Carla del Ponte: ingenuidad y falta de objetividad
7 de agosto de 2017Cuando Carla Del Ponte fue designada en septiembre de 2012 para formar parte de la comisión de tres miembros del Consejo de Derechos Humanos de la ONU que investiga los crímenes en Siria todavía estaba llena de entusiasmo. Ahora deja la comisión, víctima de la frustración, basándose en un argumento parcialmente falso que, además, revela una falta de objetividad y una ingenuidad asombrosa.
Frustración comprensible
De hecho, la frustración de Del Ponte es bastante comprensible. En sus informes semestrales sobre las graves violaciones de los derechos humanos y crímenes de guerra en Siria, la comisión investigadora exige al Consejo de Seguridad de la ONU de Nueva York desde 2014 que encomiende la investigación de esos delitos al Tribunal Penal Internacional. Pero ese acuerdo del Consejo de Seguridad aún no ha llegado hasta ahora debido a las profundas divergencias sobre el tema de Siria entre las cinco potencias con poder de veto. Por un lado, EE. UU., Francia y Gran Bretaña, y por otro Rusia y China.
Sin embargo, culpar a la Comisión de Investigación por este bloqueo político del Consejo de Seguridad y acusarla de inactividad y poco éxito es claramente erróneo. La comisión ha sido muy activa en los últimos seis años dentro de las funciones que le encargó el Consejo de Derechos Humanos de la ONU. A pesar de las adversas condiciones para su trabajo, se puede decir que incluso ha tenido muchos éxitos, aunque Assad haya negado a la comisión cualquier tipo de cooperación y el acceso a Siria. La comisión tiene diez informes completos muy detallados que podrían contener información para probar las violaciones de los derechos humanos y los crímenes de guerra. Estos informes están basados en unas 1.000 entrevistas con víctimas supervivientes y otros testigos de esos delitos que hoy viven como refugiados fuera de Siria. Además, también hay entrevistas por Skype con personas retenidas en Siria.
Cuando se juzguen los delitos correspondientes, ya sea en un tribunal iternacional o cuando vuelva la justicia independiente y democrática a la Siria de posguerra, dichos informes serán la única fuente disponible. Del Ponte debería saber eso de cuando fue fiscal jefe en causas sobre la ex Yugoslavia y Ruanda en los dos tribunales de la ONU.
Siria: no solo negro o blanco
Del Ponte desvela su falta de objetividad política cuando, al denunciar justificadamente el fracaso del Consejo de Seguridad en Siria, se limita únicamente a criticar el apoyo de Rusia al gobierno de Assad sin dedicar ni una palabra al apoyo de Estados Unidos y otros poderes de la región, como Arabia Saudita, a milicias rebeldes islamistas o incluso a organizaciones terroristas como Estado Islámico y Al Qaeda.
En el conflicto sirio no todo es blanco o negro. No se trata de un gobierno malo y, al otro lado, una oposición buena. Según declara en su dimisión, Del Ponte necesitó seis años para llegar a esa conclusión. Y esa afirmación demuestra una ingenuidad y una escasez de conocimiento realmente sorprendente para una jurista de alto nivel con sobrada experiencia como fiscal jefe ante dos tribunales de la ONU y como fiscal general de Suiza, su país natal. Es de esperar que la ONU encuentre rápidamente un candidato cualificado para sustituir a Del Ponte en la Comisión de Investigación sobre Siria. Sobre todo, uno con más objetividad política y mayor capacidad de aguante.