Catástrofe climática sí es evitable
4 de mayo de 2007Después de los escenarios apocalípticos pintados en las dos primeras partes del informe del Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático, la tercera presentada hoy en Bangkok ofrece medidas concretas para reducir la magnitud de la gran debacle natural que se avecina. A pesar de la inmediatez de los plazos, el informe deja ver una luz al final del túnel.
Primeras reacciones
Aunque el informe es científico, no político, su aprobación tuvo que ser peleada. Así lo informa a la emisora Deutschlandfunk Axel Michaelowa, científico de la Universidad de Zürich y miembro del grupo científico que redactó el informe. "Esencialmente, había dos grupos: por un lado China y Estados Unidos que intentaron atenuar las aseveraciones del informe, y por otro, los países europeos que querían que el mensaje llegase lo más claramente posible". Y el mensaje es: existe una posibilidad de atenuar las consecuencias del cambio climático: un mínimo común denominador de estabilización del clima, cuyo costo es bastante bajo. El informe reafirma la postura de muchos países europeos en el sentido de que las tecnologías para una producción de energía con menos emisiones existen ya. Así que '"no hay excusas para esperar", aseveró el comisario europeo de Medio Ambiente, Stavros Dimas, apenas difundido el informe. Las negociaciones climáticas urgen.
Recomendaciones del informe
En realidad no hay tema del informe redactado por científicos y representantes de 150 países que no suene conocido. En el sector de suministro de energía recomienda a los gobiernos una reducción de los subsidios a los combustibles derivados de fósiles, también una mayor utilización de energías renovables. Propone crear impuestos a la compra de vehículos e incentivar el uso de combustibles adecuados. Es deseable que los gobiernos inviertan más en el campo del transporte público y en las formas de transporte no motorizado. Imperativo es elaborar códigos de construcción y certificación de ahorro de energía. Se aconseja mantener el carbono en los suelos de explotación agrícola, el uso eficiente de los fertilizantes y un correcto sistema de irrigación. Aconseja el desarrollo de ayudas financieras para incrementar el área forestal y reducir la deforestación. Y, por último, hace hincapié en lo importante de mejorar las regulaciones de los vertidos industriales.
Acuerdos políticos imperativos
El replanteamiento de los instrumentos políticos para poner en práctica todas estas recomendaciones debe empezar ya, eso también deja claro el informe. Así pues, el comisario Dimas aprovechó el momento favorable para recalcar el liderazgo europeo en esta materia: los gobiernos de la UE se han comprometido de forma unilateral a rebajar sus emisiones de CO2 en un 20 por ciento para 2020 respecto al nivel de 1990, un volumen que podría llegar al 30 por ciento si otros países industrializados se unen al proyecto. Obviamente ésa sería sólo una parte; la relación con los países en vías de desarrollo está por regularse. Y la vía propuesta por el informe es incentivar los Mecanismos de Desarrollo Limpio (Clean Development Mechanism), según lo cual los países en vías de desarrollo pueden negociar sus derechos de emisión con los países industrializados a cambio de proyectos de desarrollo. Como se había discutido anteriormente, ayuda al desarrollo debe convertirse en sinónimo de protección medioambiental.
En resumen, el mayor logro de este informe es que abre oficialmente la puerta a la búsqueda de soluciones. Buena parte de éstas son conocidas, "sólo" hay que ponerlas en la práctica política e industrial.
Manos a la obra
Y así, aprovechando el buen momento mediático para el tema y dando ejemplo de poner manos a la obra, el ministerio alemán de Investigación inicia hoy una conferencia que reúne científicos de los institutos alemanes de Investigación Climática y a representantes de la industria como Thyssen-Krupp, BMW o Siemens. Se esperan de ella propuestas concretas y practicables a corto plazo para producir las nuevas tecnologías que lograrán unir el factor económico con la protección climática, algo que -así lo resalta también la tercera parte del informe de Naciones Unidas- sí es posible.