Chipre: día de caos
20 de marzo de 2013Cuando Clemens Fuest, presidente del Centro para la Investigación Económica Europea (ZEW), con sede en Mannheim, se enteró de que el Gobierno de Chipre había llegado a un acuerdo para recibir auxilios financieros, lo primero que pasó por su mente fue que la noticia estaba mal redactada. ¿Echar mano al dinero de los ahorristas chipriotas, pasando por alto las reglas comunitarias? Fuest no podía creerlo.
En Europa hay normas claras para estos casos: los primeros que deben asumir responsabilidad si zozobra una entidad bancaria son los dueños de la misma. Cuando su capital se agota, les siguen los acreedores de los bancos, es decir, los propietarios de bonos o depósitos. Por lo general son quienes poseen bonos los que deben saltar antes a la brecha, porque ellos se benefician de altos intereses en tiempos de bonanza. Además, los clientes con ahorros de hasta 100.000 euros están protegidos de estas medidas por el fondo para la garantía de los depósitos, explicaba el experto en un evento de la Fundación Hanns Martin Schleyer el pasado martes (19.3.2013).
La Unión Europea (UE) prometió que ese sería el orden a seguir en situaciones como la que se vive en Chipre. Es posible que el propio fondo para la garantía de los depósitos caiga en la insolvencia y que, al final, también los pequeños ahorristas deban hacer sacrificios; "pero las leyes deberían exigir que se respetara la cronología mencionada”, agrega Fuest. Sin embargo, los ministros de Finanzas de la eurozona quisieron tomar un atajo y dar el último paso en primer lugar, cobrando una tasa oblgatoria de cerca del 7 por ciento a quienes tienen hasta 100.000 euros en sus cuentas de ahorro.
Los políticos intentaron darle un matiz menos brutal a esta expropiación parcial describiéndola como un impuesto. “Lo verdaderamente escandaloso es la arbitrariedad de ese proyecto”, critica Fuest. A sus ojos, es correcto involucrar a los acreedores privados en el rescate financiero de un país, pero el primer intento salió tan mal que, ahora, el involucramiento de los inversionistas privados quedará completamente desacreditado.
“Un error grave”
También Achim Wambach, director del Instituto para la Política Económica de la Universidad de Colonia, condena el hecho de que los políticos europeos hayan invalidado sin necesidad el fondo para la garantía de los depósitos que ellos mismos activaron. Después de todo, apenas se recogerían unos 6.000 millones de euros si entrara en vigor la medida propuesta. “Renunciar a ese principio por una suma pequeña dentro del rescate financiero del país es un error grave”, sostiene Wambach.
A estas alturas, los ministros de Finanzas han corregido el curso y recomendado al Gobierno de Chipre que no toque las cuentas de ahorro con menos de 100.000 euros, pero el golpe a la confianza ya ha sido atestado. “¿Qué pueden estar pensando ahora los españoles?”, se pregunta Wambach, confesando que, si él fuera español, estaría lo suficientemente nervioso como para sacar del banco parte de su capital y llevarlo al extranjero o esconderlo bajo la almohada.
Quienes más inquietud deben estar sintiendo son los banqueros griegos. Y es que, cuando el Parlamento chipriota votó en contra de las condiciones puestas por el Eurogrupo para aprobar un crédito de 10.000 millones de euros, destinado a solucionar la crisis de la isla mediterránea, aumentó la probabilidad de que la quiebra de las entidades bancarias de Chipre catalice la bancarrota de los recién estabilizados bancos helenos. El reconocido economista Wolfgang Franz aconseja apuntalar lo antes posible al sistema bancario de Grecia.
Franz da casi por sentada la insolvencia de Chipre; pero Fuest no cree que el bloque comunitario deje caer al país. A su juicio, el miedo a que las chispas de Chipre causen un incendio en el resto de la eurozona es demasiado grande. Y los diputados de Nicosia saben que ese temor existe. Fuest admite que, si él fuera miembro del Parlamento chipriota, posiblemente habría votado como lo hicieron los legisladores de la isla. “El potencial disponible para chantajear es enorme. Lo más probable es que se negocie y se hagan concesiones. A mí no me sorprendería que, al final, todos sean rescatados y que los grandes inversionistas se mueran de la risa”, pronostica Fuest.
Autores: Zhang Danhong / Evan Romero-Castillo
Editora: Emilia Rojas Sasse