los esfuerzos que deben realizarse para limitar el aumento de la temperatura a sólo 2°. Aunque ahora los científicos creen que un incremento de 4° es mucho más probable, trayendo consigo cambios catastróficos y la extinción de especies.