16a. Cumbre del clima en Cancún
25 de noviembre de 2010Hace un año, en Copenhague, el mundo esperaba que se iniciara una nueva era en la historia de las negociaciones para combatir los efectos del cambio climático. Las expectativas para la XVI Cumbre del Clima en Cancún, del 29 de noviembre al 10 de diciembre, no son tan grandes.
Las divergencias entre los que frenan y los que promueven cambios siguen siendo importantes. Sin embargo, en Cancún se concretarán algunas medidas en el área de financiación y disminución de emisiones para proteger a los bosques.
También el ministro alemán de Medio Ambiente, Norbert Röttgen, tuvo que bajar sus expectativas y cree que esta vez se producirá únicamente un acercamiento paulatino de los diversos grupos en las negociaciones climáticas.
Los encuentros anteriores demostraron que la cuestión del cambio climático es compleja, tan compleja, que las negociaciones requerirán de tiempo hasta que se logre consenso para un tratado global.
De todos modos, se espera que en Cancún se logren resultados parciales, al menos en lo que concierne a los temas que forman el núcleo del debate. Se supone que se obtendrán acuerdos en cuanto a la financiación de medidas contra el cambio climático, sobre la transferencia tecnológica y sobre la protección forestal, opina la jefa de las negociaciones de la ONU sobre cambio climático, Christiana Figueres. Y esos resultados parciales harían avanzar las negociaciones en su totalidad, dice Figueres.
Dinero, decisivo para la confianza
La jefa de las negociaciones de la ONU sobre cambio climático no se cansa de subrayar la importancia de que los países ricos cumplan con sus promesas de financiamiento hechas en Copenhague. Se habla de unos 100 mil millones de dólares por año, a partir de 2010, suma que se empleará en las llamadas ‘medidas de adaptación', por ejemplo, en la agricultura, en la ampliación de recursos energéticos renovables y en medidas para la reducción de emisiones de dióxido de carbono.
Se trata, no sólo de inversiones públicas, sino también del sector privado, y pronto se deberá crear un fondo internacional para el clima que se encargue de distribuir el dinero.
“En Cancún, debería ser posible hallar un acuerdo para crear un fondo internacional para el clima que regule al financiación a largo plazo. Pero no niego que todavía hay grandes obstáculos políticos”, dijo Christiana Figueres antes de comenzar la cumbre.
Lo que restauraría un poco más la confianza sería encontrar normas que permitan concretar las concesiones de crédito ya confirmadas. Luego del fracaso de la cumbre para el clima del 2009 en Copenhague, se amplió la brecha entre los países ricos y los emergentes, y las divergencias entre los conocimientos científicos y las posiciones políticas son más grandes que nunca.
Apremio por lograr acuerdos
Desde la cumbre de Copenhague, los diferentes países comprenden mejor lo apremiante de la situación climática global. Todos tienen en claro que no se podrá lograr un acuerdo internacional sobre el clima en un solo paso, dado que un tratado de esta naturaleza deberá abarcar todos los aspectos, como la economía, la energía, el desarrollo, el aspecto sociopolítico y el estilo de vida de cada país.
Al mismo tiempo, no hay ningún país que no esté afectado por el cambio climático, y todos sienten que llegó la hora de actuar. El tiempo vuela, y, cuánto más avance el cambio climático, menos oportunidades habrá de cambiar el rumbo a nivel global para suavizar sus efectos.
En la esfera nacional, algunos países ya han ido mucho más lejos que durante las negociaciones, señala la jefa de la ONU para el cambio climático. “Las medidas que ya varios países tomaron a nivel nacional dan lugar a la esperanza. Cada vez más naciones toman muy en serio no sólo la reducción de emisiones, sino que también la ponen en práctica en su legislación”, dice Christiana Figueres.
China es pionera con su 12 plan quinquenal para fomentar los recursos energéticos eficientes y renovables. China pretende, sobre todo, restringir el aumento de emisiones tóxicas que resulta del crecimiento económico de ese país. Pero también países más pequeños, como las Maldivas o Costa Rica, ya han desarrollado estrategias para llegar a un nivel mínimo de emisiones, demostrando así que es posible desarrollar la economía protegiendo el clima.
Una nueva oportunidad para el clima
También el ministro alemán de Medio Ambiente, Norbert Röttgen, considera los ambiciosos objetivos climáticos como una posibilidad de recuperación económica y, al mismo tiempo, de fortalecer el papel de Alemania en el mundo. Ya que, según el ministro, Alemania es líder en tecnología para el medio ambiente. Actualmente hay en este país decenas de miles de puestos de trabajo surgidos de las nuevas eco-tecnologías. La investigación y la economía muestran el camino a seguir, y Alemania quiere tener un rol precursor en las negociaciones sobre el cambio climático.
“Pensamos que es uno de los campos de acción más importantes. No somos una potencia militar, ni somos mediadores clave en procesos de paz en las regiones en conflicto. Pero en cuanto a la protección del clima, Alemania tiene gran influencia y una gran responsabilidad”, dice Norbert Röttgen. Y no oculta que una economía verde también representa una perspectiva de futuro para Alemania.
El compromiso que se ha impuesto Alemania en lo que respecta a la protección climática va más allá de las metas de la Unión Europea. Hasta 2020, reducirá las emisiones de CO2 en un 40 por ciento. La Unión Europea acordó un 20 por ciento, con opción al 30 por ciento, en caso de que algunos países industrializados cooperen.
Autora: Helle Jeppesen/ Cristina Papaleo
Editor: Pablo Kummetz