CeBIT: freno inalámbrico para revolucionar el tráfico
9 de marzo de 2012Algunos visitantes de la feria de tecnología e informática CeBIT en la ciudad alemana de Hannover se sorprenden al encontrar una bicicleta entre todas las computadoras portátiles, teléfonos móviles y robots que se exhiben. Solo cuando le echan un segundo vistazo es que se dan cuenta de que ésta es una bicicleta inalámbrica a la que le faltan puños y cables para frenar. En su lugar utiliza sensores de presión, transmisores y receptores para evitar que las ruedas se muevan constantemente.
A primera vista no parece realmente espectacular lo que el profesor de informática de la universidad de Saarbrücken, Holger Hermanns, presenta con sus cinco estudiantes en la CeBIT. Pero el equipo de investigadores quiere revolucionar el tráfico ferroviario en Europa. La razón: los nuevos frenos de esta bicicleta son dirigidos por ondas de radio y podrían emplearse en un futuro para dirigir trenes en sus carriles.
Investigación fundamental para el tráfico ferroviario
“La distancia de frenado de un tren es de alrededor 800 metros en promedio”, afirma Hermanns quien es director de la cátedra de sistemas fiables y software en la universidad de Saarbrücken. Su trabajo consiste en examinar si programas técnicos funcionan sin faltas y sin dificultades. “Con nuestros frenos de ondas de radio se podrían hacer circular los trenes a una distancia de un kilómetro entre ellos”.
El experto explica que la idea es que cuando el primer tren se detenga, los demás trenes serán frenados automáticamente. De esa manera, varios trenes podrían utilizar el mismo segmento ferroviario, ya que solo mantendrían una distancia de un kilómetro entre ellos. Según Hermanns, esta tecnología podría permitir un mayor número de trenes en circulación y, por lo tanto, hacer los viajes en tren más baratos.
Muchas horas de trabajo para la bicicleta tecnológica
Pero estas ideas son todavía castillos en el aire. Para aplicar la idea del freno dirigido por ondas de radio a una simple bicicleta, el equipo de Saarbrücken necesitó un año y medio. Tuvieron que calcular durante horas, así como construir transmisores, receptores y sensores de presión para el manubrio de la bicicleta. Los transmisores, en forma de dos cajitas azules del tamaño de una cajetilla de cigarrillos, están instalados en el telescopio.
Cuando el ciclista ejerce presión sobre el puño de la bicicleta, el sensor la registra y envía una señal al receptor localizado en el eje de la rueda. Allí se encuentra un pequeño motor eléctrico que es activado para frenar la bicicleta.
La bicicleta no está a la venta
El responsable de desarrollar el motor fue el estudiante y experto en mecatrónica Jens Peter. “La verdad es que pensamos que no es muy inteligente desperdiciar la energía que se emplea para accionar la palanca de freno y producirla nuevamente en otra parte de la bicicleta”, dice Peter. Pero los ensayos y series de tests con trenes habrían resultado muy caros y peligrosos, explicó. Fue por eso que el equipo de Hermmans decidió utilizar una bicicleta como prototipo de su idea.
También Hermanns piensa que una bicicleta con frenos dirigidos por ondas de radio no tiene sentido. “Si alguien me la ofreciera, no la compraría”, afirma. Sin embargo, los investigadores hacen publicidad con ella para su freno inalámbrico y aseguran que “la innovación no es que no se utilice un cable de freno, sino que éste sea remplazado por una comunicación inalámbrica”.
Autor: Carina Dewes/Gabriel Domínguez
Editor: Enrique López