Censura a Siria: ¿una medida simbólica?
16 de febrero de 2012El Consejo de Seguridad es el gremio más poderoso de Naciones Unidas; sus resoluciones son vinculantes. Con ellas, se pone en tela de juicio a Estados o actores de un conflicto cuyas acciones representan un peligro para la seguridad internacional o cometen violaciones contra los derechos humanos. En las resoluciones del Consejo de Seguridad se determina el tipo de penalización acordado, ésta suele ser embargo o sanción.
El Consejo de Seguridad puede decidir también si se interviene militarmente como medio para finalizar un conflicto. Éste fue el medio por el optó en 1999 en Kosovo. También en 2001 con la intervención en Afganistán y en 2011 cuando permitió la zona de exclusión aérea sobre Libia.Con respecto a la violencia en Siria, por el contrario el Consejo de Seguridad aún no ha emitido ninguna resolución; el veto de China y Rusia impidió una decisión al respecto.
En los esbozos de resolución se responsabilizaba al Gobierno sirio de los cruentos ataques a la población; y tanto Moscú como Pekín protegen al régimen de Assad, por motivos estratégicos. Conformado por diez miembros rotativos y cinco permanentes con derecho a veto –Rusia, China, Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña-, la negativa de uno de estos últimos vuelve humo una propuesta de resolución.
Un juicio a Siria, seguro
En la Asamblea de Naciones Unidas se votará una moción de censura a la violencia de Damasco contra el movimiento opositor. Según Navi Pillay, comisaria de Derechos Humanos de Naciones Unidas, los sucesos en Siria probablemente sean calificados de “crimen de lesa humanidad”.
Contrariamente al Consejo, en la Asamblea no existe el derecho a veto: cada país tiene una voz, por ello una censura a Damasco se da por descontada. Con todo, este “parlamento de la comunidad internacional” sólo tiene facultad para exhortar, sus decisiones no son vinculantes, se trata más bien de política simbólica.
¿Legimitimidad?
No obstante no se excluye que un juicio contra el régimen de Assad tenga consecuencias. Según Winrich Kühne, especialista en relaciones internacionales de la John Hopkins University de Bologna, “una condena de este tipo aumentaría la presión en rusos y chinos. La comunidad internacional los aislaría. Y esto no sería de su agrado”.
Según Heiko Wimmen, de la Fundación para Ciencia y Política de Berlín, una censura internacional no le viene bien a los miembros del Consejo de Seguridad. “A los rusos no puede darles igual quedar con el papel de malo ante la comunidad internacional”. Es más, “los países que veten en el Consejo de Seguridad una resolución contra Siria, tendrán problemas con su legitimidad internacional”, añade Kühne.
No siempre inútiles
Históricamente, las resoluciones de la Asamblea de Naciones Unidas han acabado por tener peso político. “Especialmente importante fueron en la fase de descolonización. La Asamblea concedió al Congreso Nacional Africano y al movimiento SWAPO en Namibia el estatus de observador”, dice Kühne. Y de hecho: los Estados europeos fueron retirándose de sus colonias.
En 1975 otra resolución de la Asamblea levantó polvareda. En la “Erradicación de todas las formas de discriminación racial” constaba que el sionismo era una forma de racismo y discriminación racial.
Además, a Israel se lo colocó en un mismo grupo junto con Sudáfrica y Rodhesia. La resolución se aprobó con 72 votos a favor, 35 en contra y 32 abstenciones. Los votos a favor provenían principalmente de lo países árabes, del Tercer Mundo y del bloque del Este. La mayoría de los países occidentales –Estados Unidos y Alemania, entre ellos- votaron en contra.
Después de la caída de la Cortina de Hierro, el retiro de la controvertida fue aprobado con 111 votos a favor, 25 en contra y 13 abstenciones. Ningún país árabe votó a favor de su anulación. Ésa ha sido la única resolución de la Asamblea que ha sido anulada. Esto demuestra que muchos países usaron su peso político para lograrlo y que a pesar de su carácter simbólico, su valor es innegable.
Aunque una censura a Siria con seguridad no cambiaría el curso de las acciones de Bashar al Assad, según John Hopkins sí volvería incómodo para sus últimos amigos el seguir defendiendo a su aliado sirio.
Autor: Lewis Gropp (mb)
Editor: Enrique López