Cardenales del fin del mundo
12 de febrero de 2015
Vienen de las regiones pobres de Asia o de remotas islas de Oceanía, y también de aquellos rincones de Europa donde el bienestar no es cosa de todos los días. Hablamos de algunos de los clérigos a los que el papa Francisco dará la dignidad cardenalicia este sábado 14 de febrero. Como ejemplo, una anécdota sobre el arzobispo de Ancona, en la costa adriática italiana. Edoardo Menichelli, de 75 años, recorre su diócesis con un Fiat Panda. Y cuando se encuentra con mendigos, saca su monedero...
Así da forma Francisco al colegio cardenalicio. Cuando el argentino Jorge Mario Bergoglio se presentó al mundo como Francisco, el pasado 13 de marzo de 2013, dijo que él venía del “fin del mundo” con el objetivo de rejuvenecer el colegio cardenalicio. Ahora, el Papa de 78 años nombra clérigos de otros “fines del mundo” para cumplir su promesa. Cardenales de Nueva Zelandia y de Tonga, de Myanmar y de Vietnam, Panamá y Etiopía, formarán parte, a partir del sábado, del círculo de quienes podrán participar en la elección del próximo pontífice. De los 15 nuevos potenciales electores, solo cinco son europeos y ninguno viene de América del Norte.
El más joven es de Tonga
El cardenal más joven de la iglesia será Soane Patita Paini Mafi. El obispo de la polinésica nación de Tonga tiene 53 años. La diócesis de Mafi tiene menos católicos que muchas ciudades alemanas. Cuatro de los 15 nuevos cardenales vienen de órdenes, aunque ninguno de la orden a la que pertenece el mismo Francisco, los jesuitas. Y es llamativo que dos de ellos sean miembros de la orden salesiana, que se preocupa de los jóvenes en todo el mundo.
Entre los nuevos cardenales salesianos se encuentra Charles Maung Bo (66), arzobispo de Rangún, la mayor ciudad de Myanmar. Cuando a comienzos de enero recibió la noticia de que sería ordenado cardenal, no podía creerlo. La información no le llegó de una fuente oficial de Roma, sino por medio del llamado de una sobrina. En la tierra de Bo se vive la pobreza más cruda. Los líderes locales han hecho en los últimos 50 años que “uno de los países más ricos del mundo se convierta en una de las tierras más pobres del planeta”, dijo en una entrevista con DW. “Y no descansaremos hasta dar justicia a los pobres”.
La curia podría sorprenderse
Menichelli de Ancona, Mafi de Tonga y Bo de Yangon pertenece a la iglesia del “fin del mundo” y también a la iglesia de los más pobres. Esto vale muy especialmente para el segundo italiano en el círculo de los nuevos cardenales: el arzobispo de Agrigento, en Sicilia, Francesco Montenegro, quien es también el pastor de Lampedusa, frente a la costa africana. Pocas veces el papa Francisco se sintió tan sacudido como durante su visita a la isla, en el verano tras su elección, donde acudió en memoria de los numerosos inmigrantes que perdieron la vida en el mar Mediterráneo.
Muchos en el aparato vaticano, la Curia, podrán sorprenderse. Entre los nuevos cardenales hay solo un curial, el francés nacido en Marruecos Dominique Mamberti (62). Entre los 110 posibles electores papales se cuentan unas tres docenas de cabezas de la Curia, y no pocos de ellos cumplirán 80 años en los próximos tres años, lo que significa que perderán el derecho a votar en la elección.
Esto muestra una vez más que Francisco lleva a la iglesia, pero no está estrechamente vinculado con el aparato romano. Antes de Navidad, denunció en un encendido discurso las enfermedades del sistema vaticano y habló de "Alzheimer espiritual", entre otras expresiones del mismo calibre. Para muchos, con sus declaraciones renunció al control romano. Y ahora llamó a cardenales del fin del mundo y no de las oficinas eclesiásticas más cercanas.
De esta forma, la cúpula de la iglesia católica se torna más y más mundial. Francisco expandió el círculo de los electores papales, y pasó de los actuales 110 votantes de 50 países a, desde el 14 de febrero, 125 electores de 59 países. Mientras, la proporción de europeos sigue bajando. Hasta hace un año, exactamente uno de cada dos electores era europeo. Hoy la cifra es de 47,7 por ciento, y a partir del sábado será el 46 por ciento. Está bien, pues solo uno de cada cuatro católicos vive en Europa. Latinoamérica, Asia y África, esas son las regiones del mundo que están dando forma a la iglesia. El primer Papa de América Latina hace que la Iglesia católica, que se ve gustosa como un jugador global antiguo, dé en realidad un paso hacia la globalización.