Carlos Fuentes: ''globalizar también el trabajo"

El escritor Carlos Fuentes es considerado uno de los autores más sobresalientes de América Latina. Hijo de un diplomático mexicano, nació en la ciudad de Panamá en 1928. Vivió su niñez en Washington y su juventud en Chile. Fue embajador de México en París y profesor de literatura en Harvard. Fuentes es autor de numerosas novelas, ensayos, cuentos y obras de teatro. El escritor fue invitado a Berlín a participar en un ciclo de conferencias titulado Perspectiva Europa, organizado por el Ministerio alemán del Exterior y la Academia de Arte, que convocaron a una docena de renombrados escritores y artistas de distintos países para promover un diálogo internacional en torno a la identidad, desafíos y valores de la Europa del Siglo XXI. El evento tuvo lugar con motivo de la presidencia alemana de la Unión Europea.

Dentro de unos días tendrá lugar en Alemania la Cumbre del G-8, que estará acompañada de protestas anti-globalistas. ¿Cuál es la responsabilidad de estos países ante la comunidad internacional?

Hasta arriba de la agenda está el calentamiento global, que es donde parece haber una desavenencia mayor entre los países europeos y los Estados Unidos. Bush ha hecho una declaración recientemente, adhiriéndose a la idea del combate al calentamiento global por primera vez, pero quiere abordar el tema de manera parcial, paso por paso. Lo cual da al traste con la concepción europea de abordar de una vez el problema, antes de que sea demasiado tarde, sin darle plazos, de a cucharaditas, como quiere Bush. Debe haber un encuentro entre las dos partes, y yo estoy del lado de la parte europea, en este asunto como en muchos otros.

En la cumbre quedó fuera el tema migratorio, un problema global acuciante, que usted abordó en su conferencia.

No se puede cubrir todo, es una lástima porque la migración, yo insistí en mi conferencia, ha dejado de ser un problema bilateral entre cualquier país europeo y los países de emigración, o entre México y los Estados Unidos, es un hecho global. La migración se presenta ya como un hecho mundial en un mundo globalizado en el que los bienes financieros y materiales transitan sin dificultad pero los seres humanos no. El trabajador es el que no puede moverse con facilidad. Se convierte en “el peligro”, “la sustancia tóxica”,el veneno que va de una sociedad a otra, eso no puede ser. Tenemos que llegar a acuerdos globales para que el trabajador migratorio reciba el respeto que necesita y se acepte la necesidad de su trabajo.

México es uno de los países más liberales desde el punto de vista comercial, sin embargo miles de mexicanos emigran porque no hay trabajo, luego son tratados como criminales. ¿Qué los políticos no saben negociar?

México es un país en el que siempre se ha gobernado a favor de una minoría. De una minoría más o menos letrada, más o menos pudiente que tiene una ceguera respecto a la vasta mayoría de los mexicanos, que son los que emigran. Yo creo que ha llegado el momento de cambiar la óptica del desarrollo en México a fin de generar empleos para los mexicanos. Tenemos que construir un país entero. Hacen falta escuelas, hacen falta comunicaciones, hacen falta transportes, servicios. Quién puede llenar este vacío si no los propios mexicanos.

Está sucediendo una cosa muy curiosa en México, como hubo 70 años de dictablanda, creíamos que la virtud estaba en la oposición, pero cuando la oposición llega, demuestra tener los mismos defectos del antiguo sistema priísta que en realidad es un sistema autoritario mexicano de muy vieja estirpe, de mucha raigambre y esto es lo que hay que combatir, de muchas maneras habría que combatirlo. Creo que es fundamental crear una nueva izquierda en México, una izquierda amplia y darnos cuenta de cuáles son los desafíos a los que se enfrenta el país.

¿Que opinión tiene de Felipe Calderón, que se puede esperar, qué fórmula le queda?

Es un presidente muy arrinconado, muy sitiado, pero ése para mí es el presidente de México. Ha sido reconocido por instituciones que nos tomó muchísimo tiempo crear. A menos de que querramos volver a la edad del dedazo, cuando sabíamos que el presidente era legítimo en función del dedazo, pero nada más. Hay un Instituto Federal Electoral, y otras instituciones que han sido creadas para juzgar la elección que hemos creado los mexicanos. Que son imperfectas lo son, pero yo no tengo más remedio que creer en la bondad de estas instituciones mientras no se demuestre lo contrario. Cómo volver a la situación anterior, es una situación totalmente ridícula porque significaba que un hombre que era el presidente de la República designaba a su sucesor. Queremos volver a eso? No. Queremos perfeccionar nuestras instituciones, pero no las perfeccionamos negándolas, diciendo Al diablo con las instituciones como lo ha dicho López Obrador, por ahí no vamos a ningún lado. Tenemos que solidificar estas instituciones pero perfeccionarlas y vivir de acuerdo con sus reglas porque tenemos enemigos peores que hacer chanchullo electoral, que es el crimen organizado que puede apoderarse del país mientras los políticos están lanzándose epítetos.

Toda América Latina está en un proceso de búsqueda de gobernantes serios, que atiendan los reclamos de las mayorías.

Es muy interesante porque recuerde que hasta hace poco había dictaduras militares brutales en América Latina. La democracia simplemente estaba excluída por principio. No había margen. Con Pinochet, con Videla, con los militares argentinos quien iba a pensar en democracia. Terminó la Guerra Fría, terminó la protección que los EEUU les daban a los dictadores militares a quienes les bastaba decir ¡soy anticomunista! Y tenían el apoyo gringo automático, fueran quienes fuesen. Al terminar la Guerra Fría hay un acto simbólico, que es la visita de Clinton a Guatemala. Para rendir homenaje a los gobiernos democráticos de Jacobo Árbenz Guzmán y de Juan José Arévalo y a los muertos por la represión que los propios norteamericanos cobijaron en Guatemala por más de 40 años, después del crimen, porque no fue un error, fue un crimen el haber derrocado el gobierno legítimo de Jacobo Árbenz. Cuando cayeron las dictaduras militares o desaparecieron entramos en una etapa de democratización en todo el continente. Y se ha ganado mucho. Hay elecciones confiables, hay partidos políticos, hay parlamentos, hay prensa libre, hay una opinión pública y una vasta mayoría que dice: me encanta esto, pero qué horas cómo, cuándo hay trabajo.

¿Y Colombia, no es un espejo de lo que podría pasar en México?

Colombia siempre ha sido un país muy violento, basta leer Cien años de Soledad para darse cuenta de la antigüedad de la violencia colombiana. Lo que es muy temible es algo que previó Federico Reyes Heroles hace 15 años. Dijo: “cuidémonos de la colombianización de México”. Hace 15 o 20 años era inconcebible que en México hubiera esta situación de dominio de las bandas de narcotraficantes matándose entre sí, creando sistemas de terror y de crimen casi nacionales. De manera que esta colombianización de México a la que se refería Federico ya llegó. Tenemos que responder a ella y yo me pregunto nuevamente con qué armas vamos a hacerlo, con qué fuerzas. Esta gente no va a operar legalmente nunca. Habrá que responder a la fuerza con la fuerza, contra estos criminales que no son otra cos más que criminales.

Una cosa que yo propongo es la legalización de la droga. La despenalización de la droga como una manera certera de ir a la solución de este problema como lo fue la despenalización de la droga como una manera certera de ir a la solución de este problema como lo fue la despenalización del alcohol que hizo Roosvelt en Estados Unidos en 1932.

¿Qué opina sobre el cierre de Radio Caracas Televisión en Venezuela?

Como yo me siento ubicado en la izquierda verdaderamente me horroriza que a Hugo Chávez se le coloque en la izquierda, se hable de la izquierda de Hugo Chávez. Hugo Chávez es un facista, es un militarote. Es un gendarme que ha llegado al poder mediante una democracia como Hitler pero con un ánimo de golpista. Él tiene una pretensión que no va a poder llevar a cabo que es suprimir todo espacio de crítica o de disidencia en Venezuela. No lo va a lograr porque la sociedad venezolana tiene la experiencia de terribles dictaduras, entre ellas la de Pérez Jiménez, de democracias fallidas, pero de esto tiene que sacar en el futuro un modelo venezolano de desarrollo que sea más acorde con lo que todos queremos que es una democracia con dimensión social.